"...¿A qué
tumba has huido que no oyes
cómo te llama a voces mi silencio?..."
"Retrato de Martha Senn"
David Manzur
Reseña biografica
Poeta, novelista, dramaturga y
traductora colombiana nacida en Amalfi, Antioquia, en 1951.
Es licenciada
en Filosofía y Letras por la Universidad de los Andes, donde ocupa la
cátedra de Literatura desde 1981.
Tiene una maestría en Teoría del
Arte, la Arquitectura y el Diseño por la Universidad Nacional de Colombia.
Por su primer libro de poesia «De
Círculo y Ceniza» publicado en 1989, recibió mención de honor en el
Concurso
Hispanoamericano de poesia Octavio Paz.
En 1996 publicó «Ese animal triste» con el que se reafirmó como una de
las voces más representativas de la poesia
colombiana contemporánea. Fue galardonada con el
Premio Nacional de poesia otorgado por Colcultura en el año de 1994
por «El hilo de los días». En 2011 obtuvo el premio "Casa América de poesia
Americana" por "Explicaciones no pedidas".
Entre sus publicaciones también se destacan:
«Nadie en casa» en 1994, «Todos los amantes son guerreros» en 1998,
«Tretas del débil en 2004», «Las herencias» y «Los privilegios del olvido»
en 2008©
A lo lejos
Abismos
Ahora
Ahora que ya no soy más joven
Armonía
Asedio
Canción
Canción del sodomita
Canciones de ausencia
1. Aquí dijiste...
2. Ni los sueños...
3. Sólo puedo escribir de amor...
4. La palabra...
Certeza
Confesión
Del reino de este mundo
Desolación
El forastero
En consideración a la alegría
Intentamos...
Laberinto
Nocturno
Por el camino de tu lengua...
Reliquias
Romance
Saqueo
Señales
Soledades
Tu nombre
Tu boca viene a mí
A lo lejos
No insistas. Alguien allá a lo lejos está matando el sueño.
Alguien
destaza el corazón del tiempo.
Alguien allá a lo lejos acaba con él mismo.
Abismos
Porque eres ave que girando en rebeldía
desafía la bruma
la ardua noche
haciéndola más honda y más oscura
y más inmenso el mar
porque eres nave y náufrago a la vez
sin velas y sin anclas
solitario
profanador de todos los confines
potro de sombras desbocado y dulce
para la libertad
y el cielo galopante
hecho de vientos y hecho de huracanes
y sin
embargo calmo como el agua
de misteriosos y profundos lagos
porque extraviado pero indiferente
como un rey agraviado deambulas
por los caminos de un imperio en ruinas
porque eres un reloj sin manecillas
un bello loto sobre los pantanos
porque te vi sonriendo en tus orillas
cayendo voy
errática y ardida
en tus oscuros mundos abismales.
"Círculo y Ceniza"
Ahora
Me has enseñado a respirar
Juan Gelman
Porque ahora paso mi mano sobe el envés de las hojas
y sé leer su alfabeto
y si cierro los ojos oigo correr un río y es tu voz
que despierta
porque mi cuerpo comienza ahora en ti y acaba más allá de la lluvia
donde alcanzan tus brazos y el miedo acuartelado no vigila
y sé llamar las cosas
de modo que éstas salten se desnuden
y todo
sea reciente
para mis ojos que aman en tus ojos
porque en mi llanto crecen blandas plantas carnívoras
y mi sangre
palpita como una iguana abierta
porque ahora mi cuerpo recupera sus partes
y nace una piel nueva que
derrota el verano
porque me has enseñado a respirar.
Ahora que ya no soy más joven
Ahora que ya remonto la mitad del camino de mi vida,
yo que siempre
me apené de las gentes mayores,
yo, que soy eterna pues he muerto cien veces, de tedio, de agonía,
y
que alargo mis brazos al sol en las mañanas y me arrullo
en las noches y me canto canciones para espantar el miedo,
¿qué haré
con esta sombra que comienza a vestirme
y a despojarme sin remordimientos?
¿Qué haré con el confuso y turbio
río que no encuentra su mar,
con tanto día y tanto aniversario, con tanta juventud a las espaldas,
si aún no he nacido, si aún hoy me cabe
un mundo entero en el
costado izquierdo?
¿Qué hacer ahora que ya no soy más joven
si todavía no te he
conocido?
Armonía
Oye cómo se aman los tigres
y se llena la selva con sus hondos
jadeos
y se rompe la noche con sus fieros relámpagos.
Mira cómo giran los
astros en la eterna
danza de la armonía y su silencio
se puebla de susurros vegetales.
