"...¿Y cómo te diré, amor,
que ya es otoño desde esta lejanía
que hace bello al deseo?..."
"Buveurs"
Jean Béraud
Reseña biografica
Poeta
español nacido en Aguilar de la Frontera, Córdoba, en 1926.
Es uno de
los más importantes poetas andaluces de la segunda mitad del siglo XX.
Estudió Derecho en la Universidad
de Granada y a partir de 1951 comenzaron a aparecer poemas suyos en
diversas publicaciones, vinculándose al grupo
de poetas de
Cántico
y formando parte de la redacción de la revista Caracola. Su
primera publicación, «Elegía a un
amigo muerto» en 1954, fue seguida por «Los días terrestres» en 1957.
En 1960 regresó definitivamente a su ciudad natal y tras largos
años de silencio, publicó en 1980 «Poemas ancestrales»
y en 1982 «Ocaso en Poley», con el que obtuvo el
Premio Nacional de la Crítica.
En 1984 su pueblo natal le
nombró
Hijo Predilecto, y en ese mismo año se editaron sus «Cinco
epístolas a los Ipagrenses».
En 1985 publicó «Teselas para un mosaico» y en 1990 le fue conferida la
Medalla de Plata de las Letras Andaluzas.
De su obra también hacen parte tres libros de aforismos: «Entimema»
«Sofisma» y «Sorites».
Falleció en el año 2002. ©
De "Los días terrestres" 1957:
Carta de una dama
La Despedida
Otoño
De "Poemas ancestrales" 1980:
Aria triste
Puesta del sol
Tres poemas
De "Ocaso en Poley" 1982:
Amarte
Antinomia
Cántico
De la vida
Del amor
La limosna
Libros
Nocturno
Ocaso en
Poley
Razón de amor
Somnia
Todo en tu amor dolíame
Tu sortija
Un poema
Una carta
Yo te amé en el silencio
De "Teselas para un mosaico"
1985:
6
¿Cómo no sumergirse en el remanso...
8 Llamaron al teléfono...
16 De rosas nunca
vestiré tu cuerpo...
17 Ligera y más esbelta...
18 La azucenas
me recuerdan...
21 Salve, Regina
23 Claudiquemos,
duquesa...
26 Huyendo de Sodoma...De La "gorriata" 1990:
A lo divino
Tus manos
De "Sofisma":
1 De la verdad, la
mentira y el error
2 De la vida, de la muerte
3 El silencio y la palabra
4 Erótica
5 Estética
6 Ethos
7 Saber,
pensar
8 Ser o no ser
Otros poemas:
Con discreta frecuencia...
De "Los días terrestres"
1957:
Carta de una dama
He pensado a menudo en un verso de Eliot;
aquel en que una dama
persuasiva y ajada
sirve el té a sus amigos entre efímeras lilas.
Yo la hubiese querido porque, igual que la suya,
mi vida es una
inútil e inacabable espera.
Pero he aquí que es tarde, y ella murió
hace tiempo,
y de una vieja carta banalmente perfecta
su recuerdo
difunde perenne y raro aroma.
«Londres, mil novecientos siete. Querido amigo:
Siempre estuve
segura, lo sabes, de que un día...
Mas trata de excusarme si divago;
es invierno
y no ignoras cuán poco me ocupo de mí misma.
Te
espero. Los enebros han crecido y las tardes
culminan hacia el río y
los rojos islotes.
Soy triste y, si no llegas, un tema de suspiros
hundirá al gabinete, de un raso ajedrezado,
en el inmundo estiércol
del tedio y la derrota.
Para ti habrá una torre, un jardín afligido
y unas campanas graves húmedas de armonía;
y no habrá té ni libros ni
amigos ni advertencias,
pues yo no seré joven ni querré que te
vayas...»
Y esta dama de Eliot, tan dúctil y serena,
se habrá desvanecido
también entre las lilas,
y el banderín siniestro del suicidio ardería
un instante en la estancia con su opaco alarido.
