"No sabré del sabor de tu boca
dormida.
No acunaré a tus hijos. No beberé tu vino"
Dreaming
Francine Van
Hove
Reseña biografica
Poeta
española nacida en Jerez de la Frontera en 1965.
Es una de las nuevas
voces de la poesia femenina española.
Licenciada en Filología
Hispánica, trabaja en la actualidad en la Fundación Caballero Bonald,
donde coordina
la revista de literatura Campo de Agramante.
Ha sido galardonada
,entre otros, con el
Premio de poesia Breve Domecq en 1989, el Premio
Internacional de poesia
Loewe a la Creación Joven en 1995, por el libro «Elogio a la mala
yerba», el Premio Internacional de poesia La Porte
des Poètes, París 1999, por la plaquette «África» y el
Accésit del Premio de poesia Luis Cernuda, Sevilla, 2000, por
el libro «Tratado de cicatrices». También ha publicado los poemarios
«Geografía Carnal» en 1997 y «Alcoba del agua»
en 2002.
Es columnista de opinión en prensa diaria y revistas de literatura.
Además de ser incluida en diversas Antologias,
poemas suyos han sido traducidos al portugués, al francés y al árabe. ©
Especial
A pesar de
su juventud, Josefa Parra es una muestra de la notable tradición
literaria de Cádiz, no sólo
por su excelente trabajo poético sino también por su constante
contribución al engrandecimiento cultural de su país.
Con gran
gusto publicamos la seleccion poética enviada por ésta excelente poeta
jerezana.Gracias,
Josefa.
I -Del tacto
II
-Del olfato
III -De la vista
IV -Del gusto
V
-Del oído
Al fin y al cabo, Narciso
Alcoba cerrada
Alter Tú
Buenos días, tristeza
Contagio
Cosas que no tendremos
De amor cortés
De los sueños
Despacio
El dormido
pretérito y pluscuamperfecto
El exceso
El recuerdo y sus malas
jugadas
Extrañas formas
Habitación de hotel, 1931
Has cambiado
otra vez el curso de los ríos
La infidelidad irremediable
Levante
Los lugares marcados
Más de geografía
Máscaras
No es amor
Poemas prohibidos II
Te explico la diferencia
I -Del tacto
Acércate despacio a mis dominios;
que tus dedos tanteen el espacio
ciegamente, la oscuridad que envuelve
mi cuerpo; que construyan un
camino
y lleguen hasta mí a través del velo
espeso y taciturno de
las sombras.
Sálvame con la luz que hay en tus dedos
si me tocan,
conjura la desidia,
enciéndeme o abrásame en el tacto
esplendoroso
y claro de tus manos.
Como las mariposas de la
noche,
hacia la llama iré que tú convocas,
que prefiero quemarme a
estar a oscuras.
II -Del olfato
La vainilla; el espliego; el verdín; la canela.
A veces un aroma
delgado como de agua,
como de nube o lluvia; a veces un violento
perfume que recuerda la piel de una gacela,
el sudor y la sangre de
un animal en celo.
Pero siempre, al final, la vainilla, el
espliego...
III -De la visita
Para tus ojos.
Para tus ojos fieramente abiertos.
Para tus ojos
fijos.
Para tus ojos con caudal de fiebre.
Para tus ojos grandes.
Una orquídea de carne voluptuosa
para tus ojos ávidos
con vocación
de abejas.
IV -Del gusto
Hay sal sobre los labios. En la lengua,
un resto de naufragios y
sirenas,
tal vez algas, y el gusto de los fondos
espumosos y
verdes del océano.
El sexo siempre sabe a mar de
invierno,
a galernas en medio de la noche.
V -Del oído
Se levanta tu voz, se enrosca y se estremece,
serpiente y remolino,
se enzarza en mis cabellos,
sube aún, se engrandece, se enajena en
rugido
y pierde la noción del trino o la palabra.
Eres otro en tu
voz. No conozco a ese hombre
que grita en el placer, delicioso
extranjero
que habla lenguas angélicas en una cama impura.
