"...En la última tarde tu mirada tenía
un dolor a jardines descuidados..."

"Dream"
Pablo Picasso
Reseña biografica
Poeta española
nacida en Madrid en 1964.
Licenciada en Filología Hispánica por la
Universidad Autónoma de Madrid, trabaja como profesora de español
para extranjeros en la Universidad Complutense de Madrid desde 1992. Es
autora de materiales didácticos
para la enseñanza de ELE, ha impartido cursos de formación de ELE en
Inglaterra, Estados Unidos y Túnez,
y es profesora del Master de formación de profesores de ELE de la
Universidad Complutense de Madrid.
Entre los reconocimientos obtenidos, se destacan el
Accésit del Premio Adonais
de poesia 1987 con el libro
"Del Mar bajo los puentes", la
Ayuda para la
Creación Literaria del Ministerio de
Cultura para su libro
"El Jardín Navegable" y el Premio de
poesia Cáceres Patrimonio Mundial
1995 con el libro "Cartografía
sin mundo".
Su último libro,
"Lámparas de arena" fue publicado por la Comunidad de Madrid y la
Fundación Gerardo Diego.
Sus poemas han sido traducidos al francés, al
alemán y al árabe y aparecen recogidos en varias Antologias. ©
Especial
Es muy satisfactorio publicar el trabajo de una voz joven de la poesia
española.
Agradecemos a Rosana la seleccion de poemas que nos ha enviado para
compartir con nuestros visitantes.
Como en los cuentos
de duendes zapateros...
Como una balsa ardiendo...Cuando todo se mece sobre el párpado
abierto de la noche...El mar contiene al mundoEl niño amaestradoEn alas del aireEn el fondo el olvidoEn esa noche Pablo...Hay ventanas que pueden
habitarse...He llegado al inicio...La misma incertidumbre...Máquina temerariaMe he quedado pensando...Niño sin sombraSabríamos recordar cada
trozo del mundo...Tiempo de
opacidad...Toda la
noche he navegado bajo la lluvia desconocida
Tú no estarás...Y es ahora y no nunca...Yo soy la que os escribe...Puedes visitarla en su página personal:
Rosana Acquaroni
Como en los cuentos de duendes zapateros...
Como en los
cuentos de duendes zapateros
ella
lo hace por mí.
Ella,
la que
desclava mis palabras,
hace el trabajo sucio
para luego
comerse mis
perdices.
De "Lámparas de arena" 2000
Como una balsa ardiendo...
Como una balsa ardiendo
en el centro del agua,
una bañera terca rebosa lentamente
en
mitad de la noche.
La tibieza del agua desatada,
liba la flor de las mareas
acarrea cigüeñas
y tortura con zarzas
y gacelas
ríos de oscuridad.
Así el agua ha llagado la humedad de mi vientre
y deposita almendros
sobre mis pies descalzos.
Ya sólo espero el relato del agua,
la lenta
supuración
del llanto.
De "Lámparas de arena" 2000
Cuando todo se mece sobre el párpado abierto de la noche...
Es horrible ser dos inútilmente.
Antonio Gamoneda
Cuando todo se mece sobre el párpado abierto de la noche
y se oyen las pisadas
de los últimos porteadores de sueños que se
alejan,
cuando la luz ya es término arterial
que la memoria traza desde dentro
y oímos germinar sin acritud
el
talar de la sangre
bajo el
peso de un labio,
ella se enciende sola.
Mi lámpara rebelde
arde como áspera piel de las sirenas,
disemina palabras
que son naipes sin luz
sobre la hierba.
Las bautiza
las
hunde en las diademas
de la noche.
Es horrible ser dos inútilmente
y por eso la dejo
gozar de mi tristeza,
nadar contracorriente
en la crecida
de
otra voz que no alumbra la ceguera
y se enciende
tal vez
más allá de
nosotros.
De "Lámparas de arena" 2000
El mar contiene al mundo
No nos deja olvidar
pues cada ola
es un recordatorio
bramando
nuestra muerte
hacia la orilla.
De "Cartografía sin mundo" 1995
El niño amaestrado
Miraba sus piececitos tapiados
como tallados litorales.
Huir de la
tiranía de sus pasos
le haría bien.
Palabras
Descalzándose
Sin tiempo.
De "Del mar bajo los puentes" 1988
En alas del aire
Aprendo a
concederme la hermosura del aire
entre lo humano.
Las páginas oscuras del secreto rosal
adelantan los labios.
Entiende amor,
que llamarán a tu puerta de muy lejos,
En alas del aire llamarán
y conjurando
Esos amargos ataúdes,
silenciarán tu soledad de cáñamo dormido.
Yacerás entre malezas contrarias a la vida.