* * *
La Despedida
Al volver de las rocas, donde sopla la brisa
y estrella el mar el
agrio navío de su aroma,
la prolongada queja de un tren lejano abate
mi corazón rendido de pañuelos y adioses.
Y si amo el instante que de
ti me separa
y cedo a la delicia de su ingrata hermosura,
que
expirará mañana entre humo y abrazos;
si de nuevo renuncio a quedarme
contigo
en la vida que oprimen con su broche los días
y convierte
al amor en una estatuilla
de sal que se derrumba en un jardín
estéril;
si elijo el gallardete de la pena, y el mundo
continúa lo
mismo de bello porque es triste
con sus nubes sombrías y sus húmedos
bosques,
es sólo porque debo perderme totalmente
y arrojar la
amargura tan dentro de mí mismo
que por ella, algún día, sepa al fin
que he vivido.
* * *
Otoño
¿Y cómo te diré, amor, que ya es otoño
desde esta lejanía que
hace bello al deseo,
si la lluvia que moja mis hombros es lo mismo
que todos los recuerdos dulces y las promesas,
y las nubes tan grises
no son como tus ojos?
¿Qué tristeza que sabe a una antigua alegría
tiene el parque
alfombrado de crujientes serojas,
si tú vives lejísimos y mi vida no
tiene,
cual las oblicuas tubas de los talados árboles.
otro
destino ahora que la desnuda espera?
¿Es algo quizás nuevo o es solamente el tiempo
que otra vez de
improviso vierte sus caravanas
de humedades y olores de papeles y
tierras,
de viejos palomares y de tejas oscuras,
el tiempo que
regresa como un joven desnudo,
mojado y casi ebrio de un viaje
larguísimo?
Pero yo sólo sé, amor, que ya es otoño,
que tu recuerdo este día
triste me empuja
al final de los parques donde estuvimos juntos,
los parques de otras tardes claras en que el perfume
de los tilos en
flor era igual que un abrazo,
y una caja de música morada las
Descalzas,
cuando los barrenderos lentamente volvían.
Y también sé, amor mío, que desde mi tristeza
vanas serán las
rosas que prepara la tierra,
que nunca la melisa silvestre volveremos
a coger por las lomas leves de los ejidos,
que indiferente a este
pecho que se me muere
sus flores el ciclamen volverá a dar tan
bellas.
Y por eso, quisiera expirar junto a esas
húmedas avenidas de
alerces solitarios,
porque una vez jugamos donde una fuente ahora
con la ilusión de mayo contentísima gime.
De "Los días
terrestres" 1957
De "Poemas ancestrales" 1980:
Aria triste
Homenaje a J. R. J.
Meeting at night
Antes de que se cierre la cancela y el faro
rasgue con su guadaña
el estor de la tarde,
hay un jazmín sombrío que aguarda unas pisadas
entre la celosía otoñal de una cita.
Los muchachos que vuelven de la playa, la ronda
última de los
novios que atenúa la niebla,
la red de los silencios y su copo
doliente
rozan por un instante esa amarga clausura.
Pasan como vencidos del rigor de los besos,
tú que esperaste en
vano de una noche a otra noche,
y dejan en la agreste baranda de la arena
el áspero geranio de un
sollozo votivo.
La barca en que un arráez se pierde entre las rocas
es sólo un
vago indicio, bajo la luna llena.
Tras el balcón abierto hay un
libro, unas flores...
Un timbre casi anuncia la ausencia de sus
manos.
Y el amor, que salvaba la verja y los rosales,
lejos de la corola
de su ser se evadía;
y en los acantilados su sangre decoraba
la
ruda y pavorosa soledad de las olas.
Y una noche, a las doce... La terraza era un friso
de espaldas y
organdíes que agitaba la música.
Y el mar siguió vacío, y la playa
desierta,
y no se oyeron pasos, y no vino a la cita.
* * *
Puesta del sol
En tanto que de rosas
hacemos una piña...
