"...Tu boca se me marcha de mi boca
y regresa con varios besos muertos..."
"Sin título"
Steve Hanks
Reseña biografica
Poeta
español nacido en Orihuela, Alicante, en 1910.
Hijo de campesinos,
desempeñó entre otros oficios, el de pastor de cabras. Guiado por su
amigo Ramón Sijé,
se inició en la poesia desde los veinte años; publicó su primer libro
«Perito en lunas» en 1933 y posteriormente,
los sonetos agrupados en «El rayo que no cesa», marcaron la experiencia
amorosa del poeta.
Durante la guerra civil militó muy activamente en
el bando republicano como Comisario de Cultura, siendo encarcelado
y condenado a muerte al terminar el conflicto. Antes de morir, enfermo y
detenido, publicó su última obra, «Cancionero
y romancero de ausencias».
Falleció en 1942. ©
De "Imagen de tu huella" 1934:
Astros momificados y
bravíos...
Mis ojos, sin tus
ojos, no son ojos...
Ya se desembaraza y se
desmembra...
Pirotécnicos pórticos de
azahares...
De "El rayo que no cesa" 1935
1936:
Como el toro he nacido
para el luto...
Elegía a Ramón Sijé
Fuera menos penado,
si no fuera...
Me tiraste un
limón y tan amargo...
Mi corazón no puede con
la carga...
Por tu pie, la
blancura más bailable...
¿Recuerdas aquel
cuello, haces memoria...
Silencio de metal
triste y sonoro...
Te me mueres de
casta y de sencilla...
Tengo estos
huesos hechos a las penas...
Tu corazón una
naranja helada...
Umbrío por la pena,
casi bruno...
Una querencia
tengo por tu acento...
De "Poemas últimos" 1939 1941
Desde que el alba quiso
ser alba...
Muerte nupcial
Yo
no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío...
De
"Cancionero y romancero de ausencias" 1941 1942:
Antes del odio
Ascensión de la escoba
Besarse, mujer...
El
amor ascendía entre nosotros...
En el fondo del hombre...
Hijo de la luz y de la sombra...
La boca
Llegó
tan hondo el beso...
Menos tu vientre
todo es confuso...
Nanas de la
cebolla
Orillas de tu vientre...
Ropas con su
olor...
Tristes guerras
Tus ojos se me
van...
Otros poemas:Canción del esposo soldado
Canción última
Casida del sediento
Cerca del agua te quiero
llevar...
Dime desde allá abajo...
El tren de los heridos
Me llamo barro
aunque Miguel me llame...
Me sobra el corazón
Pena bienhallada
Ser onda, oficio,
niña, es de tu pelo...
Tus cartas son un vino
De "Imagen de tu huella" 1934
Astros momificados y
bravíos...
Astros momificados y bravíos
sobre cielos de abismos y barrancas
como densas coronas de carlancas
y de erizados pensamientos míos.
Bajo la luz mortal de los estíos,
zancas y uñas se os ponen oriblancas,
y os azuzáis las uñas y las zancas
¡en qué airados y eternos desafíos!
¡Qué dolor vuestro tacto y vuestra vista!
intimidáis los ánimos más fuertes,
anatómicas penas vegetales
Todo es peligro de agresiva arista,
sugerencia de huesos y de muertes,
inminencia de hogueras y de males.
* * * * *
Mis ojos, sin tus
ojos, no son ojos...
Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
que son dos hormigueros solitarios,
y son mis manos sin las tuyas varios
intratables espinos a manojos..
No me encuentro los labios sin tus rojos,
que me llenan de dulces campanarios,
sin ti mis pensamientos son calvarios
criando nardos y agostando hinojos.
No sé qué es de mi oreja sin tu acento,
ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,
y mi voz sin tu trato se afemina.
Los olores persigo de tu viento
y la olvidada imagen de tu huella,
que en ti principia, amor, y en mí termina.
* * * * *
Pirotécnicos pórticos
de azahares...
Pirotécnicos pórticos de azahares,
que glorificarán los ruy-señores
pronto con sus noctámbulos ardores,
conciertan los amargos limonares.
Entusiasman los aires de cantares
fervorosos y alados contramores,
y el giratorio mundo va a mayores
por arboledas, campos y lugares.
La sangre está llegando a su apogeo
en torno a las criaturas, como palma
de ansia y de garganta inagotable.
¡Oh, primavera verde de deseo,
qué martirio tu vista dulce y alma
para quien anda solo y miserable!
* * * * *
Ya se desembaraza y se
desmembra...
Ya se desembaraza y se desmembra
el angélico lirio de la cumbre,
y al desembarazarse da un relumbre
que de un puro relámpago me siembra.
Es el tiempo del macho y de la hembra,
y una necesidad, no una costumbre,
besar, amar en medio de esta lumbre
que el destino decide de la siembra.
Toda la creación busca pareja:
se persiguen los picos y los huesos,
hacen la vida par todas las cosas.
En una soledad impar que aqueja,
yo entre esquilas sonantes como besos
y corderas atentas como esposas.
De "Imagen de tu
huella" 1934
Fuera menos penado, si
no fuera...Fuera
menos penado, si no fuera
nardo tu tez para mi vista, nardo,
cardo
tu piel para mi tacto, cardo,
tuera tu voz para mi oído, tuera.
Tuera es tu voz para mi oído, tuera,
y ardo en tu voz y en tu
alrededor ardo,
y tardo a arder lo que a ofrecerte tardo
miera, mi
voz para la tuya, miera.