Estarás desnudo, perseguido por tus propias palabras.
Ellas,
sabrán cómo habitar la cercanía del mundo.
Alcanzarán la estirpe perdida para siempre,
Asomarán los muros,
y en el contacto,
Silábicas palomas dominarán los cielos consonánticos,
cautivando la espina de los rosales trágicos .
Saldrás de todo esto,
y cuando mire,
será para desearte entre mis labios:
Que tengas un buen viaje,
un hermoso regreso tras tus pasos.
Y entonces,
-ya ves cómo no tiemblo-,
para amarte habrá que ir descalzando algún poema.
Cuando el alma sea tan sólo tiempo
que recorre fragmentos de la sangre,
alejados arroyos en balcones de pájaro,
En el oído de todos girarán planetas
y blancos desolados.
Golpea el mar y rompe las maderas encarnadas
como en delgadas muertes.
Y sobre el cauce oculto
-como un lento navío-
va ese pulso de sangre entrecortado.
Permitidme caer bajo la mica de sus labios,
lentitud de brillantes que adelantan
la palabra a la ceguera.
Tras la erosión de la mirada
sólo encuentro sus labios
-ese destino-,
Y la palabra cae con brusquedad de muerte
sobre las últimas criaturas pensativas del mundo.
De "Del mar bajo los puentes"
En el fondo el olvido
En el fondo el olvido es un gran simulacro repleto de fantasmas
Mario Benedetti
Como un cuadro que ha sido
descolgado a
destiempo
y deja una marca gris en la pared vacía,
mi cuerpo se
desprende
más allá del olvido,
ocupa su lugar.
Lejos del paraíso,
donde ya no es posible
enmascarar el sueño desencajado
del
desaparecido,
ni blanquear la mano atormentada del delito,
ni difamar
los labios en mitad de la piedra.
Como el escalador
que apoya todo el cuerpo
en los resquicios del
vacío,
paso sin ser notada
abriendo las compuertas
borrando los caminos,
con la boca nodriza y los ojos ausentes.
Rehén de la memoria,
rememoro el olvido,
ese gran simulacro repleto de fantasmas
que
arrastran
su silencio
hacia el abismo.
Como el ilusionista
que dibuja pañuelos en la
seda del aire,
me guardo inútilmente una paloma
quebrada en las
trincheras de la noche.
De "Discordia de los dóciles" (inédito)
En esa noche Pablo...
En esa noche Pablo
besó aquel cuerpo muerto muchas veces,
acarició sus muslos,
los labios deshojados,
la ternura del sexo impracticable.
El vientre entumecido,
la
gangrena incipiente apenas florecida,
el algodón del llanto,
la breve
remembranza
de algún lunar dormido para siempre.
Sarcomadekaposi
precipita
los cuencos enfermizos.
Tramos decrepitud,
rescoldos del amor,
limaduras de frío.
Lámpara que entenebrece,
hurgando para siempre
en el desván de las heridas.
Las sienes
astilladas
los párpados hinchados que enloquecen
después de la
ceguera.
La sutura violácea que entraña el corazón a la deriva
-pequeñas
incisiones-
La oscura luxación acaecida
al final del dolor.
De "Cartografía sin mundo" 1995
Hay ventanas que pueden habitarse...
Hay ventanas
que pueden habitarse
como se habita una ciudad, durante años.
Hay
escenas que encienden una vida
y vidas
que encienden una muerte mientras duran.
Tan sólo fue un
instante.
Después
aquella imagen fue quedándose atrás
y tuve la certeza
de que ella misma había consentido en su muerte.
El sacrificio
es siempre una forma de venganza.
En la noche anterior
él le había
prometido llevarla a ver el mar.
La ventanilla de un tren
puede llegar a contener el mundo en un
instante.
Después de golpearla
ella cayó de rodillas ante él,
mientras
él la miraba
y su mano homicida se abría sin querer
y la piedra sangraba,
se
dejaba caer,
se despeñaba talud abajo.
Me pregunto cómo se conocieron.
En
dónde enamoraron.
Si ella sabía coser.
Si habría criaturas esperándola.
No
pude decir nada.
Asistir al fragmento de la vida de otros.
Sentir la medianía de un
cuerpo malogrado.
Ver cómo me alejaba
y mi ojos sin tiempo
querían estirarse,
detenerse,
comprender.
El tren seguía su curso.
(Un hombre solo que planea una muerte
en campo abierto.
Alguien que casualmente miraba en ese instante por la ventanilla de un tren
y lo contempla. Eso es todo.)
De "Lámparas de arena" 2000
He llegado al inicio...
He llegado al inicio,
como quien se extravía
bajo la rotación
laberíntica
de un bosque sin raíces.