San Juan de la Cruz
La cueva sin nadie que conocía el agua
y las espátulas de pizarra del mar contra las rocas
no eran una
música más arriba,
o que provocasen siquiera frente a barcas de palo.
El frío del Altísimo,
tras la solar hoguera de los montes,
un
silbido espeso derramó y palpitábamos.
«Angeles son, y no contadas
naves».
Y cuando lo decías,
sin ese esfuerzo que inutiliza el
recuerdo,
un pecho tierno me brotó de repente:
Angeles son,
dejados a su avío;
en tanto que de gozo se me apiñó la dicha.
* * *
Tres poemas
Homenaje a Pablo García Baena
I
Cuan largas, tortuosas,
miserables e inútiles
son siempre las congojas del amante obstinado.
Su pensamiento yerra aunque acierte su instinto,
su corazón se
aprieta de agresivos venablos
sin objeto, a no serlo de su propio
veneno.
Pero es tanta su cómplice alianza con todo,
es tan fuerte
su abrazo solitario al hastío
que se inmolan ligeros en fragmentos de
gloria,
desnudos, en la hoguera de una pasión sin nombre.
Oh, qué
yerta corona de pavesas altivas,
qué confín tan oscuro de heroicas
cintas mustias.
Todo se prometía tan risueño, tan dulce...
Fueron
tantos aquellos vehementes deseos...
Como raros y ajados estandartes
de escarnio
flamean. Son beodos de elegantes maneras,
sordos a la
ternura que ya no reconocen.
II
Cuando ayer me pediste que escribiera unos versos
de amor,
para regal0 de quien tú tanto amas,
sentí que no debía negarme a tu
deseo,
pues con él me brindabas la ocasión, tal vez única
de
revelarte todo el que por ti yo escondo.
Y así, cuando en el pecho de
tu dulce criatura
mis palabras estallen como encendidas rosas,
yo
no estaré del todo ausente a ese perfume.
Yo vibraré un instante tan
cerca de vosotros
como de ti lo está, mientras viva, mi alma.
III
Esta hermosa sortija, cuyas piedras un día
fueron entre
tus dedos mortecinos jacintos,
hoy me ciñe del vago recuerdo de tu
carne,
del intenso y oscuro aroma de tu alma.
Quién, entonces,
podía imaginarlo, amor mío:
alma y cuerpo en un solo y unísono
destello.
De "Poemas ancestrales" 1980
De "Ocaso en Poley" 1982:
Amarte
Amarte no fue un ramo
de rosas en la tarde.
¿Dejarte cualquier día para siempre y no
verte...?
Todavía me queda otro infierno más grande.
Esperar a que
vuelvas más allá de la muerte.
* * *
Antinomia
¡Si a víctima me
alzaras
en la cruz de tus brazos...!
Pero yerras y aún vivo
y
execro esa victoria
* * *
Cántico
El que pasa ignorado por los arcos del mundo.
El que extiende en
el suelo su clámide de oro.
El que aspira en el bosque el rumor de la
lluvia
y olvida su cuidado debajo de los sauces.
El que besa tus
brazos y tiembla y se transforma
a pesar del embate de todo y de sí
mismo.
El que a tu sombra gime como trémula gema.
El que pasa, el
que extiende, el que aspira y olvida.
El que besa, el que tiembla y
se transforma. El que gime.
* * *
De la vida
I
Más palabras no
engendres en mí, torvas criaturas
que envilecen y editan su métrica
satánica.
Yo te amaba y por eso te inventaba besándote.
La vida no
era un verso. ¡Y la encontré contigo!
II
Te amaba con
locura. De la vida. ¿qué tuve?
Sólo una inmensa pira que ardía
inextinguible.
Pero ni la traspuse ni me abrasé con ella.
¿Más
allá de nosotros? Fama de la ceniza.
III
Oh límpido y
amado don de tus ojos de oro
qie se atribuló mi vida de martirios
dulcísimos.
