"Todo lo que supe de ti lo aprendí en los
libros
y a lo que faltaba, yo le puse palabras"
"Sin nombre"
Francine van Hove
Reseña biografica
Poeta y novelista uruguaya nacida en
Montevideo,en 1941.
Su madre, maestra, la inició en el amor a
la literatura y la música, y la instruyó en los ideales feministas de
igualdad.
Trabajó y estudió hasta licenciarse en Literatura Comparada, cuya enseñanza
ha ejercido durante muchos años.
Su primera colección
poética constituyó un pequeño escándalo por su erotismo y sus transgresiones
sexuales.
Tras el golpe militar uruguayo tuvo que exiliarse en Europa desde 1972.
Obtuvo la nacionalidad española en 1974.
Desde entonces ha publicado varios libros que han gozado del aprecio de la
crítica y los lectores: «Evohé» en 1971,
«Descripción de un naufragio» en 1974, «Diáspora» en 1976, «Lingüística
general» en 1979, «Europa después de la lluvia»
en 1987, «Babel bárbara» en 1991, «Otra vez Eros» en 1994, y
«Aquella noche» en 1996.
Su obra ha sido traducida a varios idiomas y
galardonada con los más prestigiosos premios literarios, entre los que se
encuentra el Premio Internacional de poesia Rafael Alberti,
obtenido en enero de 2003 y el Premio Loewe 2008. ©
Aquella noche
Afrodita
Babel desnuda
Bitácora
Dedicatoria
Después
Distancia justa
Erótica
Escorado
Escoriación
Invocación
La bacante
La
pasión
Las palabras son espectros
Manual del marinero
Mensajes
Navegación
No quisiera que lloviera
Oración
Plenilunio
R.I.P.
Reminiscencia
Si el lenguaje...
Tango
Última
entrevista
Y el psiquiatra me preguntó...
Aquella
noche
La noche en que nos conocimos
yo empecé a perder
La cerilla explotó
y me quemó los dedos
manché mi blusa con el vino
Olvidé por completo el nombre
del mes y del día
Tanta turbacióm
sólo podía ser la prueba
de un deseo muy grande
tan grande
que ni tú misma
podías satisfacer.
Afrodita
Y está triste
como una
silla abandonada
en la mitad del patio azul
Los pájaros la rodean
Cae una aguja
Las hojas resbalan
sin tocarla
Y está triste
en mitad del patio
con la mirada baja
los pechos
alicaídos
dos palomas tardas
Y un collar
sin perro
en la mano
Como una silla vacía.
"Diáspora" 1976
Babel desnuda
Babel, desnuda, acaba de nacer.
Babel, desnuda, es como un niño ciego,
no tiene ojos
y mira, horrorizada,
con los ojos del tacto
que descubren superficies
que no siempre es amable tocar.
Babel, desnuda,
palpa, toca, roza, empuja, oprime:
sus manos son las palabras
de un mudo
que en el terror del silencio
sabe que hay un secreto.
Bitácora
No conoce el arte de la
navegación
quien no ha bogado en el vientre
de una mujer, remado en
ella,
naufragado
y sobrevivido en una de sus playas.
"Linguística general"
1979
Dedicatoria
La literatura nos separó:
todo lo que supe de ti
lo aprendí en los libros
y a lo que faltaba,
yo le puse palabras.
"Evohé" 1971
Después
Y ahora se inicia
la pequeña vida
del sobreviviente de la catástrofe
del amor:
Hola, perros pequeños,
hola, vagabundos,
hola, autobuses y
transeúntes.
Soy una niña de pecho
acabo de nacer
del terrible parto del
amor.
Ya no amo.
Ahora puedo ejercer en el mundo
inscribirme en
él
soy una pieza más del engranaje.
Ya no estoy loca.
"Otra vez eros" 1994
Distancia justa
En el amor, y en el boxeo
todo es cuestión de distancia
Si te acercas
demasiado me excito
me asusto
me obnubilo
digo tonterías
me echo a temblar
pero si estás lejos
sufro
entristezco
me desvelo
y escribo poemas.
"Otra vez eros" 1994
Erótica
Tu placer es lento y duro
viene de lejos
retumba en las entrañas
como las sordas
sacudidas de un volcán
dormido hace siglos bajo la
tierra
y sonámbulo todavía
Como las lentas evoluciones de una esfera
en perpetuo e imperceptible
movimiento
Ruge al despertar
despide espuma
arranca a los animales
de sus cuevas
arrastra un lodo antiguo
y sacude las raíces
Tu placer
lentamente asciende
envuelto en el vaho del magma
primigenio
y hay plumas de pájaros rotos en tu pelo
y muge la garganta
de un terrón
extraído del fondo
como una piedra.
Tu placer, animal escaso.