Y doy vueltas
Y vueltas
sobre mi propia herida
tras la única gasa
que macera el silencio y su
drenaje,
la dársena del tiempo.
He llegado al inicio
y mi
nombre no era
más allá de un abismo sin aliento
y mi cuerpo sin nombre
se
llenaba de lámparas
y niñas,
perdía pie
sin reservar la hierba.
Y mi arena se oía
crepitar hasta el fondo
sobre el granizo muerto.
He llegado al inicio
sin saber hacia dónde desvivirme,
sin creer
en la muerte de las olas,
habitando la ausencia de mí misma
Y no encuentro
el reloj
que repare mi arena.
De
"Lámparas de arena" 2000
La misma incertidumbre...
La misma incertidumbre
con la que un día preciso
que ya fuiste acordando sin saberlo,
comienza a desprenderse
la leve gasa que ocultara
la trama de tu herida,
una herida reciente que late sin hablar
y está tan dentro
que tu
vida depende de mantenerla viva.
Con la misma soltura
con la que cada órgano se acomoda para el parto
y se abre un trecho de luz
en mitad de tu cuerpo,
una tarde descubres
que no puedes contar
tus cicatrices
pues sus bordes te unen a fragmentos de otros,
a vidas
paralelas,
a bálsamos de humo.
Y es entonces
que esa herida se cumple
y
es más cierta que el mundo,
nos regresa al origen,
sus lámparas de
arena,
la palabra en el vientre,
cuando todos vivíamos
recíprocos y juntos
cuidando las heridas.
De "Lámparas de
arena" 2000
Máquina temeraria
Máquina temeraria.
Yo soy la que comienza a no existir.
Mientras ella
se preña
se atraganta
con mis escritos de la tarde.
Desordena
quiebra
despedaza
se adueña
sabe
que yo la escucho desde dentro.
De "Lámparas de arena" 2000
Me he quedado pensando...
Me he quedado
pensando
que de pronto una
despedida
puede ser un comienzo.
Y he abierto mis manos
y he
pensado besarte cuando ya estés dormido
inaugurar el campanario de los
besos
dibujar un pañuelo
en la seda del aire
apalabrar la senda
de tus ojos cerrados
quebrantar ese sueño
que ahora habitas
en mitad de la noche
y decirte a los labios
adiós amor
hoy quiero
despedirme
zozobrar para siempre en esta isla
reparar el amor.
De "Cartografía sin mundo" 1995
Niño sin sombra
Para Andrés Romero, cuando sea mayor
Niño sin sombra, Andrés,
desmigada sonrisa,
cuerpo de junco tierno todavía.
Que la
vida te lleve por caminos agrestes
no por sendas baldías.
Que un
pájaro de arena
aleje la ceniza,
el vaivén de columpios monocordes.
Niño sin sombra, Andrés,
¿dónde duerme la noche?
una niña Marina te acunará en los parques,
mientras otra Lucía te posará en silencio
sus párpados de cobre.
Inédito 15-03-2005
Sabríamos recordar cada trozo de mundo...
Sabríamos recordar cada trozo de mundo,
cada tropiezo vivido
si al
abrir la mirada
recobráramos de nuevo
la luz de cada instante,
pues
toda inmolación deja su propio surco,
su propia oscuridad,
y cada
imagen
tiene su propia lámpara.
Lámpara de la niñez,
-allí comienza
todo-
esa luz que se ve con los ojos cerrados
las claras azoteas,
desierto de palomas,
el tamiz lanceolado de las hojas de cobre
transparente,
un otoño agitando su ramaje,
abriéndose paso sobre la mansedad de las aceras.
Allí comienza
todo,
aquello que era nuestro a pesar del dolor,
pues desde entonces,
sólo he buscado el ser de aquella luz,
y la
siento crecer dentro de mí
como le crecen párpados de trapo al corazón
tras el olvido.
De "Lámparas de arena" 2000
Tiempo de opacidad...
Tiempo de
opacidad,
de desencuentro.
Hay mujeres que lloran
tras los escaparates de los supermercados,
golpeando las lunas de las lamentaciones,
en las monumentales góndolas
de los productos lácteos,
de las niños sin nombre
de las huevos
de alondra lacerados,
maraña de retales.
Los acomodadores desatrancan la lluvia
en los vestíbulos desiertos de
los cines
donde rompen los pájaros y las olas de nadie.
Olvido sin memoria,
olvido fructifica,
olvido
da su fruto.
Lo dicen los anuncios
las ofertas
y las liquidaciones,
los oídos que tocan
los ojos que olfatean
los labios que te miran
mientras muerdes
un pedazo de invierno en el fondo de un beso.