Zarza es tu mano si la tiento, zarza,
ola tu cuerpo si lo
alcanzo, ola,
cerca una vez, pero un millar no cerca.
Garza es mi pena, esbelta y triste garza,
sola como un
suspiro y un ay, sola,
terca en su error y en su desgracia terca.
* * * * *
Me tiraste un limón y
tan amargo...Me tiraste
un limón, y tan amargo,
con una mano cálida y tan pura,
que no
menoscabó su arquitectura
y probé su amargura, sin embargo.Con el
golpe amarillo, de un letargo
dulce pasó a una ansiosa calentura
mi sangre, que sintió la mordedura
de una punta de seno duro y largo.Pero al
mirarte y verte la sonrisa
que te produjo el limonado hecho,
a mi
voraz malicia tan ajena,se me
durmió la sangre en la camisa,
y se volvió el poroso y áureo pecho
una picuda y deslumbrante pena.
* * * * *
Mi corazón no puede
con la carga...
Mi corazón no puede con
la carga
de su amorosa y lóbrega tormenta
y hasta mi lengua eleva
la sangrienta
especie clamorosa que lo embarga.
Ya es corazón mi lengua lenta y larga,
mi corazón ya es lengua
larga y lenta...
¿Quieres contar sus penas? Anda y cuenta
los
dulces granos de la arena amarga.
Mi corazón no puede más de triste:
con el flotante espectro de un
ahogado
vuela en la sangre y se hunde sin apoyo.
Y ayer, dentro del tuyo, me escribiste
que de nostalgia tienes
inclinado
medio cuerpo hacia mí, medio hacia el hoyo.
* * * * *
Por tu pie, la
blancura más bailable...
Por tu pie, la blancura
más bailable,
donde cesa en diez partes tu hermosura,
una paloma
sube a tu cintura,
baja a la tierra un nardo interminable .
Con tu pie vas poniendo
lo admirable
del nácar en ridícula estrechura,
y adonde va tu pie
va la blancura,
perro sembrado de jazmín calzable.
A tu pie, tan espuma
como playa,
arena y mar, me arrimo y desarrimo
y al redil de su
planta entrar procuro.
Entro y dejo que el
alma se me vaya
por la voz amorosa del racimo:
pisa mi corazón que
ya es maduro.
* * * * *
¿Recuerdas aquel
cuello, haces memoria...
¿Recuerdas aquel
cuello, haces memoria
del privilegio aquel, de aquel aquello
que
era, almenadamente blanco y bello,
una almena de nata giratoria?
Recuerdo y no recuerdo
aquella historia
de marfil expirado en un cabello,
donde aprendió a ceñir el cisne
cuello
y a vocear la nieve transitoria.
Recuerdo y no recuerdo
aquel cogollo
de estrangulable hielo femenino
como una lacteada y
breve vía.
Y recuerdo aquel beso
sin apoyo
que quedó entre mi boca y el camino
de aquel cuello,
aquel beso y aquel día.
* * * * *
Silencio de metal
triste y sonoro...
Silencio de metal triste y sonoro,
espadas congregando con
amores
en el final de huesos destructores
de la región volcánica del
toro.
Una humedad de femenino oro
que olió puso en su sangre
resplandores,
y refugió un bramido entre las flores
como un huracanado y vasto
lloro.
De amorosas y cálidas cornadas
cubriendo está los trebolares
tiernos
con el dolor de mil enamorados.
Bajo su piel las furias
refugiadas
son en el nacimiento de sus cuernos
pensamientos de muerte
edificados.
* * * * *
Te me mueres de
casta y de sencilla...
Te me mueres de casta y
de sencilla...
Estoy convicto, amor, estoy confeso
de que, raptor
intrépido de un beso,
yo te libé la flor de la mejilla.
Yo te libé la flor de la mejilla,
y desde aquella gloria, aquel
suceso,
tu mejilla, de escrúpulo y de peso,
se te cae deshojada y
amarilla.
El fantasma del beso delincuente
el pómulo te tiene perseguido,
cada vez más patente, negro y grande.
Y sin dormir estás, celosamente,
vigilando mi boca ¡con qué
cuido!
para que no se vicie y se desmande.
* * * * *
Tengo estos
huesos hechos a las penas...Tengo
estos huesos hechos a las penas
y a las cavilaciones estas sienes:
pena que vas, cavilación que vienes
como el mar de la playa a las arenas.Como el
mar de la playa a las arenas,
voy en este naufragio de vaivenes,
por una noche oscura de sartenes
redondas, pobres, tristes y morenas.Nadie me
salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no es tu voz, el norte que pretendo.Eludiendo
por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera habré seguro,
voy entre pena y pena sonriendo.
* * * * *
Tu corazón una naranja
helada...
Tu
corazón, una naranja helada
con un dentro sin luz de dulce miera
y una porosa vista de oro: un fuera
venturas prometiendo a la
mirada.
Mi corazón, una febril granada
de agrupado rubor y abierta
cera,
que sus tiernos collares te ofreciera
con una obstinación
enamorada.
¡Ay, qué acometimiento de quebranto
ir a tu corazón y hallar
un hielo
de irreductible y pavorosa nieve!
Por los alrededores de mi
llanto
un pañuelo sediento va de vuelo
con la esperanza de que en él lo
abreve.