Huele la espesa miel que destilan los árboles,
la leche oscura que
sus hojas exudan.
El universo entero se trenza y destrenza
en infinitas cópulas
secretas.
Sabias geometrías entrelazan las formas
de dulces caracoles y de
ingratas serpientes.
En el mar hay un canto de sirenas.
Toca mi piel,
temblorosa de
ti y expuesta a las espinas,
antes que el ritmo de mi sangre calle,
antes de que regrese al agua
y a la tierra.
"Círculo y Ceniza"
Asedio
"Si te ponen miedo mis ojos ausentes, mis ojos noctámbulos,
mis ojos dementes..."
León de Greiff
No me culpes.
Por rondar tu casa como una
pantera
y husmear en la tierra tus pisadas.
Por traspasar tus muros,
por abrir agujeros para verte soñar.
Por preparar mis filtros vestida de
hechichera,
por recordar tus ojos de hielo mientras guardo
entre mis
ropas un punzón de acero.
Por abrir trampas
y clavar cuchillos en
todos tus caminos.
Por salir en la noche a la montaña
para gritar tu
nombre
y por manchar con él los blancos paredones
de las iglesias y
los hospitales.
Hay en mí una paloma
que entristece la noche con su
arrullo.
Mi noche de blasfemias y de lágrimas.
"Círculo y Ceniza"
Canción
Nunca fue tan hermosa la mentira
como en tu boca, en medio
de
pequeñas verdades banales
que eran todo
tu mundo que yo amaba,
mentira desprendida
sin afanes, cayendo
como lluvia
sobre la oscura
tierra desolada.
Nunca tan dulce fue la mentirosa
palabra enamorada
apenas dicha,
ni tan altos los sueños
ni tan fiero
el fuego
esplendoroso que sembrara.
Nunca, tampoco,
tanto dolor se amotinó de
golpe,
ni tan herida estuvo la esperanza.
"Círculo y Ceniza"
Canción del sodomita
Habrá una grandísima peste...
Éxodo, 9,3.
Han izado el amor. Lo están clavando
coronado de
ortigas y de cardos.
Le han cortado las manos, han echado
sal y azufre
en sus pálidos muñones.
Ah, mi joven amado, el tiempo es breve.
Suenan
ya las trompetas e iracunda
la luna enrojecida afrenta al cielo.
Déjame acariciar tu frente ardida en sueños,
contemplar para siempre tus
párpados violeta.
Deja que desanude mi deseo,
que coloque la palma de
mi mano
sobre la rosa hirviente que florece en tu pecho.
Ah, mi joven
amado que duermes mientras huye
la multitud con un largo sollozo:
una
lluvia de sangre cae sobre Sodoma.
Dame tus muslos blancos, tu axila, el
dulce cuello,
antes de que en silencio se deslice
el Angel con su
espada de exterminio.
"El hilo de los días"
Canciones de ausencia
1
Aquí dijiste...
Aquí dijiste:
"son hermosos
los ojos húmedos de los caballos".
Y
aquí: "me encanta el viento".
Desando yo tus pasos, revivo tus palabras.
Y te amo en la baldosa que pisaste,
en la mesa de pino
que aún guarda
la caricia de tu mano,
en el estropeado cigarrillo
olvidado en el
fondo de mi bolso.
Recorro cada calle que anduviste
y sé
que amaste
este abedul y esta ventana.
Aquí dijiste:
"así soy yo,
como esa
música
triste y alegre a un mismo tiempo".
Y te amo
en el olor que
tiene mi cuerpo de tu cuerpo,
en la feliz canción
que vuelve y vuelve
y vuelve a mi tristeza.
En el día aterido
que tú estás respirando no
sé dónde.
En el polvo, en el
aire,
en esa nube
que tú no mirarás,
en mi mirada
que te calcó y
fijó en mi más triste fondo,
en tus besos sellados en mis labios,
y en
mis manos vacías,
pues eres hoy vacío
y en el vacío te amo.
2
Ni los sueños...
Ni los sueños, donde tu rostro tiene todas las formas de la dicha.
ni el
sol que tanto amo sobre mi cuerpo desnudo,
ni la grata canción del
antiguo trovero enamorado,
ni el verso de Darío ni el verso de Quevedo,
ni esta luna que brilla con brillo de alcancía,
ni tu nombre por otros
pronunciado,
ni el eco de mis pasos en la inmensa catedral solitaria,
ni el rosal que yo siembro con mis manos y me sangra los dedos,
ni las
noches insomnes,
ni tu dulce retrato mentiroso,
ni el tiempo, -ese
falsario de mil rostros-
pueden calmar mi pena de no verte.
