"Yo me acaramelaba encerrada en una urna
pero no enlazaba nunca miseria de una carencia."
"Lady with Hat and Feather Boa"
Gustav Klimt
Reseña biografica
Poeta española nacida en Santiago de Compostela en 1977.
Licenciada en Filología Hispánica, es una de las voces más destacadas de
la generación del 90. Desarrolla actividades
culturales de prensa, radio y televisión en varios medios españoles,
dirigiendo talleres, revistas y Antologias.
Directora del espacio Mercuria dedicado a las vanguardias
gallegas, recibió el premio a Mejor Comunicador de TV en
2005.
Fue fundadora de la editorial de poesia Letras de Cal, y secretaria
general de la Asociación de Escritores en lengua gallega.
De su obra merecen destacarse: "Elevar as pálpebras"1995, Premio
Fermín Bouza Brey; "Delicia" 1998 y 2006, "Vivimos
no ciclo das Erofanías" 1998, Premio Johán Carballeira y Premio de
la Crítica española; "Vivimos en el ciclo de las Erofanías"
en al año 2000,
"Edénica" 2000 y "Libro de la egoísta" 2006.
Muchos de sus poemas han sido traducidos al español, euskera, alemán,
árabe y ruso. ©
Deja que se
alargue esta inquietud del ahora...
Desconcilio.
Me desgarro la boca pero no hablo...
Es una espiral
que, en mí, produce vértigo...
Esta
consciencia de ausencia y no hay regreso...
Estoy resbalando por
una flor caliente...
Hablarte de mí.
Contarte mi historia...
Para que venga una lluvia
pura...
Qué pensarán...
Sé perfectamente que
todo está aquí...
Si hablase de ti no
pronunciaría...
Todas las
salvaguardas que nos merecemos...
Un día más
este ardor reclama mi desmemoria...
Deja que se alargue esta inquietud del ahora...
Deja que se alargue
esta inquietud del ahora.
Que tarde, que tarde tanto
la patria de este
movimiento de la servidumbre del pan.
Yo me acaramelaba encerrada en una urna
pero no enlazaba nunca la miseria de una carencia.
Deja que mane
una prisa lentísima
y que el deseo sea
inmovilización de la urgencia.
Desconcilio. Me desgarro la boca pero no hablo...
Desconcilio. Me desgarro la boca pero no hablo. Cientos de corredores,
miles de corredores,
un corredor, otro corredor, los recorrí todos, todos los conozco. Mi
cueva es de pizarra,
yo ya nada digo, espectáculo del conocimiento, religión de pizarra. Soy
la ventrílocua, la que corre cantando por los corredores de plomo, con
voz de pizarra. Que sólo el fraude era verdad. Velar desquiciada para
que esta máscara ventrílocua no se me incruste en la boca, tengo que
correr por los corredores de pizarra, digo muchas cosas, nada puedo
hacer para dejar de mentir.
Es una
espiral que, en mí, produce vértigo...
Es una espiral que, en mí, produce vértigo. Pero acabo por serenarme;
gruta de la pureza.
Mi entrega a esta ebriedad franca. Que extendí una
sábana de orfandades
sobre mi poema. Y no sirve comprender. Como en valses espectrales sobre
piscinas
amnióticas.
Teatro de delicias. Petirrojo de la felicidad.
Que mi inteligencia no compre mi sentido. El tacto, el
privilegio, las ganas de tirarse.
Esta
consciencia de ausencia y no hay regreso...
Esta consciencia de ausencia y no hay regreso. No hay regreso. Pero
resisto
al llamamiento de las tragedias. Desacredito de esa desfundación.
Para cuando el pálido manto de mi memoria se va
cubriendo de esta piel que yo seré.
Estoy resbalando por una flor
caliente...
Estoy resbalando por una flor caliente. He estado siempre cansada. Este
egoísmo voraz
que insiste en la miseria. Pulsa mi vigilia la única fortuna de los
locos. La que no comprendió
nada pero lo sintió todo.