De "Alcoba del agua" 2002
Al fin y al cabo, Narciso
Comprendo en ti la soledad sin tacha,
sin fisuras, del cuerpo que
está amando a otro cuerpo
cuyas señas ignora, sin más conocimiento
que el de la carne abierta, su resplandor de venas
como pequeños
ríos, su belleza impaciente,
su adelanto mortal de algún atlas
secreto.
Qué solitariamente te
entregas. no te inquietan
preguntas, no te duele la memoria
del
ser que frente a ti se desenreda
torpemente de otros pasados cuerpos.
Ni te hieren los nombres que no oíste,
sus sílabas de hielo
rompiéndose en tus besos.
Como una
isla, tu contorno esquivo,
sin señas ni recuerdo, sin contactos, sin
puentes,
se perfecciona a solas. Y contemplo tus playas
como un
náufrago; toco la tierra de tu pecho
exiliada de ti antes de
habitarte.
La pura soledad y el
olvido que eliges te hacen cerco.
De "Tratado de
cicatrices"
Alcoba cerrada
Por detrás de la puerta,
guardado por cerrojos de silencio y de agua,
esperando, desnudo, tu cuerpo. Tibiamente,
mansamente desnudo,
hermoso hasta el dolor.
No entraré a descubrirte.
No violaré el
santuario de tu carne entreabierta.
Demasiado peligro para sólo una
vida,
demasiado pecado para tan sólo un alma.
De "Alcoba del agua" 2002
Alter tú
El conjunto de miembros hermosos o la voz
tan dócil que desgarra
y hace sangre,
el catálogo ameno de los gestos,
la increíble, la
cruel sonrisa, la manera
de deslizar las manos, la deseable rodilla.
Ése que muestras no es el que yo quiero.
Te he recreado, otro, a mi
capricho,
más invisible y menos complicado,
y te he inventado casa
y nombre propios,
secretísimo mío, para poder hallarte.
Qué bello te despiertas conmigo en la alborada;
si tú pudieras
verte...
De "Alcoba del agua" 2002
Buenos días, tristeza
A veces llega la tristeza. Trae
las alas suaves de conformidades,
los ojos bajos y la piel desnuda,
y parece tan fácil entregarse,
despojarse, poner bajo sus plantas
el reino, los poderes y las armas,
el amor sobre todo, y esos últimos
retales que nos quedan de alegría.
A veces gana la
tristeza; entonces,
qué lujo de matices su victoria,
qué fasto de
sus grises y sus pardos
ocupándolo todo.
Buenos días,
-he de
decir-, tristeza, aquí me tienes.
De "Alcoba del agua" 2002
Contagio
He bebido esta tarde la tristeza de un cuerpo,
su peso, su evidencia,
su impotencia de carne que quisiera ser sueño,
esa mortalidad que lo delata
incluso en el recuerdo.
Me ha
contagiado un cuerpo de nieve su dolencia
y ando por tanto exceso
agotada, rendida, con apenas las fuerzas
para arrastrar la piel y la
mirada
lejos de su influencia.
De "Alcoba del agua" 2002
Cosas que no tendremos
Cosas que no tendremos:
Las mañanas de abril largas de amor y
sueño.
Las tardes de noviembre con lluvia interminable.
Las noches
del verano tercamente estrelladas.
Todas las madrugadas dulcísimas de
otoño.
Cosas que me he perdido:
No sabré del
sabor de tu boca dormida.
No acunaré a tus hijos. No beberé tu vino.
No lloraré contigo viendo ningún ocaso.
No me amanecerá tu vientre
entre las sábanas.
Tengo todo un tesoro de lagunas y ausencias,
un muestrario completo de páginas en blanco.
De "Alcoba del agua" 2002
D
e
amor cortés
¡Oh Dios, oh Dios, el alba! ¡Qué pronto viene!
Fragmento de un alba del sigloXV
Me has
amado otra vez, tan delicadamente
-pueden también las fieras usar de
cortesía-,
me has desnudado el cuerpo, aunque estaba desnuda,
abriéndome la piel con la boca y las uñas.
Es hermoso el dolor, doloroso el deseo,
tú más hermoso aún, más
hiriente por tanto,
y es hermoso tenerte entre sangre y saliva,
apretado y caliente, hambriento todavía.
