"...Como un hermoso cuerpo
que baña la memoria, como un hermoso cuerpo
sembrado de soledad y mariposas..."
"Buscando tus
alas"
Renzo Castañeda
Reseña biografica
Poeta, ensayista y
traductor peruano nacido en Lima en 1921.
Es doctor en Filosofía por
la Universidad de San Marcos, con especializaciones en México y en
Bélgica.
En 1962 asumió la dirección de publicaciones de la
Universidad de San Marcos. Fue editor-impresor de las
Ediciones de la Rama Florida, en donde se han publicado numerosos
títulos de poesia peruana y extranjera.
Entre 1951 y 1957 fue
profesor de la Universidad de Lund en Suecia, Becario de la John Simon
Guggenheim
Memorial Foundation de 1975 a 1976, de la Japan Foundation en 1981, y
del Ministerio de la Cultura y de la
Comunicación del Gobierno Francés en 1987.
Ha desempeñado en su país
una intensa labor cultural como miembro del Consejo General de Cultura
del INC,
publicando varias Antologias de poesia peruana y dirigido revistas
culturales y literarias. Es además miembro
de número de la Academia Peruana de la Lengua.
Obra poética: «El
morador» 1944, «Detenimientos» 1947, «Dédalo dormido» 1949, «Bajo los
ojos del amor» 1950,
«Otoño endechas» 1959, «Estancias» 1960, «La gruta de la sirena» 1961,
«Vida continua» 1967, «Vida continua,
obra poética 1939 a 1989», «Recinto» 1968, «Surcando el aire
oscuro»1970, «Corola Parva» 1977
y «Un trino en la ventana vacía» 1992. ©
Árbol que eres un
penoso relámpago...
Bajo los ojos del amor
Corona del otoño
Dédalo dormido
Detenimientos
El amor y los cuerpos
El ciego mar
El paso de los años
Elegía
Epitalamio
Estancias 19
Estancias 22
Eventail
Fuego absorto
Gravitación del retrato
Haiku
La
belleza, las nubes...
La visita del mar
Memento
Noción de la mañana
Nuevo día
Reloj de sombra
Toast
Vida continua
Árbol que eres un penoso relámpago...
Árbol que eres un
penoso relámpago,
viento que arrebatas una ardiente materia,
bosques de rayos entre el agua nocturna;
¿he de decirles que para mí se está forjando
una pesada joya en mi corazón, una hoja
que hiende como una estrella el refugio de la sangre?
Ignoro otra mirada que no sea como un vuelo
reposado y profundo, ignoro otro paso lejano,
ola que fuese más clara que la vida en mi pecho.
Sepan que estoy viviendo, nubes, sepan que canto,
bajo la gloria confusa de la tarde, solitario.
Sepan que estoy viviendo, que me aprieta el cielo,
que mi frente ha de caer como lámpara vacía
a los pies de una estatua que vela tenazmente.
Bajo los ojos del amor
Aún eres tú en medio de una incesante cascada
de esmeraldas y de
sombras, como una larga
palabra de amor, como una pérdida total.
Aún eres tú quien me tiene a sus pies
como una blanca cadena
de relámpagos,
como una estatua en el mar, como una rosa
deshecha en cortos
sueños de nieve y sombras,
como un ardiente abrazo de perfumes en el
centro del mundo.
Aún eres tú como una rueda de dulces tinieblas
agitándome el
corazón con su música profunda,
como una mirada que enciende callados
remolinos
bajo las plumas del cielo, como la yerba de oro
de una trémula
estrella, como la lluvia en el mar,
como relámpagos furtivos y
vientos inmensos en el mar.
En el vacío de un alma donde la nieve descarga
en una ventana
hecha con los resonantes emblemas del otoño,
como una aurora en la
noche, como un alto puñado de flechas
del más alto silencio aún eres
tú, aún es tu reino.
Como un hermoso cuerpo que baña la memoria,
como un hermoso
cuerpo sembrado de soledad y mariposas,
como una levantada columna
con el tiempo a solas,
como un torso cálido y sonoro, como unos ojos
donde galopa a ciegas mi destino y el canto es fuego,
fuego la
constelación que desata en nuestros labios
la gota más pura del fuego
del amor y de la noche,
la quemante palabra en que fluye el amor,
aún.