De aquel trance, dos lágrimas hoy sangran resbalando
y
doliendo, acosándonos de ternura y de dicha.
* * *
Del amor
¡El amor le resbalaba!
Hoy vendo heridas de ayer...
¿Quién es quien amaba, quién?
* * *
La limosna
Una noche de invierno, de tantas en la vida,
sintiéndome el más pobre de los pobres del mundo,
me arrojé por las calles en busca de sustento
mientras la lluvia hería mi rostro como un látigo.
Como pude, arrastrándome en aquel torbellino
de vértigo y de frío, logré alcanzar su casa.
Llamé con la ternura que precede a la muerte;
besé, con el helor que en mis labios traía,
aquellos aldabones que yo soñé imposibles.
Salieron a la puerta tus hijos, como rosas
en el trono encendido del hogar que vibraba.
Yo no sé qué limosna pedí ni con qué harapos
quise ocultar mi fiebre, mi amor y mi miseria.
Del fondo de la casa, del fondo de la vida,
sentí su voz decirme, mientras agonizaba
mi corazón: perdone. Por Dios, perdone, hermano.
* * *
Libros
En el gabinete de Walter Wartburg
En el frío papiro de
turbios editores
volqué yo aquellas ansias de una pasión sin límite.
¿Era eso mi vida? Asco me dio de ella.
Con qué clarividencia sentí
que estaba muerto.
* * *
Nocturno
¿No fue mía la noche? No era mía. Sus lágrimas
¿no fueron en mi vida
murallas como llantos?
¿Qué hacía la hermosura, la burda; allí, qué
hacía?
¿No eran mías las lóbregas noches suyas? Ah, nunca
fueron
mías. ¿Y aquellos ojos rojos que ardieron
como extáticas lámparas de
amor, en la apacible
e infinita tersura de una noche de estío?
Pavesas para tiempo de miseria y memoria.
* * *
Ocaso en Poley
Si la tarde no altera la divina hermosura
de tus oscuros ojos fijos
en el declive
de la luz que sucumbe. Si no empaña mi alma
la
secreta delicia de tus rocas hundidas.
Si nadie nos advierte. Si en
nosotros se apaga
toda estéril memoria que amengüe o que diluya
este amor que nos salva más allá de los astros,
no hablemos ya, bien
mío. Y arrástrame hacia el hondo
corazón de tus brazos latiendo bajo
el cielo.
* * *
Razón de amor
Lo que de amor yo supe
lo aprendí desamándote.
Por eso te idolatro
mejor que si te amara.
* * *
Somnia
Decías que querías llevarme entre tus manos
-yo besé esa locura,
yo la lloré y la quise-,
como a un frágil lucero de amor alucinado;
casta palma y abierta que irradiase en tu noche.
Y vi cómo la
alzabas, cómo su luz se erguía
frente a los farallones férreos del
mundo, contra
las turbias embestidas de lo oscuro y lo incierto,
ante esa furia cárdena que rugía en tu ergástula...
Pero el mal fue
más hondo. No dimos la batalla
por falta de enemigo. Todo está
consumado.
* * *
Todo en tu amor dolíame
Todo en tu amor dolíame
como un puñal ardiendo;
un revólver sonoro,
una tortura de instrumentos.
Las rosas, el
champán...,
-¿te duele?-, el gesto
tuyo, como de alondra
que me
abrasaba de tu aliento.
Dispara ya, y abrázame,
que estoy
dispuesto
a todo, y se hace tarde
para morir. Soy lento.
* * *
Tu sortija
Tu sortija me da mucho frío
amor mío, amor mío, amor mío.
Tu
sortija no me da calor;
mío amor, mío amor, mío amor.
* * *
Un poema
¿Un poema es un beso y
por eso es tan hondo?
Un poema -¿me quieres?- se aposenta -no hables-
en mis labios que abdican del canto si me besas.
¿Un poema se
escribe, se malversa, se abraza?
Oh dulce laberinto de luz, oh
tenebrosa,
oh altísima y secreta confusión, amor mío.
