"Si acaso pusieras tu mano entre mis muslos
sabrías que estás vivo..."
"Two ladies sitting at a bar"
Pablo Picasso
Reseña biografica
Poeta y
diplomática colombiana nacida en Bogotá en 1950.
Estudió Derecho en
la Universidad de los Andes y Literatura Comparada en
La Sorbona.
Trabajó en El Centro de Investigación Interdisciplinaria sobre América
Latina en Paris y fue representante
ante la Comunidad Europea en Bruselas. Ha colaborado habitualmente con
diversas publicaciones literarias
nacionales e internacionales.
De su obra poética se destacan los poemas
sensuales incluidos en su obra «Muñeca rota» 1981, «Oculta ceremonia»
en 1985, «Sombras sonoras» 1986, «Poemas escogidos» 1993, y finalmente, «El
sol apagado» 1994.
©
Aquí en mi cuerpo...
Aquí pasa el silencio
vagabundo...
Aquí sentada así...
Creo que por fin te he
despedido...
Después del amor...
Echo raíces en ti...
Enredados los cuerpos...
Estoy enferma de ti...
Fui luz, fui
roca...
Huella
dejada...
Me levanto del agua de la
noche...
Me ocupo inútilmente de mi vida...
Mitad pez, mitad viento...
No es
verdad...
No podría obligarte...
No te gustó encontrarme...
No viniste de lejos
Óyeme así, como al descuido...
Por primera vez...
Qué extraña manera de quererte...
Regreso a mi cuerpo...
Te esperaré
Tela raída del amor...
Todavía tu sombra llega...
Tu cuerpo
Tú eras el desierto...
Vincent Van Gogh bendice tu
locura...
Aquí en mi cuerpo...
Aquí en mi cuerpo
acabó
de pasar el mediodía
y por mi piel respira un agua
atardecida.
Los
labios están secos,
guardo en la lengua
los aromas.
Si acaso pusieras
tu mano
entre mis muslos,
sabrías que estás vivo.
Saborearías mi sal.
Haríamos un pozo
en el tiempo,
y dejaríamos que el sol
nos madurara.
Aquí pasa el
silencio vagabundo...
Aquí pasa el silencio vagabundo.
Aquí
cae la lluvia de la tarde,
y humedece los ojos de cristal.
Es la
ciudad mi cárcel.
Y eres tú mi verdugo.
En tus brazos de fieltro
me
someto al suplicio
de tus besos de hielo.
Repites los gestos conocidos
y penetras mi cuerpo somnoliento.
No tengo alma que vuele, cante
o gima.
Para el amor he muerto.
Aquí
sentada así...
Aquí sentada así
compartiendo tu mesa.
Bebemos vino frío
y pelamos nuestras pieles
como frutas
aturdidas
de sol.
Salgamos a la calle.
Digámosle a la gente
que tú y yo
habitamos el limpio
territorio del amor.
Cantemos esa suave
canción
de la ternura
mientras enciendes
el motor de la rutina.
Creo que por fin te he despedido
Creo que por fin
te he despedido.
Porque logré
que dé lo mismo
que estés aquí
o allá.
De todos
modos
estás lejos.
Después
del amor...
Después del amor
vino el
silencio
grité toda mi voz.
Morimos juntos
muchas noches.
Incendiamos
recuerdos - voces.
Arañamos las
caricias ajenas.
Nos
desnudamos
de otros.
Quedamos
frente a frente
en silencio
para siempre.
Echo
raíces en ti...
Echo raíces en ti,
vegetalmente
hambrienta
de tu tierra húmeda
y negra.
Enredados
los cuerpos...
Enredados los cuerpos
en el agua del
amor
gimiendo sudorosos.
Latigazos de sangre
alucinados.
Me
abres de par en par,
nos penetramos.
El deseo con sus brazos de sed
navega ahogando las fronteras,
rompiéndolas.