De "Vida continua" 1989
Corona del otoño
Tal como esta hoja purpúrea
que el agua de la tarde apaga
y ligero
y triste arrastra el viento,
son los pasos abiertos, premiosos,
de
aquellos que buscan el amable
ruido del calor, los muros
suaves y
brillantes de sus casas:
viejas telas espesas, sedas olorosas
donde el amor trabaja y descansa.
De "Vida continua" 1989
Dédalo dormido
Most musical of mourners, weep anew!
Not all to taht bright station dared to climb.
Shelley
Tejido con las llamas de un desastre irresistible,
atrozmente
vuelto hacia la destrucción y la música,
gritando bajo el límite de
los golpes oceánicos,
el hueco veloz de los cielos llenándose de
sombra.
Ramos de nieve en la espalda, pie de luz en la cabeza,
crecimiento súbito de las cosas que apenas se adivinan,
saciado pecho
con la bulla que cabalga en lo invisible.
Perecer con el permiso de una bondad que no se extingue.
Ya no
ser sino el minuto vibrante, el traspaso del cielo,
canto de vida
rápida, intensa mano de lo nuestro, desnuda.
Hallarse vivo, despierto en el espacio sensible de una oreja,
recibiendo los pesados materiales que la música arroja
desde una
altura donde todo gime de una extraña pureza.
Miembros de luz sorda,
choques de completísimas estatuas,
lámparas que estallan, escombros
primitivos como la muerte.
Vaso de vino pronto a gemir en una tormenta humana,
Con una
sofocante alegría que olvida el arreglo de las cosas,
ebrio a
distancias diferentes del sonido sin clemencia,
errando reflexivo
entre el baile de las puertas abatidas,
alistando una racha salobre
en la inminencia de la muerte,
pisando las hierbas del mar, las
novedades del corazón,
pulsando una escala infinita, un centro sonoro
inacabable.
Modificado por una azarosa, por una incontrolable compañía.
Pisadas en nuestro corazón, puertas en nuestros oídos,
temblor de los
cielos de espaldas, árboles crecidos de improviso,
paisajes bañados
por una murmurante dulzura, por una sustancia
que se extiende como un
vuelo irisado e instantáneo.
Prados gloriosos, estío, perfil trazado por un dedo de fuego,
blanco papel quemado para siempre detrás de los ojos,
valles que
asientan su línea bajo el zureo de las palomas,
fuentes de oro que
agitan azules unos brazos helados.
Quietud del mar, neutros
estallidos de un imperio cruento,
mudas destrucciones, espuma, golpes
del espacio abierto.
Sueños que toman cuerpo, coherentes, en una silenciosa tentativa;
mecanismos ordenados en medio de una numerosa vehemencia,
lujo
intranquilo del cielo que sella una hora inmune.
Cuerpo que asciende como la estatua de un ardoroso enjambre
buscando muy arriba la inhumana certeza en que se estalla
para quedar
inmensamente vacío y delirante como el viento.
Una idea, Dédalo, una idea que iba a acarrear nuestro futuro
(un
sueño como un agua amarga que mana desde la boca del sol),
los planos
hechos a perfección, la elocuencia del número,
el ingenioso resorte
para suplantar los ojos de la vida,
todo era una inocente flecha en
tránsito de lucidez y muerte.
Ciudades perdidas por un golpe de viento, ganadas por un sueño.
Palabras incendiadas por la fricción de un remoto destino,
murallas
de un fuego levantado al que no nos resistimos
canto arrancado a la
tumultuosa soledad de un pecho humano.
De "Dédalo dormido" 1949
Detenimientos
Assez connu. Les arréts de la vie
O Raumeurs et Visions!
A. Rimbaud
Hallo la transparencia del aire en la sonrisa;
hallo la flor que se desprende la luz, que cae,
que va cayendo, envolviéndose,
cayendo por las rápidas
pendientes del cielo
al lado del blanco y agudo canto de los pájaros marinos.
Descendiendo a la profunda animación de la fábrica corpórea
que opera como un denso vino bajo la lengua ligera.