* * * * *
Umbrío por la pena, casi
bruno...Umbrío por
la pena, casi bruno,
porque la pena tizna cuando estalla,
donde yo
no me hallo no se halla
hombre más apenado que ninguno.Sobre la
pena duermo solo y uno,
pena en mi paz y pena en mi batalla,
perro
que ni me deja ni se calla,
siempre a su dueño fiel, pero importuno.Cardos y
penas llevo por corona,
cardos y penas siembran sus leopardos
y no
me dejan bueno hueso alguno.No podrá
con la pena mi persona
rodeada de penas y de cardos:
¡cuánto penar
para morirse uno!
* * * * *
Una querencia tengo
por tu acento...
Una querencia tengo por
tu acento,
una apetencia por tu compañía
y una dolencia de melancolía
por la ausencia del aire de tu viento.
Paciencia necesita mi
tormento
urgencia de tu garza galanía,
tu clemencia solar mi helado día,
tu asistencia la herida en que lo cuento.
¡Ay, querencia,
dolencia y apetencia!:
tus sustanciales besos, mi sustento,
me faltan y me muero sobre mayo.
Quiero que vengas,
flor, desde tu ausencia,
a serenar la sien del pensamiento
que
desahoga en mí su eterno rayo.
De "El
rayo que no cesa" 1935
De "Poemas últimos" 1939 1941
Desde que el alba
quiso ser alba...Desde que
el alba quiso ser alba, toda eres
madre. Quiso la luna profundamente
llena.
En tu dolor lunar he visto dos mujeres,
y un removido
abismo bajo una luz serena.
¡Qué olor a madreselva desgarrada y hendida!
¡Qué exaltación de
labios y honduras generosas!
Bajo las huecas ropas aleteó la vida,
y sintieron vivas bruscamente las cosas.
Eres más clara. Eres más tierna. Eres más suave.
Ardes y te
consumes con más recogimiento.
El nuevo amor te inspira la levedad
del ave
y ocupa los caminos pausados de tu aliento.
Ríe, porque eres madre con luna. Así lo expresa
tu palidez
rendida de recorrer lo rojo;
y ese cerezo exhausto que en tu corazón
pesa,
y el ascua repentina que te agiganta el ojo.
Ríe, que todo ríe: que todo es madre leve.
Profundidad del mundo
sobre el que te has quedado
sumiéndote y ahondándote mientras la luna mueve,
igual que tú, su
hermosa cabeza hacia otro lado.
Nunca tan parecida tu frente al primer cielo.
Todo lo abres, todo
lo alegras, madre, aurora.
Vienen rodando el hijo y el sol. Arcos de
anhelo
te impulsan. Eres madre. Sonríe. Ríe. Llora.
* * * * *
Muerte nupcial
El lecho, aquella
hierba de ayer y de mañana:
este lienzo de ahora sobre madera aún
verde,
flota como la tierra, se sume en la besana
donde el deseo
encuentra los ojos y los pierde.
Pasar por unos ojos como por un desierto;
como por dos ciudades
que ni un amor contienen.
Mirada que va y vuelve sin haber
descubierto
el corazón a nadie, que todos la enarenen.
Mis ojos encontraron en un rincón los tuyos.
Se descubrieron
mudos entre las dos miradas.
Sentimos recorrernos un palomar de
arrullos,
y un grupo de arrebatos de alas arrebatadas.
Cuanto más se miraban más se hallaban: más hondos
se veían, más
lejos, más en uno fundidos.
El corazón se puso, y el mundo, más
redondos.
Atravesaba el lecho la patria de los nidos.
Entonces, el anhelo creciente, la distancia
que va de hueso a
hueso recorrida y unida,
al aspirar del todo la imperiosa fragancia;
proyectamos los cuerpos más allá de la vida.
Expiramos del todo. ¡Qué absoluto portento!
¡Qué total fue la
dicha de mirarse abrazados,
desplegados los ojos hacia arriba un
momento,
y al momento hacia abajo con los ojos plegados!
Pero no moriremos. Fue tan cálidamente
consumada la vida como el
sol, su mirada.
No es posible perdernos. Somos plena simiente.
Y
la muerte ha quedado, con los dos, fecundada.
* * * * *
Yo no
quiero más luz que tu cuerpo ante el mío...Yo no
quiero más luz que tu cuerpo ante el mío:
claridad absoluta,
transparencia redonda,
limpidez cuya entraña, como el fondo del río,
con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda.¿Qué
lucientes materias duraderas te han hecho,
corazón de alborada,
carnación matutina?
Yo no quiero más día que el que exhala tu pecho.
Tu sangre es la mañana que jamás se termina.No hay más
luz que tu cuerpo, no hay más sol: todo ocaso.
Yo no veo las cosas a
otra luz que tu frente.
La otra luz es fantasma, nada más, de tu
paso.
Tu insondable mirada nunca gira al poniente.Claridad
sin posible declinar. Suma esencia
del fulgor que ni cede ni abandona
la cumbre.
Juventud. Limpidez. Claridad. Transparencia
acercando
los astros más lejanos de lumbre.Claro
cuerpo moreno de calor fecundante.
Hierba negra el origen; hierba
negra las sienes.
Trago negro los ojos, la mirada distante.
Día
azul. Noche clara. Sombra clara que vienes.Yo no
quiero más luz que tu sombra dorada
donde brotan anillos de una
hierba sombría.
En mi sangre, fielmente por tu cuerpo abrasada,
para siempre es de noche: para siempre es el día.