Escorado
Mirándola dormir
dejé
que el barco se inclinara
lentamente hacia un costado
precisamente el
costado
sobre el que ella dormía
apoyando apenas la mejilla izquierda
el ojo azul
la pena negra de los sueños
y por verla dormir
me
olvidé de maniobrar
pensando en las palabras de un poema
que todavía
no se ha escrito
y por ello
era el mejor de todos los poemas
tan
sereno
tan sutil como su piel de mujer casi dormida
casi despierta,
tan perfecto como su presencia inaccesible
sobre la cama,
proximidad
engañosa de contemplarla
como si realmente pudiera poseerla
allá en
una zona transparente
donde no llegan las sílabas orando
ni el clamor
de las miradas
que quieren acercarse
en la falsa hipócrita intimidad
de los sueños.
"Descripción de un
naufragio" 1974
Escoriación
Herida que queda, luego del amor, al costado del cuerpo.
Tajo
profundo, lleno de peces y bocas rojas,
donde la sal duele, y arde el
yodo,
que corre todo a lo largo del buque,
que deja pasar la espuma,
que tiene un ojo triste en el centro.
En la actividad de navegar,
como
en el ejercicio del amor,
ningún marino, ningún capitán,
ningún
armador, ningún amante,
han podido evitar esa suerte de heridas,
escoriaciones profundas, que tienen el largo del cuerpo
y la profundidad
del mar,
cuya cicatriz no desaparece nunca,
y llevamos como estigmas
de pasadas navegaciones,
de otras travesías. Por el número de
escoriaciones
del buque, conocemos la cantidad de sus viajes;
por las
escoriaciones de nuestra piel,
cuántas veces hemos amado.
"Descripción de un
naufragio" 1975
Invocación
Si el lenguaje
este modo austero
de convocarte
en medio de
fríos rascacielos
y ciudades europeas
fuera
el modo
de hacer el
amor entre sonidos
o el modo
de meterme entre tu pelo
"Diáspora" 1976
La bacante
Allí, escondida en las
habitaciones.
Ah, conozco sus gestos antiguos
la belleza de los
muebles
el perfume que flota en su sofá
y su ira
que despedaza
algunas porcelanas.
Husmea las flores encarnadas
las estruja
nerviosamente
-esa belleza la provoca-
las rasga las lanza lejos
caen los doseles sobre el lecho
se pasea febril por las habitaciones
está desnuda y nada la sacia
abre cajones sin sentido
enciende el
fuego en la chimenea
regaña a las criadas
y al fin temible, con el
hocico temblando,
se echa desnuda en el sofá,
abre las piernas
se
palpa los senos de lengua húmeda
mece las caderas
golpea con las
nalgas en el asiento
ruge, en el espasmo.
"Diáspora" 1976
La pasión
Salimos del amor
como de una catástrofe aérea
Habíamos perdido la ropa
los papeles
a mí me faltaba un diente
y a ti la noción del tiempo
¿Era un año largo como un siglo
o un siglo corto como un día?
Por los
muebles
por la casa
despojos rotos:
vasos fotos libros deshojados
Éramos los sobrevivientes
de un derrumbe
de un volcán
de las aguas
arrebatadas
y nos despedimos con la vaga sensación
de haber
sobrevivido
aunque no sabíamos para qué.
"Babel bárbara" 1991
Las palabras son espectros...
Las palabras son espectros
piedras abracadabras
que saltan los sellos
de la memoria antigua
Y los poetas celebran la fiesta
del lenguaje
bajo el peso de la
invocación
Los poetas inflaman las hogueras
que iluminan los rostros eternos
de los viejos ídolos
Cuando los sellos saltan
el hombre descubre
la huella de sus
antepasados
El futuro es la sombra del pasado
en los rojos rescoldos de un fuego
venido de lejos,
no se sabe de dónde.
"Babel bárbara" 1991
Manual del marinero
Llevados varios días de
navegación
y por no tener nada que hacer
estando la mar en calma
los recuerdos vigilantes
por no poder dormir,
por llevarte en la
memoria
por no poder olvidar la forma de tus pies
el suave movimiento
de ancas a estribor
tus sueños iodados
peces voladores
por no perderte en la casa del mar
me puse a hacer
un manual del marinero,
para que todos supieran cómo amarte, en caso de
naufragio,
para que todos supieran cómo navegar
en caso de maniobras
y por si acaso
hacer señales
llamar con la o que es roja y amarilla
llamarte con la i
que tiene un círculo negro como un pozo
llamarte
desde el rectángulo azul de la ese
suplicarte con el rombo de la efe
o
los triángulos de la zeta,
tan ardientes como el follaje de tu pubis.
Llamarte con la i
hacer señales
alzar la mano izquierda con la bandera
de la ele,
subir ambos brazos para dibujar
-en el relente nocturno-
las dulzuras lúgubres de la u.