* * *
Una carta
Una carta, un poema,
una música, un llanto...
¿Cómo te apreso, cómo te amo o me consumo?
¿Nuevas muertes u otras vidas? Restituidme
a los gélidos féretros del
verbo y de la carne.
* * *
Yo te amé en el silencio
Yo te amé en el
silencio de la ignota atalaya
que calla su tesoro de oro inaccesible.
Y ahora que te canto -¡maldito sea el llanto
del amor que se canta!-,
qué soledad sonora,
qué insensata y agónica trompetería, qué estéril,
qué grave fundamento, qué infierno irreparable.
De "Ocaso en Poley"
1982
De "Teselas para un
mosaico" 1985:
6. ¿Cómo no
sumergirse en el remanso
inabarcable de tus pies desnudos
si
tienen el aroma de melones tardíos?
8. Llamaron al teléfono
en hora
intempestiva.
Y como te conozco
y te sé y te adoro
y poseo el
dominio
de todos tus registros,
le respondí a esa estúpida
y
enclenque vocecilla:
ni esta noche ni nunca.
16. De rosas nunca
vestiré tu cuerpo
ni el dulce mosto volverá a mis labios.
Si
granjearme supe vuestras dádivas,
llorad conmigo, pues Lavinio ha
muerto.
17. Ligera y más esbelta
que
la delgada caña del aliste,
guardé en un relicario
una hebra de tu
cuerpo.
Después de muchos años,
al hostigarle un día los rebeldes
ingletes,
libre quedó por fin del leve biselillo
que la tuvo
cautiva.
Y me reconoció como a su dueño,
corriendo hacia mis
labios.
18. La azucenas me
recuerdan -¡lástima
que carezcan de aroma!-
lo robusto y oscuro de
tus brazos.
21. Salve, Regina
(escúchame,
necesito de nuevo
abrazarte esta noche),
Mater misericordiae
(detrás del cobertizo
del campo de
deportes),
vita, dulcedo (cállate,
no te inmutes y canta:
nos está
vigilando el Padre Errandonea).
23. Claudiquemos, duquesa.
Nos están engañando,
nos desprestigian soberanamente.
No nos queda
otra opción que el adulterio.
26. Huyendo de Sodoma
en un
tren detestable,
le susurré a Descartes -que venía conmigo-
que el
mejor de los
métodos
era el uso obsesivo de la andrómina.
De "Teselas para un
mosaico" 1985
De "La gorriata" 1990:
A lo divino
Dejar de serlo tras de haberlo sido.
Dejar de amar después de haber
amado.
Dejarlo todo y no haber dejado
nada que no estuviera ya
perdido.
Haber tenido el corazón rendido
como quien se sabía derrotado.
Haberlo puesto todo en el costado
de una llaga sin daga y sin
sentido.
Haberle dicho un día y otro día
que era como la flor de la
alfaguara.
Haber caído en tan adversa suerte,
yo que lo quise tanto y se reía.
Tener la gloria entre las manos
para
abandonarla en brazos de la muerte.
* * *
Tus manos
Yo sé muy bien que no serán tus manos
rojas, de irrefutable arcilla
humana,
las que han de herirme a su pesar mañana.
¿Suyo es mi
ensueño? Míos son sus vanos
reinos de laberintos y de arcanos.
Yo sé muy bien su condición
rufiana,
y cuánto pierde aquel que siempre gana
salvo ante dos
asaltos soberanos.
¿Qué valieron sin mí, qué ha perdurado
de cuando se incendiaban
como estrellas,
de cuando las besaba sin quererte?
Una ceniza de oro desplomado,
unos destellos que no fueron de
ellas...
Rosas de trapo en manos de la muerte.
De "La Gorriata"
1990
De "Sofisma":
De la verdad, la mentira y el error
5. La verdad es la triste consecuencia de haber
descubierto
la mentira.
10.
La verdad no es fotogénica.