De "Cancionero y romancero de ausencias" 1941 1942
Antes del odioBeso soy,
sombra con sombra.
Beso, dolor con dolor,
por haberme enamorado,
corazón sin corazón,
de las cosas, del
aliento
sin sombra de la creación.
Sed con agua en la distancia,
pero sed alrededor.
Corazón en una copa
donde me la bebo yo,
y no se lo bebe
nadie,
nadie sabe su sabor.
Odio, vida: ¡cuánto odio
sólo por
amor!
No es posible acariciarte
con las manos que me dio
el fuego de
más deseo,
el ansia de más ardor.
Varias alas, varios vuelos
abaten en ellas hoy
hierros que cercan las venas
y las muerden con
rencor.
Por amor, vida, abatido,
pájaro sin remisión.
Sólo por
amor odiado,
sólo por amor.
Amor, tu bóveda arriba
y yo abajo siempre, amor,
sin otra luz
que estas ansias,
sin otra iluminación.
Mírame aquí encadenado,
escupido, sin calor
a los pies de la tiniebla
más súbita, más
feroz,
comiendo pan y cuchillo
como buen trabajador
y a veces
cuchillo sólo,
sólo por amor.
Todo lo que significa
golondrinas, ascensión,
claridad,
anchura, aire,
decidido espacio, sol,
horizonte aleteante,
sepultado en un rincón.
Espesura, mar, desierto,
sangre, monte
rodador,
libertades de mi alma
clamorosas de pasión,
desfilando
por mi cuerpo,
donde no se quedan, no,
pero donde se despliegan,
sólo por amor.
Porque dentro de la triste
guirnalda del eslabón,
del sabor a
carcelero
constante y a paredón,
y a precipicio en acecho,
alto, alegre, libre soy.
Alto, alegre, libre, libre,
sólo por amor.
No, no hay cárcel
para el hombre.
No podrán atarme. no.
Este mundo de cadenas
me
es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa ?
¿Quién
amuralla una voz?
A lo lejos tú, más sola
que la muerte, la una y
yo.
A lo lejos tú, sintiendo
en tus brazos mi prisión,
en tus
brazos donde late
la libertad de los dos.
Libre soy, siénteme
libre.
Sólo por amor.
* * * * *
Ascensión de la escoba
Coronada la escoba de laurel, mirto, rosa,
es el héroe entre
aquellos que afrontan la basura.
Para librar del polvo sin vuelo cada
cosa
bajó, porque era palma y azul, desde la altura.
Su ardor de espada joven y alegre no reposa.
Delgada de ansiedad,
pureza, sol, bravura,
azucena que barre sobre la misma fosa,
es
cada vez más alta, más cálida, más pura.
¡Nunca! La escoba nunca será crucificada
porque la juventud
propaga su esqueleto
que es una sola flauta, muda, pero sonora.
Es una sola lengua, sublime y acordada.
Y ante su aliento raudo
se ausenta el polvo quieto,
y asciende una palmera, columna hacia la
aurora.
* * * * *
Besarse, mujer...Besarse,
mujer,
al sol, es besarnos
e toda la vida.Ascienden
los labios
eléctricamente
vibrantes los rayos,
con todo el
fulgor
de un sol entre cuatro.Besarse a
la luna,
mujer, es besarnos
en toda la muerte.Descienden
los labios
con toda la luna
pidiendo su ocaso,
gastada y helada
y en cuatro pedazos.
* * * * *
El amor ascendía entre
nosotros...El amor
ascendía entre nosotros
como la luna entre las dos palmeras
que
nunca se abrazaron.El íntimo
rumor de los dos cuerpos
hacia el arrullo un oleaje trajo,
pero la
ronca voz fue atenazada.
Fueron pétreos los labios.El ansia
de ceñir movió la carne,
esclareció los huesos inflamados,
pero
los brazos al querer tenderse
murieron en los brazos.Pasó el
amor, la luna, entre nosotros
y devoró los cuerpos solitarios.
Y
somos dos fantasmas que se buscan
y se encuentran lejanos.
* * * * *
En el fondo del hombre...En el
fondo del hombre
agua removida.
En el agua más clara
quiero ver la vida.
En el fondo del hombre
agua removida.
En el agua más clara
sombra sin salida.
En el fondo del hombre
agua removida.
* * * * *
Hijo de la luz y de la
sombra...( Hijo de
la sombra )Eres la
noche, esposa: la noche en el instante
mayor de su potencia lunar y
femenina.
Eres la medianoche: la sombra culminante
donde culmina
el sueño, donde el amor culmina.Forjado
por el día, mi corazón que quema
lleva su gran pisada del sol adonde
quieres,
con un sólido impulso, con una luz suprema,
cumbre de las
montañas y los atardeceres.Daré sobre
tu cuerpo cuando la noche arroje
su avaricioso anhelo de imán y
poderío.
Un astral sentimiento febril me sobrecoge,
incendia mi
osamenta con un escalofrío.El aire de
la noche desordena tus pechos,
y desordena y vuelca los cuerpos con
su choque.
Como una tempestad de enloquecidos lechos,
eclipsa las
parejas, las hace un solo bloque.La noche
se ha encendido como una sorda hoguera
de llamas minerales y oscuras
embestidas.