De "Lámparas de arena" 2000
Toda la noche he navegado bajo la
lluvia desconocida...
Toda la noche
he navegado bajo la lluvia desconocida,
barricada en el templo del
absurdo
alguien tiembla en el pozo desde antiguo
donde crece la hierba
y se amontona la noche.
En el firme del aire
tan en silencio vuela
el pájaro tambor de la
madera
con su lámpara alada en la senda del bosque.
La claridad se aprende
como la herida aprende a no doler.
Alguien
dice tragar los harapos de la madrugada
el fósforo encendido
la
cerilla mojada
que duerme en la claridad de la tormenta.
Alguien
dice vaciar
la niebla y su nervadura
tragar harapos ciegos
tan en silencio
El terror.
De
"Cartografía sin mundo" 1995
Tú no estarás. Ya no...
Tú no estarás.
Ya no.
En la última tarde tu mirada tenía
un dolor a jardines
descuidados,
una luz huidiza y astillada,
un caminar de hombre con
mirada de trapo,
y un corazón tartamudo.
Llevabas un temblor de naufragio y una venda en los ojos.
El temblor
también es una forma de mirar.
Y tú temblabas mientras tu luz caía.
Crepitar es caer. Pero hacia
dentro.
Estaba requiriendo una llamada.
Estabas demorándote
en aquellos
días primeros del verano,
contra un presentimiento de invernadero triste,
de sangre requisada.
Perdido en las aduanas del corazón.
Supe que te morías por tus ojos.
Esos ojos que eran
con dolor a madera,
con sabor a manzanas,
párpados de cobre
como cofres de lluvia
que
se abrían con lástima.
Ahora todo es ausencia.
Los pájaros que encuentro,
el crujir de la
tierra sobre la mansa lluvia,
el llanto de los niños detrás de las
palabras.
A veces el pensamiento se ensombrece de pronto
y declina el mundo aún
más deprisa
y nos sobreviene una noche destemplada, una herida negra.
Sé que me buscaste.
En esa larga noche de imperdibles sin rumbo,
en el instante mismo en que tu cuerpo
se astilló para siempre
y tu
llama empezaba a ser fractura,
témpano,
camisa desplomándose.
El verano se acaba.
y los recuerdos ruedan
sobre los empedrados
negros
como regueros de sombra.
Y es cierto que tal vez puedas vivir años y
años
sin regresar de una sonrisa
Y tú estás regresando
con el verdor de los arces en la lluvia
sobre la claraboya más blanca de la luz.
Y tu frente ha tomado
la difícil transparencia del brezo o la retama.
Y veo descarriarse de pronto
aquel ovillo de lana triste
que fue
toda mi infancia,
aquella habitación de costurera
aquel balcón solaz
que de muy niña
se asomaba al clamor hirviente de las calles,
y ahora lo veo todo
irse desmadejándose encima de tu cuerpo,
detrás
detrás
detrás
y todavía
mi pequeño puñal de niña sin palabras,
DEPRISA,
MÁS,
CAER
Y SIN EMBARGO,
un cuerpo que se rompe,
EL CABO FINAL DE LA MADEJA,
aquel reloj de arena creciendo
desmesuradamente
mientras cae
cada pequeña muerte en granazón,
y todas se reúnen,
y la arena se agranda
hasta cubrir toda la
habitación
con un murmullo seco de sombras alejándose.
En este sueño, padre,
puedo verte jugando con mis manos.
Cuando
las manos eran cálidas y obradoras.
Lápices de ternura,
que nos llevaban siempre a emborronar los sueños.
De "El jardín navegable" 1990
Y es ahora y no nunca...
Y es ahora y
no nunca
precisamente siempre,
cuando el náufrago desciende sin memoria
preguntando preguntándose
refrescando el olvido
de esa herida reciente
que no sangra ni alumbra.
Manantiales de humo.
Pactemos la mentira amenazante
que mana del recuerdo.
La verdad será siempre
una eterna mentira.
Aprendamos a ser más allá de nosotros.
De "Lámparas de arena" 2000
Yo soy la que os escribe...
Yo soy la que os escribe.
Mi luz es un antílope que pace
entre
las ruinas del misterio.
El espino que sangra,
el surco desde dentro
que nunca cicatriza.
El manantial sonoro
que
se expande en el sueño.
Yo soy la que os escribe.
La lámpara que arde.
La boca movediza
que os senda con su luz,
que os conduce a la sombra,
que os aguarda y os hunde
en la profundidad de la
caverna.
La luz que os encamina en su ceguera,
la lámpara que os
salva.
La claridad que os funda,
la pared que os desnuda,
os
alimenta,
os finge y os codicia
y sin embargo,
miente.
La
lámpara de arena.
De "Lámparas de arena" 2000