Quieran Dios y la Carne firmar una alianza,
que se alargue la
noche más allá de la noche,
que se apague el lucero que anuncia la
alborada
por que sólo amanezca debajo de las sábanas.
De "Alcoba del agua" 2002
Despacio
Se me apaga tu cuerpo entre las manos
tan despacio.
Pavesa
diminuta, luz efímera
tu amor, aunque me empeñe en sustentarlo.
Tan despacio te pierdo.
Y hasta el dolor que aferro con argucias
se vuelve limitado y manejable.
Tan despacio te pierdo,
con tanta
exactitud,
irrevocablemente.
De "Alcoba del agua" 2002
El excesohe de
beberte a sorbos muy pequeños,
deletrear las frases, hacer alto
después de cada encuentro,
cerrar los libros de las confidencias,
amarte muy despacio, y distanciando
Los besos como islas.De
"Geografía carnal"
El recuerdo y sus malas jugadas
El recuerdo me impide dejar atrás tu rostro
bellísimo, y tu boca donde el mundo se abre
como un cáliz profano.
Si la memoria no fuese tan terca,
yo te habría vencido.
Pero el
recuerdo es áspero enemigo:
es fuerte como fuerte la desdicha,
como fuerte el amor. Y aún en mis manos
la huella de las tuyas se
dibuja
con dulzura tenaz,
si por unos momentos el vino o la
añoranza
me hacen pensar en ti.
De "Alcoba del agua" 2002
De los sueños
¿Qué dirías si hoy te invitara a mis sueños?
Tus labios de manzana
sobre la piel golosa de mis ingles
toda la noche -di, ¿qué
pensarías?-,
tu saliva frutal levemente aromando
el hambriento
contorno de mi vientre...
Qué cosecha tan dulce
(semillas y
caricias y extravíos)
para un mundo sin sol.
Dime, ¿no acudirías
si también esta noche te convoco a mis sueños?
De "Alcoba del agua" 2002
El dormido pretérito y pluscuamperfecto
Devuélvete a tu pura
silueta de dormido,
a tus piernas perfectas
recogidas,
a tu gesto inocente
rendido en la almohada,
a las
horas de siesta en que te hallabas
al alcance de mis ensoñaciones.
Devuélveme a ese niño
que a solas descubrí tras la vigilia,
devuélveme tus párpados, quisiera
contemplarte de nuevo, ahora te
comprendo.
De "Tratado de cicatrices"
Extrañas formas tiene el amor...
Extrañas formas tiene el amor.
Las galas del deseo se nutren
de
harapos de desdicha y de frío.
Por debajo del gozo respiran
los
días del hastío futuro.
Toda humedad acaba en
desierto,
todo cuerpo en ceniza -me dices
cuando aún aletea el
placer
por mi piel como un tímido insecto.
Todo
acaba -repites.
Te miro
como se mira a un dios cruel y exacto.
De repente me
siento muy sola.
De "Alcoba del agua" 2002
Habitación de hotel, 1931
(Edward Hopper)
Si hubiera una promesa
entre tú y yo, una
cita
prorrogada, una luz allá a lo lejos
con que poder guiarme;
si quedase esperanza
-aunque fuese una triste
diminuta esperanza-;
si alguna vez tus labios
hubiesen pronunciado
la palabra mortal que yo anhelaba,
o algo
que me sonara parecido,
pienso que aún hallaría
razón para
aguardarte.
¿Y quién sabe si el trueque de la carne
no fue, de
alguna forma, una promesa?
De "Alcoba del agua" 2002
Has cambiado otra vez el curso de los ríos...
Has cambiado otra vez
el curso de los ríos
y has hecho trasladarse todas las cordilleras
con sólo la mirada de tus ojos de escarcha
y el roce de tus dedos
sobre los mapamundis.
Señor de los amores y de la geografía,
grandísimo truhán y Todopoderoso
inconsciente, ahora tienes que
rescribir los libros
y en mi cuerpo desnudo
es tu deber marcar de
nuevo las fronteras.
De "Geografía
carnal"
La infidelidad irremediable
Si, al final,
ha de comer la
tierra tus delicados huesos,
y ha de dormir tu boca como una orquídea
tierna
debajo de raíces y lianas, qué importa
que estés tan
descubierto y accesible,
que encauces tu saliva en otros surcos,
que te des a pedazos cada noche
como Profana, y Cruel, y Santa Forma.