12. Huir de lo falso no implica abrazarse
a la verdad, sino
simplemente,
huir.
22. ¿Debo ir? Luego voy a mentir.
26. No hay cosa que más
mienta que un papel.
29. Cualquier cosa y a cualquier precio. Menos
no mentir.
34. La gracia del mundo es el choque de dos mentiras.
38. No digáis mentiras. Mentid con la verdad en la mano.
54. La
mentira es fundamental en un sistema de estorbos.
55. Donde se vive
bien es en el error.
62. Sé sumamente piadoso con tus errores.
* * *
De la vida, de la muerte
3. A última hora, la muerte está muy bien pensada. Pero
hay que sabérsela ganar.
9. La vida es un suplicio porque
no vivimos con quien
deberíamos. ¿Y
con quién?
12. Porque se es fiel, se es libre.
13. La vida no
tiene más ideología que el olor.
16. El ingrediente de la vida huele
a potingue.
21. La vida no me deja vivir.
26. Anular la infinita
quietud de la muerte. Ése es el móvil
vano de las culturas.
52. Sólo los cobardes aspiran a la felicidad.
60. No aceptéis ningún tipo de realidad que ya no esté
boca abajo.
70. Vivo sin beber en mí.
78. La locura no tiene
precio.
79. Un loco siempre enuncia templos como verdades.
87.
Vivo con nadie. Porque vivir solo es propio de quienes
la vida les ha abandonado ya.
* * *
El silencio y la palabra
3. Cuando hablamos de analfabetos no indagamos de
qué alfabetos están llenos.
8. ¿Notáis lo oscuro del
lenguaje?
12. Los dialectos no tienen dialéctica, sometidos como
están
al imperio de los idiomas.
17. Desde Platón a Rousseau, las utopías se han venido
escribiendo con lenguajes tópicos.
20. El lenguaje cateto es
presexual y nunca superior al
alarido último.
24. El tabú no es una coactividad, sino una huida
petrificada.
42. ¿Cómo habrá que vivir para hablar así?
54. Las
palabras no engarzan reflexiones, pero las reflexiones
si engarzan palabras. Eso es lo importante.
* * *
Erótica
1. ¡Siempre
vienes de ti por un camino mío!
2. El amor es un exceso
de carencia.
3. Cuando no me desees serás quien no eras.
4. Jamás pude soñar que alguien tan vacío llegara a llenarme
tanto.
5. Las manos que verdaderamente te aman nunca son
de
pianista, sino de bordadora.
6.
Amar es conocerse en el error de otro.
7. La ortografía
es enemiga del amor.
8. Amo, luego me siento odiado.
9. Cualquier intimidad ya es toda la intimidad.
10. La
caridad es menos cara que el cariño.
11. Inexorablemente, todo lo que
es relación exige atracción y rechazo.
Sólo amor y odio son excluyentes: es decir, estériles.
12. Amar es
borrar error.
13. Ya estaba todo hablando: era el amor.
14. El
código del amor está en la palabra y no en el sexo.
Después de refocilarse no hay quien hable.
15. Amor de nido, amor de
antaño.
16. Sólo se quiere aquello que no se puede querer.
17. Mis
noches de amor ya estaban escritas.
18. Te amé con la videncia táctil
de la ceguera.
19. Beso labios que luego hablan no besados.
20.
Cuando me besas, no hueles, ¡Qué asco!
21. Seducir es saber burlar lo
imprevisible.
22. Me repugnan tus manos porque sólo huelen a mí.
23. A un amante futuro: te he besado mañana.
24. Sé que tú ya eres yo
porque no pienso en ti.
25. Vio su propia poesia en el espejo de un
beso.
26. Bien sabes tú, amor mío, que ellos sól0 tienen la falsa
felicidad de los anestesiados.
27. Amar es evadirse de la sintaxis.
28. El amor amplía eternidad.
29. Amo cuando nombro.
30. En amor,
se es el que no se será nunca.
31. Ámame como el perro a su llaga.