Aquí y allá
las obras de la tierra, las diminutas catástrofes
en los montículos de arena,
la sucesión de alegre rayo en la
humedad del roquedal.
(Nuevamente el viento de mano extensa
y pródiga, enamorada).
Ventanas de sal doradas por la tarde, brillante dureza
por la que unos ojos labran el silencio
como un blanco mármol,
desnudo e imperioso
entre árboles y nubes.
De "Detenimientos" 1947
El
amor y los cuerpos
(Fragmento)
me acerco
a la oscura
abundancia de las rosas
siento
el lento claro de tu pecho
acariciado
por algo que no son
solo mis manos
ni el mirarte
tampoco suficiente
bulle
en el centro
de mi cuerpo
el secreto
de tu réplica
traspasándome
su aliento
sus años jóvenes
su díscola sazón
entonces
entonces
balbuceo
saliva y lágrimas
me recorren
cuerpo adentro
muda mudanza
instante en que
soy
todo
yo
en que
ya
no soy
yo
sino
el arranque y el golpe
y tú
la cómplice
dulcísima
golpeada
infinitamente
golpeada
El ciego mar
no veo
me
transplanto
la boca de una flor
es un volcán hembra
horario y
minutero
desfilan tierra adentro
pero yo me hallo en el mar
no veo
bebo
un cielo de revés
un torbellino blanco
estalla entre mis huesos
no veo
sino brazos transparentes
el color apenas mima su
crepúsculo
no veo
sino el mar
yo soy el mar
De "Poemas" 1988
El paso de los años
para mi hija Viveka
porque cogí la mariposa
no en el jardín
sino en el sueño
porque en mi almohada
oí
cantar al río
al crepúsculo orar
porque el cielo breve
de la
flor
me llevó lejos
porque el niño aún
(que fui que a veces
soy)
despierta y ve
la mariposa
volar en el jardín
que ya no
sueño.
Elegía
Amor que apenas hace un rato eras fruto
de resplandeciente
interior en los ojos
de irreprochable dulzura, que sólo eras
una
gota de agua resbalando entre los senos
apaciblemente diminutos de
una joven;
ahora, al otro lado de las falsas paredes
pintadas con
húmedos y empañados carmines,
entre la tarde nostálgica y la noche,
oh amor, has de ser guía certero del asesino
que ardientemente
trabaja con un hilo de nieve
en torno de lo que ama.
De "Detenimientos" 1947
Epitalamio
Cuando nos cubran las
altas yerbas
y ellos
los trémuloslos dichosos
lleguen hasta
nosotros
se calzarán de pronto
se medirán a ciegas
romperán las
líneas del paisaje
y habrá deslumbramientos en el aire
giros lentos y cálidos
sobre entrecortados besos
nos crecerán de pronto los recuerdos
se abrirán paso por la
tierra
se arrastrarán en la yerba
se anudarán a sus cuerpos
memorias palpitantes
tal vez ellos
los
dichososlos trémulos
se imaginen entonces
peinados por
desmesurados
imprevistos resplandores
luces altas
desde la
carretera
De "Bajo los ojos
del amor" 1950
Estancias 19
¡Qué sabor en el pan,
qué fáciles los pasos,
qué llevadero todo
sabiéndote a mi lado,
Amistad, cuánto gozo
en tu apretón de manos!
Estancias 22
Cuerpo a cuerpo,
Hombre y Mujer,
se irán quemando
en el fuego
blanco
del amor.
Mano a mano
levantarán el árbol
de la vida,
y su aire y sus pájaros.
Hombre y Mujer,
descubrirán que el mundo
es compañía
y un mismo sol
calentará sus huesos,
y un mismo
anhelo
los mantendrá despiertos.
Eventail
El clima de tus ojos es
de otoño
y en su follaje hay huellas
de heridas uvas.
Así
de rojo otoño
y
desvelada niebla
está hecho el vino donde tú me llegas.
Fuego absorto
Noche que fuiste día, pecho por donde entrara
como una mano de cristal, como un navío blanco
el sol que canta
de claridad y canta a oscuras.
En ti está el día, noche, por tu
cuerpo ha bajado
en una ardorosa marea de labios dispersos,
en un
peso espacioso que a tus pies descansa.