Y alrededor la sombra late como si fuera
las almas de
los pozos y el vino difundidas.Ya la
sombra es el nido cerrado, incandescente,
la visible ceguera puesta
sobre quien ama;
ya provoca el abrazo cerrado, ciegamente,
ya
recoge en sus cuevas cuanto la luz derrama.La sombra
pide, exige seres que se entrelacen,
besos que la constelen de
relámpagos largos,
bocas embravecidas, batidas, que atenacen,
arrullos que hagan música de sus mudos letargos.Pide que
nos echemos tú y yo sobre la manta,
tú y yo sobre la luna, tú y yo
sobre la vida.
Pide que tú y yo ardamos fundiendo en la garganta,
con todo el firmamento, la tierra estremecida.El hijo
está en la sombra que acumula luceros,
amor, tuétano, luna, claras
oscuridades.
Brota de sus perezas y de sus agujeros,
y de sus
solitarias y apagadas ciudades.El hijo
está en la sombra: de la sombra ha surtido,
y a su origen infunden
los astros una siembra,
un zumo lácteo, un flujo de cálido latido,
que ha de obligar sus huesos al sueño y a la hembra.Moviendo
está la sombra sus fuerzas siderales,
tendiendo está la sombra su
constelada umbría,
volcando las parejas y haciéndolas nupciales.
Tú eres la noche, esposa. Yo soy el mediodía.II( Hijo de
la luz )Tú eres el
alba, esposa: la principal penumbra,
recibes entornadas las horas de
tu frente.
Decidido al fulgor, pero entornado, alumbra
tu cuerpo.
Tus entrañas forjan el sol naciente.Centro de
claridades, la gran hora te espera
en el umbral de un fuego que al
fuego mismo abrasa:
te espero yo, inclinado como el trigo a la era,
colocando en el centro de la luz nuestra casa.La noche
desprendida de los pozos oscuros,
se sumerge en los pozos donde ha
echado raíces.
Y tú te abres al parto luminoso, entre muros
que se
rasgan contigo como pétreas matrices.La gran
hora del parto, la más rotunda hora:
estallan los relojes sintiendo
tu alarido,
se abren todas las puertas del mundo, de la aurora,
y
el sol nace en tu vientre, donde encontró su nido.El hijo
fue primero sombra y ropa cosida
por tu corazón hondo desde tus
hondas manos.
Con sombras y con ropas anticipó su vida,
con
sombras y con ropas de gérmenes humanos.Las
sombras y las ropas sin población, desiertas,
se han poblado de un
niño sonoro, un movimiento,
que en nuestra casa pone de par en par
las puertas,
Y ocupa en ella a gritos el luminoso asiento.¡Ay, la
vida: qué hermoso penar tan moribundo!
Sombras y ropas trajo la del
hijo que nombras.
Sombras y ropas llevan los hombres por el mundo.
Y todos dejan siempre sombras: ropas y sombras.Hijo del
alba eres, hijo del mediodía.
Y ha de quedar de ti luces en todo
impuestas,
mientras tu madre y yo vamos a la agonía,
dormidos y
despiertos con el amor a cuestas.Hablo, y
el corazón me sale en el aliento.
Si no hablara lo mucho que quiero
me ahogaría.
Con espliego y resinas perfumo tu aposento.
Tú eres
el alba, esposa. Yo soy el mediodía.III( Hijo de
la luz y la sombra )Tejidos en
el alba, grabados, dos panales
no pueden detener la miel en los
pezones.
Tus pechos en el alba: maternos manantiales,
luchan y se
atropellan con blancas efusiones.Se han
desbordado, esposa, lunarmente tus venas,
hasta inundar la casa que
tu sabor rezuma.
Y es como si brotaras de un pueblo de colmenas,
tú toda una colmena de leche con espuma.Es como si
tu sangre fuera dulzura toda,
laboriosas abejas filtradas por tus
poros.
Oigo un clamor de leche, de inundación, de boda
junto a ti,
recorrida por caudales sonoros.Caudalosa
mujer: en tu vientre me entierro.
Tu caudaloso vientre será mi
sepultura.
Si quemaran mis huesos con la llama del hierro,
verían
que grabada llevo allí tu figura.Para
siempre fundidos en el hijo quedamos:
fundidos como anhelan nuestras
ansias voraces:
en un ramo de tiempo, de sangre, los dos ramos,
en
un haz de caricias, de pelo, los dos haces.Los
muertos, con un fuego congelado que abrasa,
laten junto a los vivos
de una manera terca.
Viene a ocupar el hijo los campos y la casa
que tú y yo abandonamos quedándonos muy cerca.Haremos de
este hijo generador sustento,
y hará de nuestra carne materia
decisiva
donde asienten su alma, las manos y el aliento,
las
hélices circulen, la agricultura viva.Él hará
que esta vida no caiga derribada,
pedazo desprendido de nuestros dos
pedazos,
que de nuestras dos bocas hará una sola espada
y dos
brazos eternos de nuestros cuatro brazos.No te
quiero en ti sola: te quiero en tu ascendencia
y en cuanto de tu
vientre descenderá mañana.
Porque la especie humana me han dado por
herencia,
la familia del hijo será la especie humana.Con el
amor a cuestas, dormidos y despiertos,
seguiremos besándonos en el
hijo profundo.
Besándonos tú y yo se besan nuestros muertos,
se
besan los primeros pobladores del mundo.
* * * * *
La boca
Boca que arrastra mi boca,
boca que me has arrastrado:
boca
que vienes de lejos
a iluminarme de rayos.