"Descripción de un naufragio" 1974
Mensajes
Cómo amaba los manuscritos
de tus manos
en la alfombra
en la mesa de todos los días
en los
mansos atardeceres
en el polvo de la ventana
en la monótona arena de
la playa
Mansas manos
mensajes monosilábicos
Pero nunca supiste qué palabra escribías.
"Linguística general"
1979
Navegación
En las mansas corrientes de tus manos
y en tus manos que son tormenta
en la nave divagante de tus ojos
que tienen rumbo seguro
en la
redondez de tu vientre
como una esfera perpetuamente inacabada
en la
morosidad de tus palabras
veloces como fieras fugitivas
en la suavidad
de tu piel
ardiendo en ciudades incendiadas
en el lunar único de tu
brazo
anclé la nave.
Navegaríamos,
si el tiempo hubiera sido favorable.
"Linguística general"
1979
No quisiera que lloviera...
No quisiera que lloviera
te lo juro
que lloviera en esta ciudad
sin ti
y escuchar los ruidos
del agua
al bajar
y pensar que allí donde estás viviendo
sin mí
llueve sobre la misma ciudad
Quizá tengas el cabello mojado
el
teléfono a mano
que no usas
para llamarme
para decirme
esta
noche te amo
me inundan los recuerdos de ti
discúlpame,
la
literatura me mató
pero te le parecías tanto.
"Diáspora" 1976
Oración
Líbranos, Señor,
de
encontrarnos
años después,
con nuestros grandes amores.
"Inmovilidad de los
barcos" 1997
Plenilunio
Por cada mujer
que muere
en ti
majestuosa
digna
malva
una mujer
nace en plenilunio
para los placeres solitarios
de la imaginación traductora.
"Diáspora" 1976
Reminiscencia
No podía dejar de amarla porque el olvido no existe
y la memoria es
modificación, de manera que sin querer
amaba las distintas formas bajo
las cuales ella aparecía
en sucesivas transformaciones y tenía nostalgia
de todos los lugares
en los cuales jamás habíamos estado, y la deseaba en
los parques
donde nunca la deseé y moría de reminiscencias por las cosas
que ya no conoceríamos y eran tan violentas e inolvidables
como las pocas
cosas que habíamos conocido.
"Diáspora" 1976
R.I.P.
Ese amor murió
sucumbió
está muerto
aniquilado
fenecido
finiquitado
occiso
perecido
obliterado
muerto
sepultado
entonces,
¿porqué late todavía?
"Inmovilidad de los
barcos" 1997
Si el lenguaje...
Si el lenguaje
este modo austero
de convocarte
en medio de fríos rascacielos
y ciudades europeas
Fuera
el modo
de hacer el amor entre sonidos
o el modo
de meterme entre tu pelo
Tango
La ciudad no eras vos
No era tu confusión de lenguas
ni de sexos
No era el cerezo que florecía -blanco-
detrás del muro
como un mensaje
de Oriente
No era tu casa
de múltiples amantes
y frágiles
cerraduras
La ciudad era esta incertidumbre
la eterna pregunta -quién soy-
dicho de otro modo; quién sos.
"Otra vez eros" 1994
Última entrevista
La última entrevista fue triste.
Yo esperaba una decisión imposible:
que me siguieras a una ciudad extraña
donde sólo se había perdido un
submarino alemán
y tú esperabas que no te lo propusiera.
Con el
vértigo de los suicidas
te dije: « Ven conmigo» sabiéndolo imposible
y
tú -sabiéndolo imposible- respondiste:
«Nada se me perdió allí» y diste
la conversación
por concluida. Me puse de pie
como quien cierra un
libro
aunque sabía -lo supe siempre-
que ahora empezaba otro capítulo.
Iba a soñar contigo -en una ciudad extraña-,
donde sólo un viejo
submarino alemán
se perdió.
Iba a escribirte cartas que no te enviaría
y tú, ibas a esperar mi regreso
-Penélope infiel- con ambigüedad,
sabiendo que mis cortos regresos
no serían definitivos. No soy Ulises. No
conocí
Itaca. Todo lo que he perdido
"Inmovilidad de los
barcos" 1997
Y el psiquiatra me preguntó...
Y el psiquiatra me
preguntó:
-¿A qué asocia el nombre de Alejandra?-
El dulce nombre de
Alejandra
el olor de los pinos y cipreses
casas rojas castillos
medioevales
una dama en el umbral
muebles púrpuras
la prodigiosa
simetría de los parques
una hoja siempre en blanco
delante del ojo que
acaricia
la falta de sonido
las lilas de los muros
un dolor
enfermizo por casi todo
el muelle gris
las cosas que sólo existen en
jardines
para decir cuyos nombres
es necesario empezar por Alejandra
la antigüedad de algunas piedras
respiración entrecortada
la
dificultad
para hacer amigos,
en fin, medianoches fatales
en que
todo nos falta
especialmente
un amigo
una amiga
inolvidables.
"Diáspora" 1976