3
Sólo puedo escribir de amor...
Sólo puedo escribir de amor.
Salgo a la noche
respiro su aire
tenso, sé que vivo.
Con su canto monódico me seducen los grillos.
Y es
la noche sin ti lo que yo escribo.
En el verso me abstraigo.
y allí el
amor es sangre y meteoro,
es la espada que hiere, es sal y madrugada.
Breve es y bello y mentiroso,
y eterno y falso y dulce y verdadero.
Y
yo sólo sé hablar de la tormenta
que estalla entre tus besos.
Ebria y
multicolor
en anodinas calles la ciudad multiplica
mil rostros pianos
y una sola mueca,
y abre sus tristes puertas a la noche.
Todo está
allí para que la palabra
aprese un llanto, un árbol, la monstruosa
soledad de sus calles vocingleras.
Y yo tan sólo escribo
de la tarde
sin ti y de mi tristeza.
4
La palabra...
La palabra,
-esa hechicera-
me devuelve la forma de tu pecho,
la
humedad de tu axila, la sedosa
caricia de tu vello.
La palabra se hace
agua, se hace lágrima,
se hace calor, saliva, piel y beso.
La palabra,
loca fabuladora del deseo.
Te exorcisa y a mí vienes volando
con las
manos vacías.
Con tu apenas sonrisa
galopas sobre el tiempo.
La
palabra,
la dulce mentirosa,
tiende su trampa y yo te recupero.
Tinta.
Letras de tinta.
De tinta la mentira.
Palabras, letras,
tinta.
Y tú tan lejos.
"Círculo y Ceniza"
Certeza
"Siempre hay paz en la certeza..."
Truman Capote
Hasta el fondo del vaso
desde tu oscuro fondo
caían las palabras
difíciles
amargas
caían como gotas espesas y
brillantes
que iba sorbiendo el tiempo
como arena finísima
caían
haciendo un agujero
en mi mano
extendida
y cada gesto
era ya para siempre
ideograma de tintas visibles
de un idioma
que iba olvidando mientras lo aprendía
y el instante nacía cada vez
para morir
en memoria y en fuga de
presente.
Tenerte era perderte.
No tenerte
es esperar
confiada
que
no llegues.
"El hilo de los días"
Confesión
Para tus ojos
quisiera yo beber el dulce azogue,
y amanecer
cubierta de polvo de metales
como una joven faraona muerta.
Robarles
su color a los almendros,
y hundiéndome en el lodo feraz de los pantanos
lustrar mi desnudez
para tus ojos.
Recuperar la luz de las espadas
y hacerla batallar en mis pupilas.
Tomarme espléndida
como una esclava
etrusca, cuya cabeza calva
perturba el sueño de los mercaderes,
como
iracunda araña al sol del mediodía,
como la dentadura feroz de los
guerreros,
como el líquido
despertar matutino de las dianas.
( Pero todo esto no es sino literatura
y debo resignarme a sonreírte
sin existir, quizá, para tus ojos. )
"El hilo de los días"
Por el camino de tu lengua yo podría llegar ...
Por el camino de tu lengua yo podría llegar
hasta la negra Abisinia
o cabalgar hasta Bengala o Nankin
porque ella es sabia como un viejo
maestro que
enseña sobre el cielo
las rutas de los pálidos cometas
porque tu lengua es poderosa como la de la mantis
que da vida y da
muerte
y sabe tejer formas como la poesia
y es diestra en lides y
ducha en argucias
y canta una canción remota y mágica que invita al
extravío
Pero por el camino de tu lengua viajo más hondo
hasta el lugar donde
naces gimiendo con un tremor antiguo
y me sientes flotar reciente y
húmeda
hasta el origen
donde sueña la bestia su sueño más profundo
y el
placer es un banco de peces que relumbra
entre sales marinas
hasta mi centro
donde veo lo que no ven mis ojos cegados por las
luces del mundo
donde no existe la palabra
la torpe mercenaria
En consideración de la alegría
A qué llorar, me digo,
todo estaba previsto
me muerdo las falanges
los asombros por qué
miro la luna
ajena y sola y sobria en su talante
si desde siempre
desde el nacer, desde el morir, y en cada hora
pacientemente crece el hilo, crece,
y también crece la baba del gusano y
la piedra
atravesada aquí,
bebo y saludo
y soy cordial con mi
vecino ciego
pues no son tiempos estos dados a patetismos,
ni es
elegante
exhibir el dolor.
A qué llorar, me digo:
sería
inoportuno con la muchedumbre
que
ríe afuera con su risa de siglos.