Más allá de nosotros el
sol
amor, el sol
que es carne viva.
Estoy
enferma de ti...
Estoy enferma de ti,
maltrecha
adolorida.
Otros brazos me buscan
y no puedo abrazarlos.
Me besan y
no puedo
responder con mis labios.
Ando desintegrada,
dispersa por
el mundo.
Y solo hay un momento
en que me encuentro:
Cuando los dos
jugamos a ser uno.
Cuando te siento
indefenso
en mis brazos,
y pierdes la conciencia
de que nos separamos.
Fui luz, fui roca...
Fui luz, fui roca
ensangrentada
contra tus locas aguas.
Fui el aire
y las cosas cercanas.
De madera y de pan
para tus dedos
insondables.
De aguda claridad
para tus ojos.
Fui todos los cuerpos
que besaste
a través de
los siglos.
La piel de la memoria,
la estrella de tus sexos.
Fuimos
los dos
la vida dividida
pero no separada.
Somos ahora
compañeros de viaje
y seguiremos siempre
en el polvo del tiempo.
Agua. Luna. Silencio.
Huella
dejada...
Huella dejada
por el aire
en las
arenas
de un planeta
que eché a rodar.
Trompo feliz.
Hoy se
detuvo.
Me levanto del
agua de la noche...
Me levanto del agua de la noche
deseosa
de ti.
Despedazada.
Me ocupo
inútilmente de mi vida...
Me ocupo inútilmente
de mi vida
mientras espero que
despiertes.
Estuviste a punto de
romper el
cristal
que nos separa
y por fin encontrarnos.
Sólo viste tu imagen
reflejada.
No miraste al través.
Del otro lado estaba yo,
llamándote.
Llegaste a mí
sin darte cuenta.
Por una puerta
entraste,
que no me conocía,
y te quedaste aquí,
sin saberlo.
Ahora te veo caminar
por la ciudad,
dueño de ti, sin anclas,
y me
sonrío,
porque ese tú que anda
por ahí,
es el que está soñando.
Y aquí dentro de mí
te sueña el verdadero.
Mitad
pez. Mitad viento...
"Hay hombres
mitad pez
mitad viento"...
Pablo Neruda
Mitad pez. Mitad viento
soy.
Agua
vital,
que quiere ser bebida
sin agotarse nunca.
Agua que busca
humedecer las verdes
soledades ajenas.
Lava roja,
súbitamente gris
al contacto del aire
doloroso.
No
es verdad...
No es verdad
que tú cuentas
conmigo,
ni con nadie.
Sólo cuentas
contigo
y tu mentira.
Entraste en el
túnel
de ti mismo,
volcándote
en los otros.
Cuando te puse
enfrente del espejo
te encegueciste más,
y me dejaste
a la orilla
de ti,
sin brazos para hallarte.
No
podría obligarte...
No podría obligarte
a no seguir tu
sino.
Eso sería negarte
todo lo que de carne eres
y que somos.
Vete ya a acariciar
largos cuerpos,
distintos a este mío,
desde el
cual te diviso,
viviéndome de adentro.
Tú vives desde afuera.
Con
sólo ser tocado
ya existes.
Yo necesito más.
Quiero manos de amor,
sabias manos que
atraviesen la piel
de que estoy hecha,
y conozcan
la pura consistencia
de mi barro.
No
te gustó encontrarme...
No te gustó encontrarme
por la calle
sonriente,
que tomara un café
sin nostalgia de ti,
al lado de tu
mesa.
Que ya no te dijera
que hacías parte de mí.
No te gustó saber
que sigo viva,
que me río con ganas,
que disfruto las cosas
cotidianas
sin esperarte ni
desesperarme,
que construyo mi vida
libremente.
No te gustó saber
que no me tienes.
La vanidad ha sido
tu enemiga,
ella tiene la culpa
de que no compartamos
ni siquiera
una charla.
No viniste de lejos
Viniste de tan hondo