Alba que das a mis noches
un resplandor rojo y blanco.
Boca poblada de bocas:
pájaro lleno de pájaros.
Canción
que vuelve las alas
hacia arriba y hacia abajo.
Muerte reducida a
besos,
a sed de morir despacio,
das a la grama sangrante
dos
tremendos aletazos.
El labio de arriba el cielo
y la tierra el otro labio.
Beso
que rueda en la sombra:
beso que viene rodando
desde el primer
cementerio
hasta los últimos astros.
Astro que tiene tu boca
enmudecido y cerrado,
hasta que un
roce celeste
hace que vibren sus párpados.
Beso que va a un
porvenir
de muchachas y muchachos,
que no dejarán desiertos
ni las
calles ni los campos.
¡Cuánta boca ya enterrada,
sin boca, desenterramos!
Bebo en tu boca por ellos
brindo en tu boca por tantos
que cayeron
sobre el vino
de los amorosos vasos.
Hoy son recuerdos, recuerdos
besos distantes y amargos.
Hundo en tu boca mi vida,
oigo rumores de espacios,
y el
infinito parece
que sobre mí se ha volcado.
He de volver a besarte,
he de volver. Hundo, caigo,
mientras
descienden los siglos
hacia los hondos barrancos
como una febril
nevada
de besos enamorados.
Boca que desenterraste
el amanecer más claro
con tu lengua.
Tres palabras,
tres fuegos has heredado:
vida, muerte, amor. Ahí
quedan
escritos sobre tus labios.
* * * * *
Llegó tan hondo el beso...Llegó tan
hondo el beso
que traspasó y emocionó los muertos.El beso
trajo un brío
que arrebató la boca de los vivos.El hondo
beso grande
sintió breve los labios al ahondarse.El beso
aquel que quiso
cavar los muertos y sembrar los vivos.
* * * * *
Menos tu vientre todo
es confuso...
Menos tu vientre
todo es confuso.
Menos tu vientre
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío, turbio.
Menos tu vientre
todo es oculto,
menos tu vientre
todo inseguro,
todo es postrero
polvo
sin mundo.
Menos tu vientre
todo es oscuro,
menos tu vientre
claro y profundo.
* * * * *
Nanas de la cebolla
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se
amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre su cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.Alondra de
mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma, al oírte,
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pones alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y
las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.La carne
aleteante,
súbito el párpado,
y el niño como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño;
nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma. Ser de
vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo
que ocurre.
* * * * *
Orillas de tu vientre...
¿Qué exaltaré en la tierra que no sea algo tuyo?
A mi lecho de
ausente me echo como a una cruz
de solitarias lunas del deseo, y
exalto
la orilla de tu vientre.
Clavellina del valle
que provocan tus piernas.
Granada que ha rasgado de plenitud su boca.
Trémula zarzamora suavemente dentada
donde vivo arrojado.
Arrojado y fugaz como
el pez generoso,
ansioso de que el agua, la lenta acción del agua
lo devaste: sepulte su decisión eléctrica
de fértiles relámpagos.
Aún me estremece el
choque primero de los dos;
cuando hicimos pedazos la luna a
dentelladas,
impulsamos las sábanas a un abril de amapolas,
nos
inspiraba el mar.
Soto que atrae, umbría
de vello casi en llamas,
dentellada tenaz que siento en lo más hondo,
vertiginoso abismo que me recoge, loco
de la lúcida muerte.
Túnel por el que a
ciegas me aferro a tus entrañas.
Recóndito lucero tras una madreselva
hacia donde la espuma se agolpa, arrebatada
del íntimo destino.
En ti tiene el oasis su
más ansiado huerto:
el clavel y el jazmín se entrelazan, se ahogan.
De ti son tantos siglos de muerte, de locura
como te han sucedido.
Corazón de la tierra,
centro del universo,
todo se atorbellina, con afán de satélite
en
torno a ti, pupila del sol que te entreabres
en la flor del manzano.
Ventana que da al mar,
a una diáfana muerte
cada vez más profunda, más azul y anchurosa.
Su hálito de infinito propaga los espacios
entre tú y yo y el fuego.
Trágame, leve hoyo
donde avanzo y me entierro.
La losa que me cubra sea tu vientre leve,
la madera tu carne, la bóveda tu ombligo,
la eternidad la orilla.
En ti me precipito como
en la inmensidad
de un mediodía claro de sangre submarina,
mientras el delirante hoyo se hunde en el mar,
y el clamor se hace
hombre.
Por ti logro en tu
centro la libertad del astro.
En ti nos acoplamos como dos eslabones,
tú poseedora y yo. Y así somos cadena:
mortalmente abrazados.
* * * * *
Ropas con su olor...Ropas con
su olor
paños con su aroma.Se alejó
en su cuerpo,
me dejó en sus ropas.lecho sin
calor,
sábana de sombra.Se ausentó
en su cuerpo.
Se quedó en sus ropas.
* * * * *
Tristes guerras
Tristes guerras
si
no es amor la empresa.
Tristes, tristes.
Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.
Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.
* * * * *
Tus ojos se me van...Tus ojos
se me van
de mis ojos y vuelven
después de recorrer
un páramo
de ausentes.Tu boca se
me marcha
de mi boca y regresa
con varios besos muertos
que aún
baten, que aún quisieran.Tus brazos
se desploman
en mis brazos y ascienden
retrocediendo ante esa
desolación que sientes.De
"Cancionero y romancero de ausencias" 1941 1942
Otros poemas
Canción del esposo soldado
He poblado tu vientre
de amor y sementera,
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.