Si, al final,
has de ser a
despecho de tu carne radiante
y de todo el deseo con que te he
coronado
espléndido despojo que posea la muerte...
De "Elogio a la mala yerba" 1996
Levante
Como el urgente viento de Levante te adentras
en mi alcoba, alocando mis folios y mis ansias,
trastocando los
puntos cardinales, hurgando
en mis más escondidos secretos. Sin
respeto
escarbas en mi cuerpo, me lastimas de semen
y de dudas, me
cambias de improviso los pocos
referentes que aún sostenían el mundo.
No puedo detenerte. Me visto de veleta
y señalo hacia el Este
mientras que estás conmigo.
De "Alcoba del agua" 2002
Los lugares marcados donde casi te tuve...
Los lugares marcados donde casi te tuve.
Una playa encendida a
orillas del verano,
una mesa en un bar, un alero de sombra,
un
camino de tierra oscurecido y solo
donde creció el deseo como una
hierba amarga.
Tengo un mapa aprendido de memoria, un pequeño
mapa
(apenas tamaño de una gota de lluvia)
señalado con cruces rojas igual
que besos.
De "Alcoba del agua" 2002
Más de geografía
Te buscaré en los mapas,
lentamente palpando las líneas divisorias,
sorteando montañas y estaciones,
descifrando el azul del mar y de los
ríos,
lentamente acechando
un nombre que te diga y me alimente,
un resquicio de luz hecha palabra,
ciudad, pueblo, accidente, tal vez tierra.
Volviendo del revés la
geografía,
te buscaré, por entre los dibujos
y los signos pintados, lentamente,
sin tregua, sin remedio,
lentamente en los atlas,
sin fe, sin esperanza.
De "Alcoba del agua" 2002
Máscaras
Entre todas las gentes a diario tu rostro
se
camufla con gestos comunes. No hay señales
de tus silencios suaves,
del temblor de tus labios
debajo de los besos o en la urgencia del
sexo.
Máscara de ti mismo, te disfrazas y niegas
el delicado
estigma de tu parte más frágil.
Sólo tus ojos siguen, valientes,
declarando
la emoción que te vence en la alcoba del agua.
De "Alcoba del agua" 2002
No es amor, no es
amor...
No es amor, no es amor
el estremecimiento que me ofreces,
la
dependencia dócil del deseo,
no es amor.
La piel de transparente
se hace alma
que el sudor cristaliza, puramente
transfigurada;
pero es sólo el tiempo
que tarda ese tirano de tu cuerpo
en
hacerse notar en estampida.
No es amor, lo conozco; yo no sé
qué
cosa sea, pero no es amor.
De "Alcoba del agua" 2002
Poemas prohibidos II
Lo innominado
Lo sabíamos ambos,
por eso era superfluo repetirlo -también eso
sabíamos-,
aunque a veces la noche se encarnizara en darnos
las
palabras más bellas, por si acaso crecían.
Esas veces que faltaba un
mal minuto
para que hubiese chispas rodando por el suelo,
y había
que apartar los ojos, y amarrarse
los lazos casi sueltos de la triste
cordura.
Porque también sabíamos que
era cosa de locos,
desvarío extremado (aunque, sí, delicioso)
y
que era necesario extirparlo de golpe,
o sacarle los ojos, o cortarle
las manos,
para que no saliese
a la luz y mostrase
su inocencia
perfecta, que no iba a entender nadie.
De "Elogio a la mala yerba" 1996
Te explico la diferencia
Puedo pasar la vida
contando los exactos
lunares de tu vientre,
siguiendo en el espejo tu mirada, ahuyentando
tus fantasmas; si quieres, siéndome un poco tú.
Puedo pasar la vida.
Pero vivir, amor, es mucho más que eso;
es crecer y dormir y
envejecer contigo,
reñir y bromear, y no vernos a veces,
o vernos
como extraños alguna madrugada.
Es la recia costumbre que de pronto
fulgura
con una hermosa lumbre de pasión y demencia.
De "Alcoba del agua" 2002