Y en las madrugadas hago panegíricos a esta yolanda
mezquina, que sabe venderse
y conoce el final.
Hablarte de mí.
Contarte mi historia...
Domingo 14 de diciembre:
«Hablarte de mí. Contarte mi historia. Desde el
principio. Todos mis sueños.
Y pensamientos. Cada proyecto. Cada sentido.»
(Todo espejo es un abismo.
Mira este lenguaje, esta materia activa que me
construye, que me piensa y prolonga a tus pupilas. Mira lo que se
entrega en esta aérea arquitectura que son mis escenarios
encontrados. Abraza las teclas de un piano de aire.)
Para que venga una
lluvia pura...
Para que venga una lluvia pura sobre la miseria de no saberse nada,
pulsaremos los silencios hasta arrancar una uva demasiado violenta.
Qué pensarán...
Qué pensarán.
Yo toda grácil entre las garras de una negra criatura.
Litros de barbaridades con purpurina,
y mi tiempo se acomoda a tu mandíbula cómplice.
Yo canto para ti todas las posturas escotofílicas
y las vamos reproduciendo con la feroz inocencia del debutante,
frecuentamos los vulcanos y yo te hago de todo;
yo vestal con uve y tú bestal con be.
La suma de las perturbaciones. Nos seducimos distinto.
Los tormentos que preceden a mi incontinencia.
Aprendernos de memoria
la Biografia de nuestras piezas
y tus garras de tiniebla que sean horizonte.
Estaba en el enfrentamiento, en el malsano enfrentamiento
de mis años relativos
contra tus uñas de cuatro centímetros y medio.
La noche, calentadora,
y te pronuncio así: mi bella bestia.
Sé perfectamente
que todo está aquí...
Sé perfectamente que todo está aquí. Como una suerte de pálpitos
que se le entrega a mi mano antes de las horas. Una condena que mece mis
insomnios.
Nada ocurrió antes de las horas. Yo no llevaba barcos. Escribíamos hacia
delante
cuando se nos cayeron las túnicas y permanecimos así, maquillados de
rosa,
con la boca mojada y los pies abiertos, con el magnífico libro de las
venturas agazapado
en la vulva.
Mucho dejarse la piel pero yo no quise aprender a
llegar. Jardín exiguo, viento cerrado
de manos, infinita cuadrícula. Renuncio al lugar del aliento.
Quiero aprender a salir.
Si hablase de ti no
pronunciaría...
Si hablase de ti no
pronunciaría
las sílabas supremas
pero besas bien y me gusta estar contigo.
Mi verde con tu azul.
Delirio de ramas.
Mi verde con tu azul.
Me abstengo de pronunciar esas sílabas sublimes
pero me gusta cómo abrazas y tu pelo hace juego con mi vestido.
Tus dedos patinan en mis medias.
Mi verde con tu azul.
Todas las
salvaguardas que nos merecemos...
Todas las salvaguardas
que nos merecemos.
Tu perfil confidente.
Como todo lo que te digo cuando no puedes oírme
y es tan dura la tarde, y tú tanto me faltas.
Nuestros dáctilos Par a par.
Sueños fértiles Par a par.
Parecía imposible que cupiese tanto aliento, tan madreperla
como ahora nos preña.
Venga, mi bella bestia, ven con tu yolandalatría.
La tarde nos frecuenta alguna vez abandonados,
y tú dices corazón, esa palabra que odio.
Fuiste tú, mi animal, fuiste tú quien esculpió
en mis nalgas un verso que decía para siempre.
Un día más
este ardor reclama mi desmemoria...
Un día más este ardor reclama mi desmemoria. Se crece con una raíz
intacta.
Porque también mi cuerpo había renunciado a la certeza, abriré
corredores fronterizos
a media luz, con fuerza de desandar, ojos abiertos.
Entrégame
no reconocer.