Morena de altas torres,
alta luz y ojos altos,
esposa de mi piel, gran trago de mi vida,
tus pechos locos crecen hasta mí dando saltos
de cierva concebida.
Ya me parece que eres
un cristal delicado,
temo que te me rompas al más leve tropiezo,
y a reforzar tus venas con mi piel de soldado
fuera como el cerezo.
Espejo de mi carne,
sustento de mis alas,
te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.
Mujer, mujer, te
quiero cercado por las balas,
ansiado por el plomo.
Sobre los ataúdes
feroces en acecho,
sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa
te quiero, y te
quisiera besar con todo el pecho
hasta en el polvo, esposa.
Cuando junto a los
campos de combate te piensa
mi frente que no enfría ni aplaca tu
figura,
te acercas hacia mí como una boca inmensa
de hambrienta dentadura.
Escríbeme a la lucha,
siénteme en la trinchera:
aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,
y defiendo tu vientre de pobre que me espera,
y defiendo tu hijo.
Nacerá nuestro hijo con
el puño cerrado,
envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
sin colmillos ni garras.
Es preciso matar para
seguir viviendo.
Un día iré a la sombra de tu pelo lejano.
Y dormiré en la sábana
de almidón y de estruendo
cosida por tu mano.
Tus piernas implacables
al parto van derechas,
y tu implacable boca de labios indomables,
y ante mi soledad de explosiones y brechas
recorres un camino de besos implacables.
Para el hijo será la
paz que estoy forjando.
Y al fin en un océano de irremediables
huesos,
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.
De "Viento del
pueblo" 1936 1937
* * * * *
Canción última
Pintada, no vacía:
pintada está mi casa
del color de las
grandes
pasiones y desgracias.
Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa,
con su ruinosa cama.
Florecerán los besos
sobre las almohadas.
y en torno de los
cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna,
perfumada.
El odio se amortigua
detrás de la ventana.
Será la garra
suave.
Dejadme la esperanza.De "El
hombre acecha" 1938 1939
* * * * *
Casida del sediento
Arena del desierto
soy, desierto de sed.
Oasis es tu boca
donde no he de beber.
Boca: Oasis abierto
a todas las arenas del desierto.
Húmedo punto en medio
de un mundo abrasador
el de tu cuerpo, el
tuyo,
que nunca es de los dos.
Cuerpo: pozo cerrado
a quien la sed y el sol han calcinado.
* * * * *
Cerca del agua te
quiero llevar...Cerca del
agua te quiero llevar
porque tu arrullo trascienda del mar.Cerca del
agua te quiero tener
porque te aliente su vívido ser.Cerca del
agua te quiero sentir
porque la espuma te enseñe a reír.
Cerca
del agua te quiero, mujer,
ver, abarcar, fecundar, conocer.
Cerca del agua perdida del mar
que no se puede perder ni
encontrar.
* * * * *
Dime desde allá abajo...
Dime desde allá abajo
la palabra te quiero.
¿Hablas bajo
la tierra?
Hablo con el silencio.¿Quieres
bajo la tierra?
Bajo la tierra quiero
porque hacia donde corras
quiere correr
mi cuerpo.Ardo desde
allí abajo
y alumbro tus recuerdos.
* * * * *
El tren de los heridos
Silencio que naufraga en el silencio
de las bocas cerradas de la noche.
No cesa de callar ni atravesado.
Habla el lenguaje ahogado de los muertos.
Silencio.
Abre caminos de algodón profundo,
amordaza las ruedas, los relojes,
detén la voz del mar, de la paloma:
emociona la noche de los sueños.
Silencio.
El tren lluvioso de la sangre suelta,
el frágil tren de los que se desangran,
el silencioso, el doloroso, el pálido,
el tren callado de los sufrimientos.
Silencio.
Tren de la palidez mortal que asciende:
la palidez reviste las cabezas,
el ¡ay! la voz, el corazón la tierra,
el corazón de los que malhirieron.
Silencio.
Van derramando piernas, brazos, ojos,
van arrojando por el tren pedazos.
Pasan dejando rastros de amargura,
otra vía láctea de estelares miembros.
Silencio.
Ronco tren desmayado, enrojecido:
agoniza el carbón, suspira el humo
y, maternal la máquina suspira,
avanza como un largo desaliento.
Silencio.
Detenerse quisiera bajo un túnel
la larga madre, sollozar tendida.
No hay estaciones donde detenerse,
si no es el hospital, si no es el pecho.
Para vivir, con un pedazo basta:
en un rincón de carne cabe un hombre.
Un dedo solo, un solo trozo de ala
alza el vuelo total de todo un cuerpo.
Silencio.
Detened ese tren agonizante
que nunca acaba de cruzar la noche.
Y se queda descalzo hasta el caballo,
y enarena los cascos y el aliento.
* * * * *
Me llamo barro
aunque Miguel me llame...Me llamo
barro aunque Miguel me llame.
Barro es mi profesión y mi destino
Que mancha con su lengua cuanto lame.
Soy un triste instrumento del camino.
Soy una lengua dulcemente infame
a los pies que idolatro desplegada.
Como un nocturno buey de agua y barbecho
que quiere ser criatura idolatrada,
embisto a tus zapatos ya sus alrededores,
y hecho de alfombras y de besos hecho
tu talón que me injuria beso y siembro de flores.