Del reino de este mundo
Hablo
de la muchacha que tiene el rostro desfigurado por el fuego
y
los senos erguidos y dulces como dos ventanas con luz,
del niño ciego al
que su madre le describe un color
inventando palabras,
del beso leporino jamás dado,
de las manos que no
llegaron a saber que la llovizna es tibia
como el cuello de un pájaro,
del idiota que mira el ataúd donde será
enterrado su padre.
Hablo de Dios, perfecto como un círculo, y
todopoderoso y
justo y sabio.
Desolación
Ese sonar de aldabas me levantó del sueño,
sobresaltó mi corazón
dormido.
Cuánto ruido trajiste a esta casa:
Qué músicas extrañas,
qué silencios no oídos.
Todos los
corredores se poblaron de ti
y olvidaron de golpe su soledad de siglos.
Un aroma de mar invadió
las alcobas
y a un día tembloroso se abrieron sus postigos.
Ese sonar
de aldabas sobresaltó mi noche,
rompió candados y rompió cerrojos.
No
podía saber que cuando el aire
barriera el polvo en todos los rincones
y de olor a manzanas se llenara la huerta,
te marcharías sin sonar de
aldabas,
dejando tus silencios
y las puertas abiertas.
"Círculo y Ceniza"
El forastero
Otra vez ha llegado el arrogante amor sin anuncio
y se ha instalado aquí
donde tu nombre comienza a ser un árbol
que me da sombra con sus
siete letras
sin permiso sin prisa -con un rostro tan nuevo
que no conocí sus
ojos antiquísimos
sus garras de milano
su paciencia-
ha dado órdenes para que el
sol alumbre
y ha clavado su espuela
aquí donde tus ojos me pierden y me ganan
aquí donde tu voz
donde tu mano
lustra la piel de este animal
que tiembla
hirsuto y tan hermoso
que ahora es guerrero el sueño al que
despierto
mientras la muerte huye
de nuevo estoy a salvo
"Ese animal triste"
Intentamos...
Intentamos.
Alguno descubrió
entre el hollín y el polvo una marmaja,
o en noches muy oscuras un resplandor lejano.
¡Tanto sueño perdido,
tanta esperanza rota,
tanto para tan poco
y tanta pena!
Y apenas
unas gotas de miel,
licor ninguno.
Una canción lejana, los retratos
ajados de remotos bisabuelos,
y palabras, palabras astilladas,
palabras mutiladas por el tiempo.
"Círculo y Ceniza"
Laberinto
Condenada a ser sombra de tu sombra,
a soñar con tu nombre en cada
madrugada.
Por la ventana abierta un olor errabundo
de vida, -¿y tú en
que calle?-
un temblor en la luz,
el llanto de algún niño.
Y tus
ojos cerrados,
o tus ojos abiertos como dos golondrinas,
y tu mano en
el agua o tu mano en tu pelo
o tu mano en el aire con su triste blandura,
-¿y en qué calle tus pasos?-
y yo en sueños atada al hilo de tus sueños,
condenada a ser sombra de tu sombra,
a soñar con tu nombre en cada
madrugada.
"Círculo y Ceniza"
Nocturno
La noche, oscura loba, golpea las ventanas
con una lluvia airada.
A lo lejos
un monótono ruido de motores
recuerda la ciudad que se
desvela.
Duermen los niños
y se puebla la casa con sus sueños
de
campos y caminos soleados.
En el cristal mi rostro indiferente
me
devuelve impasible la mirada.
Todo se ha detenido:
el mundo afuera,
las sombras misteriosas y en el libro
el llanto de la pálida muchacha.
Noche inmensa,
noche sin bordes como un mar eterno.
Un pensamiento
leve: aquí alguien falta.
Un estremecimiento.
Allá, a lo lejos,
una
bocina suena
y en el libro
vuelve a llorar la pálida muchacha.
"Círculo y Ceniza"
Reliquias
Tías siempre observadas
por aquel laberinto de retratos,
con sus piernas de pájaro enredadas
en ovillos de lanas de colores.
Un camafeo guarda los cabellos
que el
afán de la muerte ha desteñido.
Tías con manchas grises en las manos
que minuciosamente multiplican
de cojines sus cuartos numerosos,
adormilados en la naftalina.
Tías de labios rojos,
que duermen
vigiladas por bandejas de plata.
A todos nos alcanzan sus bufandas
eternas,
que esperan un invierno que no llega.
"Círculo y Ceniza"
Romance
Escucha, amor,
¡viene la muerte avisando!
Oye entre las duras
piedras
su rumor.
Viene la muerte al galope
silenciosa y embozada.
Calla y
en tu corazón
escucharás sus pisadas.