El día eres, noche,
resplandeciendo a tus plantas
sin el uso del trajín y los afanes,
cerrado como un cofre
donde el sueño y los astros, hogueras
intangibles,
tocan entre la sombra, entre sus hojas respiran
algo
del aire y del rostro del día ya lejano.
De "Vida continua" 1989
Gravitación del retrato
¿Acaso no he tocado tus palmas y tus yemas,
no he fluido a través de ti, y en torno de tus talones?
¿Cómo entré? ¿No era yo acaso tú y Tú?
Ezra Pound
Entre el agua y la sombra, a orillas
de una
sedosa mirada nocturna
y en la mitad ardiente del abrazo
la
lámpara nos une como una caricia,
como una flor espejeante a un
hombro perfecto.
(No sé si he respirado los rayos de su luz
y si al mirarte una
impalpable lágrima aproximo,
una abrigada pluma, una burbuja irisada,
un titubeante círculo de amor y de sueños).
Ajena al paso de mi voz, al incesante
fuego que va contra el
olvido, retirada
a música inmóvil había de escucharte,
Detenido en silencio todo cuanto tocas,
rostro, vaso de fugaz
derredor, madura espalda.
De "Detenimientos"
1947
Haiku
1.
La tinta en el papel.
El pensamiento
deja su noche.
2.
¿Qué canta el agua?
El agua canta el agua
canta el
agua canta.
3.
Cascada de agua seca,
papel de cielo
iluminado
(Buganvilla)
4.
Bailan, ascienden,
ascienden, bailan.
Viejo jardín
de fiesta.
(Fucsia)
5.
¡Cómo se obstina
la vida en la canción
de la
cigarra!
6.
Con las penas
mido
la extensión de mi cuarto.
7.
Nada dejé en la página
salvo la sombra
de mi
inclinada cabeza.
8.
No veo el florecer
del naranjo, oigo
subir su canto.
9.
En el silencio
del estanque arde
la lámpara votiva.
(Nenúfar)
10.
Blanca,
sencillamente blanca,
abierta al blanco
espacio.
(Jazmín)
11.
Cerrado cielo.
En una callejuela
se rasca un perro.
12.
Un día más
y una jornada menos
llevándonos al cero.
De "Tres hojas de
herbolario"
La belleza, las nubes...
La belleza, las nubes.
¡Las nubes!
¿Hay alguien que se detenga a verlas
desordenándose en
sus fiestas
lentamente?
¿Contemplarlas?
(No faltará quién diga
¡está en las nubes!
¡Ese hombre no se halla en sus cabales!)
Las
flores, la belleza.
Si contemplamos una flor como quien contempla un
rostro
humano
o escucha el alma en su pasión desnuda del canto
límpido
del ave
(Igualmente será visto con sorna)
Las nubes,
las flores, las aves: rostros de la belleza,
¿dónde arden sus
huellas?
Sus rastros se perdieron en las aguas
como desmantelados
barcos.
Por qué pues distraemos con tales baratijas!
Pero la
belleza, las flores, las aves, sobre nuestras cabezas,
las nubes en
su callada música.
(pero ¿las nubes, la belleza?)
(pero ¿las nubes, la belleza?)
De "Un trino en la
ventana vacía" 1991
La visita del mar
Soy un cuerpo que huye, sombra que madura
con un murmullo de hojas en
tu mirada
igual al mediodía cruel y esplendoroso;
mar, ala
perdida, párpados de nieve,
casto sonámbulo entre materias
corrompidas,
ola sedosa en que tristemente espejeo.
Toda palabra es mía cuando estoy a la orilla
de tus ojos, mar,
todo silencio es mío.
Extraño huésped que me dejas turbado,
instante en que habito sólo
lentamente,
dichoso, melancólico, desierto, penetrante.
No estoy en mí, no soy mío, viento, son mis ojos,
mar, ahora que
te miran, ahora que tu rostro
me alza largamente despierto en el
vacío,
blanco corcel yo mismo, inmaterial, desnudo.
Pasos furtivos, mar, hacia ti me conducen
cuando la noche es que
en ti una hoja de palma
y mi cuerpo no es sino blandísima nieve,
llorosa sombra, triunfante peso de oro.