Coloco relicarios de mi especie
a tu talón mordiente, a tu pisada,
y siempre a tu pisada me adelanto
para que tu impasible pie desprecie
todo el amor que hacia tu pie levanto.
Más mojado que el rostro de mi llanto,
cuando el vidrio lanar del hielo bala,
cuando el invierno tu ventana cierra
bajo a tus pies un gavilán de ala,
de ala manchada y corazón de tierra.
Bajo a tus pies un ramo derretido
de humilde miel pataleada y sola,
un despreciado corazón caído
en forma de alga y en figura de ola.
Barro en vano me invisto de amapola,
barro en vano vertiendo voy mis brazos,
barro en vano te muerdo los talones,
dándote a malheridos aletazos
sapos como convulsos corazones.
Apenas si me pisas, si me pones
la imagen de tu huella sobre encima,
se despedaza y rompe la armadura
de arrope bipartido que me ciñe la boca
en carne viva y pura,
pidiéndote a pedazos que la oprima
siempre tu pie de liebre libre y loca.
Su taciturna nata se arracima,
los sollozos agitan su arboleda
de lana cerebral bajo tu paso.
y pasas, y se queda
incendiando su cera de invierno ante el ocaso,
mártir, alhaja y pasto de la rueda.
Harto de someterse a los puñales
circulantes del carro y la pezuña,
teme del barro un parto de animales
de corrosiva piel y vengativa uña.
Teme que el barro crezca en un momento,
teme que crezca y suba y cubra tierna,
tierna y celosamente
tu tobillo de junco, mi tormento,
teme que inunde el nardo de tu pierna
y crezca más y ascienda hasta tu frente.
Teme que se levante huracanado
del blando territorio del invierno
y estalle y truene y caiga diluviado
sobre tu sangre duramente tierno.
Teme un asalto de ofendida espuma
y teme un amoroso cataclismo.
Antes que la sequía lo consuma
el barro ha de volverte de lo mismo.
* * * * *
Me sobra el corazón
Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas
solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias
de
arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.
Hoy reverdece aquella espina seca,
hoy es día de llantos de
mi reino,
hoy descarga en mi pecho el desaliento
plomo
desalentado.
No puedo con mi estrella.
Y busco la muerte por las manos
mirando con cariño las navajas,
y recuerdo aquel hacha compañera,
y pienso en los más altos campanarios
para un salto mortal
serenamente.
Si no fuera ¿por qué?... no sé por qué,
mi corazón escribiría
una postrera carta,
una carta que llevo allí metida,
haría un
tintero de mi corazón,
una fuente de sílabas, de adioses y regalos,
y ahí te quedas, al mundo le diría.
Yo nací en mala luna.
Tengo la pena de una sola pena
que
vale más que toda la alegría.
Un amor me ha dejado con los brazos caídos
y no puedo
tenderlos hacia más.
¿No veis mi boca qué desengañada,
qué
inconformes mis ojos?
Cuanto más me contemplo más me aflijo:
cortar este dolor ¿con
qué tijeras?
Ayer, mañana, hoy
padeciendo por todo
mi corazón, pecera
melancólica,
penal de ruiseñores moribundos.
Me sobra corazón.
Hoy, descorazonarme,
yo el más
corazonado de los hombres,
y por el más, también el más amargo.
No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada
día.De
"Otros poemas" 1935 1936
* * * * *
Pena
bienhallada
Ojinegra la oliva en tu mirada,
boquitierna la tórtola en tu risa,
en tu amor pechiabierta la
granada,
barbioscura en tu frente nieve y brisa.
Rostriazul el clavel
sobre tu vena,
malherido el jazmín desde tu planta,
cejijunta en tu cara la
azucena,
dulciamarga la voz en tu garganta.
Boquitierna, ojinegra,
pechiabierta,
rostriazul, barbioscura, malherida,
cejijunta te quiero y
dulciamarga.
Semiciego por ti llego a tu puerta,
boquiabierta la llaga de mi
vida,
y agriendulzo la pena que la embarga.
* * * * *
Ser onda, oficio,
niña, es de tu pelo...
Ser onda, oficio, niña, es de tu pelo,
nacida ya para el marero
oficio;
ser graciosa y morena tu ejercicio
y tu virtud más ejemplar ser
cielo.
¡Niña!, cuando tu pelo va de vuelo,
dando del viento claro un
negro indicio,
enmienda de marfil y de artificio
ser de tu capilar borrasca
anhelo.
No tienes más quehacer que ser hermosa,
ni tengo más festejo que
mirarte,
alrededor girando de tu esfera.
Satélite de ti, no hago otra
cosa,
si no es una labor de recordarte.
-¡Date presa de amor, mi carcelera!De
"Primeros poemas" 1933
* * * * *
Tus cartas son un vino
A mi gran Josefina adorada
Tus cartas son un vino
que me trastorna y son
el único
alimento para mi corazón.
Desde que estoy ausente
no sé sino soñar,
igual que el mar tu
cuerpo,
amargo igual que el mar.
Tus cartas apaciento
metido en
un rincón
y por redil y hierba
les doy mi corazón.
Aunque bajo la
tierra
mi amante cuerpo esté,
escríbeme, paloma,
que yo te
escribiré.
Cuando me falte sangre
con zumo de clavel,
y encima de mis huesos
de amor cuando
papel.