Viene la muerte enredando
en
su lanza desalmada
todo lo que va topando.
Viene enredada en la flor,
viene en el sol dominguero.
Calla, amor, calla y escucha,
pues ha
hecho nido en mi pecho.
¡Y tus besos derramados,
y tu alma
malqueriendo,
y en tu mirada distante
toda la vida latiendo!
Viene la muerte cantando,
viene la muerte avisando:
Oye,
amor cruel e inconstante
su rumor.
"Círculo y Ceniza"
Saqueo
Como un depredador entraste en casa,
rompiste los cristales,
a
piedra destruiste los espejos,
pisaste el fuego que yo había encendido.
Y sin embargo, el fuego sigue ardiendo.
Un cristal me refleja
dividida.
Por mi ventana rota aún te veo.
(Con tu cota y tu escudo me
miras desde lejos).
Y yo, mujer de paz,
amo la guerra en ti, tu voz de
espadas,
y conozco de heridas y de muerte,
derrotas y saqueos.
En mi hogar devastado se hizo trizas el día,
pero en mi eterna noche aún arde el fuego.
"Círculo y Ceniza"
Señales
La luna brilla con ese furor ciego
que es señal inequívoca
de que
ha llegado el tiempo fértil del sacrificio.
Huele a la piel rayada de los
tigres,
a orquídea que se abre,
al humus que comienza a oscurecer la
lluvia.
En un sueño de ríos y serpientes
naufraga la muchacha envuelta
en llanto
y sus pechos recientes se estremecen
con un temblor antes
desconocido.
La muñeca que abraza tiene los ojos muertos.
Y el Angel
de la guarda
marca una cruz con sangre sobre sus muslos blancos.
"El hilo de los días"
Soledades
Exacto y cotidiano
el cielo se derrama como un oscuro vino,
se agazapa a dormir en los zaguanes,
endurece los patios, los
postigos,
enciende las pupilas de los gatos.
En las mezquinas calles
minuciosos golpean
los pasos de la frágil solterona
que sabe que no hay luz en su
ventana.
En el aire hay olor a col hervida
y detrás de la ropa que aporrea la
piedra
un canto de mujer abre la noche.
Es la hora
en que el joven
travesti se acomoda los senos
frente al espejo roto de la cómoda,
y una muchacha ensaya otro
peinado
y echa esmalte en el hueco de sus medias de seda.
Abre la viuda el
closet y llora con urgencia
entre trajes marrón y olor a naftalina,
y un pubis fresco y unos
muslos blancos
salen del maletín del agente viajero.
Un alboroto de ollas revuelca
la cocina
del restaurante donde un viejo duerme
contra el sucio papel de
mariposas,
mientras como una red sin agujeros
nos envuelve la noche por los
cuatro costados.
"Círculo y Ceniza"
Tu nombre
Cuando el dolor ha triturado ya el último hueso de mi noche
y sólo
habla el silencio al corazón insomne que hila
y deshila penas y memorias
viene tu nombre hasta mi cuarto a
oscuras.
Con un galope seco viene tu nombre abriendo
un camino entre nieblas
instaurando sus voces sus redobles
sus erres que retumban como un
grito de guerra
su bronco acento de campana rota.
Tu nombre es tantas cosas:
el
recuerdo de un barco que viene de ultramar y sus tercos marinos
el fuego entre la piedra
gota roja
que va tiñendo la pared del
alba.
En él puede escucharse la voz de los que creen
con mística
implacable y fe colérica.
Pero es también dulzura tu nombre
muro blanco donde mi mano traza
los signos del sosiego
lugar donde recuesto mi cabeza.
Entre tu nombre y tú sin embargo un
silencio
una grieta nocturna donde anidan los pájaros.
"El hilo de
los días"
Tu boca viene a mí, solo tu boca...
Tu boca viene a mí, solo tu boca.
Viene volando,
libélula de sangre,
llamarada
que enciende ésta mi noche de ceniza.
Toda la sal del mar
habita en ella,
todo el rumor del mar,
toda la espuma.
Boca para
los besos dibujada,
donde duerme tu lengua tentadora.
Todo el vino del
mundo está en tu boca,
todo el pecado
y la inocencia toda.
Boca que
calla y cuando dice, oculta.
Capaz de toda la verdad tu boca,
de toda
la verdad y la mentira.
Ríe tu boca y se despierta el día.
(Relámpagos
de nieve hay en tu risa).
Como un tropel de potros me atropellan
los
besos de tu boca deliciosa;
tu boca, mariposa equivocada,
tu boca
ajena que se desdibuja
en mi noche de círculo y ceniza.