En la altitud de la noche abro una ventana.
En mis ojos el sueño
es un juguete de hielo,
una flecha preciosa que no alcanzará a
herirme.
(Oído visible de la estrella, registradme).
Mar, desde tu
pecho abre sus venas la zozobra,
canta el fuego fugaz de solitarias
perlas;
mudo rayo terrestre que quema hasta el cabello.
El aire de la noche, tus dedos ciegos, celestes;
tu profunda
seda, mar, ardiendo quietamente.
(La hermosa luz ya viene en unos pies danzando).
Playa pura,
final, mar, donde no somos
sino un fantasma entre las flores de la
aurora.
De "Vida continua"
1989
Memento
Los que caímos más de siete veces
y aun en cada paso,
y, sin
embargo, no somos los caídos;
sentimos un extraño dolor por los
caídos;
nosotros, tú y yo, los que caemos,
con profunda unción de
hijo a padre
encendemos de vida a los caídos:
la vida enajenada en
las batallas,
en la turbia agonía de los tiempos;
esa vida que
anida en el recuerdo
de los que son, de los que fueron, los caídos.
De "Bajo los ojos del amor" 1950
Noción de la mañana
Voy de tu mano entre los limpios juncos,
entre nubes ligeras, entre
espacios
de tierna sombra. Voy en tus ojos.
Voy de tu mano como quien respira
la pausa cálida del viento,
como quien pisa en el aire blandos frutos,
como quien bebe su risueño
aroma.
(No he de perder el trino y la corriente
que te moja de libres
claridades,
ni tu cabello suelto como el río
que apresura sus
labios en la sombra).
De "Bajo los ojos del amor" 1950
Nuevo día
del alba son los pálidos corceles
y el tumulto lejano de los sueños
con trémulas saetas el arquero
los encumbrados aires frescos hiende
mi morosa cabeza que sostienes
en un remanso de tu brazo abierto
a las nociones de la luz oriento
traspasando la orilla del durmiente
un nuevo día sí un exaltado
fulgurar de la efímera existencia
un hoy que en ser ayer tárdase apenas
a su presente incógnito ingresamos
una vez más del embeleso
presas
semblantes de la luz mueven a engaño
Reloj de sombra
(Entre la tarde nostálgica y la noche)
Con una larga garra de tristeza busco
la pálida altura de una
planta femenina;
tal como un viento quejumbroso busco
la
intempestiva desnudez, sombra y efigie,
grito distante del pájaro que
emigra,
pena con que hiere una imagen a su espejo.
Errante luz blanca bajo el vacío del cielo,
pequeño reloj que
sólo fuera una lágrima,
hora en que todo ser es una pálida violeta,
estatua de pronto, arrastrada por la música
en un ramo de tinieblas y
nevadas agujas.
Hora en que busco algo que no es tuyo ni mío
con una mirada
puesta en lo que huye.
De "Vida continua" 1989
Toast
La
inquieta fronda rubia de tu pelo
hace de mí un raptor;
hace de mí un gorrión
la derramada taza de tu pelo.
La colina irisada de tu pecho
hace de mí un pintor;
hace de mí un alción
la levantada ola de tu pecho.
Rebaño tibio bajo el sol de tu cuerpo
hace de mí un
pastor;
hace de mí un halcón
el apretado blanco de
tu cuerpo.
De
"Bajo los ojos del amor" 1950
Vida continua
Árbol que eres un penoso relámpago,
viento que arrebatas una ardiente
materia,
bosques de rayos entre el agua nocturna:
¿he de decirles
que para mí se está forjando
una pesada joya en mi corazón, una hoja
que hiende como una estrella el refugio de la sangre?
Ignoro otra mirada que no sea como un vuelo
reposado y profundo,
ignoro otro paso lejano,
ola que fuese más clara que la vida en mi
pecho.
Sepan que estoy viviendo, nubes, sepan que canto,
bajo la gloria
confusa de la tarde, solitario.
Sepan que estoy viviendo, que me aprieta el cielo,
que mi frente
ha de caer como lámpara vacía
a los pies de una estatua que vela
tenazmente.
De
"Vida continua" 1989