32. Lo que dura en el amor es la conciencia de haberlo perdido.Bergson
aún lo pasó peor, porque poseía la duración de la conciencia.
33.
Amar es borrar función. Toda función.
34. Te amo ortográficamente.
35. ¡Cómo sé cuánto te amo cuando te odio!
36. ¿Quién me garantiza
que el estar conmigo no es la mera consecuencia
de una huida?
37. Los actos individuales por excelencia son actos de
pareja.
77. La mujer no tiene plural.
* * *
Estética
16. La poesia es siempre un después.
25. Cuando no existían autores
ya existía la literatura. En
aquella época, trabajaba yo en una Compañía de Seguros.
29. La jarcha
tartamudea de gozo en el lenguaje del amor
no existente hasta entonces.
30. De la poesia, amo su insobornable
fidelidad a la prostitución.
42. La enfermedad se hizo romantica cuando fue diagnosticada por el
arte.
49. La elegancia es siempre una promesa.
52. Ellos Son
ordinarios, pero desconocen la ordinariez.
59. El encargado del registro no se lava las manos.
60. Un solo
bostezo aniquila diez años de intensa pasi6n.
61. Todo lo cursi es mariquita. Venga de donde venga.
66. ¡Es tan
bello regresar de lo bello! ¡Es tan bella la pérdida!
* * *
Ethos
1. La moral
es un rechazo de "lo otro".
6. Nadie entrega su desnudez,
si no es en tanto que culpable de ella.
8. Perdóname por
haberte perdonado.
10. Todo afecto es culpa.
13. No puede amarse
más que lo canalla.
26. Sólo la timidez conquista. De los tímidos es
el reino de la carne.
34. Consiste la felicidad en poseer
permanentemente la
conciencia
del cambio.
* * *
Saber, pensar
1. Sólo a mis amigos ignorantes debo reflexiones sobre la
sabiduría.
3. La sabiduría es inculta.
4.
Tan inútil es el oro como la sabiduría. Siempre gana el
ladrón.
10. Conserva siempre tu ignorancia. Te hará dios.
11. Mi
maestro es un niño. No dejéis que se acerque a mí.
17. Es muy
aconsejable dar a las conclusiones tratamiento
de hipótesis.
21. Todo lo previo a la conclusión, sobraba.
30. La
actividad desborda al pensamiento.
31. El pensamiento es lo corpóreo.
32. El pensamiento es insumiso a la coherencia.
37. Cuando se envidia
se desmorona la inteligencia del
desprecio.
38. Galileo tenía de Einstein un concepto newtoniano.
41. Todo lo inteligente es cine.
43. Bendita seas, pobreza, que haces
posible la sabiduría.
* * *
Ser o no ser
1. Tú eres lo que soy sin ti.
2. Y una voz de la calle sonó en mi
intimidad. Supe que
estaba muerto.
5.
Cuando huyo, hallo.
16. El ser no es Sustancia, es relación.
20.
Soy más que el que arrastro conmigo.
25. Conseguí perder lo que jamás
tuve: cabeza.
26. Soy quien fui cuando encontré lo que no sería.
28. Quiero tener la edad que no tuve cuando tenía quince
años.
32. Si puedes, sé siempre como no eres.
39. Lo que atrae de
un ser humano es su peligrosidad. Es
lo único digno de su conquista.
41. Avanzaron hacia el
desconocimiento de sí mismos.
54. Nadie es profeta en su casa. Ni
siquiera en su cama.
62. Puede un hombre ser esclavo de sí mismo,
pero sólo en
la medida de su señorío
de sí.
Otros poemas:
Con discreta frecuencia...
Con discreta
frecuencia,
mi amiga la duquesa
me solicita acrósticos
o tiernas frasecillas
para adular con ellos
a su aleve mancebo.
El corazón y el alma
al escribirlos pongo por entero.
Porque, de alguna forma
-sabiendo los desvíos
de su destinatario--,
de canalla a canalla,
él los hará llegar hasta tus manos.