"...Barajando recuerdos
me encontré con el tuyo. No dolía..."
"Portrait of Jeanne
Hebuterne"
Amedeo Modigliani
Reseña biografica
Poeta centroamericana nacida en Estelí, Nicaragua, en 1924.
Desde muy niña se trasladó y vivió con su familia
enEl Salvador y en 1943 viajó a EE.UU. donde obtuvo el título en
Filosofía y Letras por la Universidad George Washington.
Después de residir por varios años en EE.UU., contrajo matrimonio y
viajó por diferentes países, regresando a Nicaragua
en 1985 para servir de baluarte en la reconstrucción de su país.
Ha
publicado una veintena de libros de poesia y narrativa así como muchos
testimonios históricos. Es además traductora
de algunos poetas norteamericanos y autora de la publicación «Nuevas
voces de Norteamérica».
En 1978 obtuvo el premio Casa de las
Américas por
Sobrevivo, y en el año 2000, el Premio de poesia de Autores
Independientes.
De su obra, se destacan además,
"Anillo de Silencio", "Vigilias", "Umbrales", "Fuga de Canto Grande",
"La mujer del río" y su última producción,
"Saudade". ©
Especial
Claribel Alegría ha tenido la gentileza de enviarnos
diez poemas de su último libro, «Saudade», editado por Visor de España.
Con nuestro profundo reconocimiento por su generosidad, los ponemos a
disposición de nuestros visitantes para que puedan disfrutarlos tanto
como nosotros.
Aquí están:
¿Cómo será el
encuentro?
Dame tu mano
Hoy es noche de
sombras
Insomnio
Lamentación de Ariadna
Muero a poco
No puede
Rito incumplido
Saudade
Soy una gaviota
Y aquí encuentras el resto de los poemas de la página en su honor:
Amor
Ars poética
Ausencia
Autorretrato
Barajando recuerdos...
Cada vez que te amo...
Carta a un desterrado
Carta al tiempo
Círculos
Conjura
Creí pasar mi tiempo...
Desahogo fugaz
Deshoras
Día de lluvia
El muro de las
sonrisas
Epílogo
Eres recuerdo
Ese beso
Estás vivo en mi pecho...
Extraño huésped
Florecen los
almendros...
Fronteras
Instantes
La mariposa
Mi laberinto es circular...
No pienses en mañana...
No preciso conceptos...
Nuestro amor
Otoño
Pequeña muerte
Poema
Por las noches...
Qué lástima que duermas...
Querencias
Quiero entrar a
la muerte...
Quiero ser todo en el amor...
Realidad
Siempre hay un intruso
Sobrevivo
Solos de nuevo
Soy espejo
También me gusta el
amor...
Tiempo de amor
Tu muerte te congela...
Ven conmigo
Vuelo interrumpido
Yo soy sin ti
Amor
Todos lo
que amo
están en ti
y tú
en todo lo que amo.
Ars poética
Yo,
poeta de
oficio,
condenada tantas veces
a ser cuervo
jamás me cambiaría
por la Venus de Milo:
mientras reina en el Louvre
y se muere de tedio
y junta
polvo
yo descubro el sol
todos los días
y entre valles
volcanes
y despojos de guerra
avizoro la tierra prometida.
Ausencia
Hola
dije mirando
tu retrato
y se pasmó el saludo
entre mis labios.
Otra vez la punzada,
el saber que es inútil;
el calcinado clima
de tu ausencia.
Autorretrato
Malogrados los ojos
Oblicua la niña temerosa,
deshechos los
bucles.
Los dientes, trizados.
Cuerdas tensas subiéndome del
cuello.
Bruñidas las mejillas,
sin facciones.
Destrozada.
Sólo me quedan los fragmentos.
Se han gastado los trajes de entonces.
Tengo otras uñas,
otra piel,
¿Por qué siempre el recuerdo?
Hubo
un tiempo de paisajes cuadriculados,
de gentes con ojos mal puestos,
mal puestas las narices.
Lenguas saliendo como espinas
de acongojadas bocas.
Tampoco me encontré.
Seguí buscando
en las conversaciones con los míos,
en los salones de conferencia,
en las bibliotecas.
Todos como yo
rodeando el hueco.
Necesito
un espejo.
No hay nada que me cubra la oquedad.
Solamente
fragmentos y el marco.
Aristados fragmentos que me hieren
reflejando un ojo,
un labio,
una oreja,
Como si no tuviese
rostro,
como si algo sintético,
movedizo,
oscilara en las
cuatro dimensiones
escurriéndose a veces en las otras
aún
desconocidas.
He cambiado de formas
y de danza.
Voy a morirme
un día
y no sé de mi rostro
y no puedo volverme.
Barajando recuerdos
Barajando recuerdos
me encontré con el tuyo.
No dolía.
Lo saqué de su estuche,
sacudí sus raíces
en el viento,
lo puse a contraluz:
Era un
cristal pulido
reflejando peces de colores,
una flor sin espinas
que no ardía.
Lo arrojé contra el muro
y sonó la sirena de mi
alarma.
¿Quién apagó su lumbre?
¿Quién le quitó su filo
a mi
recuerdo-lanza
que yo amaba?
Cada vez que te amo...
Cada vez que te amo
vida y muerte
están presentes:
amanecer
y noche
paraíso
sepulcro.
Carta a un desterrado
Mi querido Odiseo:
Ya no es posible más
esposo mío
que el
tiempo pase y vuele
y no te cuente yo
de mi vida en Itaca.
Hace
ya muchos años
que te fuiste
tu ausencia nos pesó
a tu hijo
y a mí.
Empezaron a cercarme
pretendientes
eran tantos
tan
tenaces sus requiebros
que apiadándose un dios
de mi congoja
me
aconsejó tejer
una tela sutil
interminable
que te sirviera a ti
como sudario.
Si llegaba a concluirla
tendría yo sin mora
que
elegir un esposo.
Me cautivó la idea
que al levantarse el sol
me ponía a tejer
y destejía por la noche.
Así pasé tres años
pero ahora, Odiseo,
mi corazón suspira por un joven
tan bello como
tú cuando eras mozo
tan hábil con el arco
y con la lanza.
Nuestra casa está en ruinas
y necesito un hombre
que la sepa regir
Telémaco es un niño todavía
y tu padre un anciano
preferible,
Odiseo
que no vuelvas
los hombres son más débiles
no soportan
la afrenta.
De mi amor hacia ti
no queda ni un rescoldo
Telémaco está bien
ni siquiera pregunta por su padre
es mejor para
ti
que te demos por muerto.
Sé por los forasteros
de Calipso
y de Circe
aprovecha Odiseo
si eliges a Calipso
recuperarás la
juventud
si es Circe la elegida
serás entre sus chanchos
el
supremo.
Espero que esta carta
no te ofenda
no invoques a los
dioses
será en vano
recuerda a Menelao
con Helena
por esa
guerra loca
han perdido la vida
nuestros mejores hombres
y
estas tú donde estas.
No vuelvas, Odiseo
te suplico.
Tu discreta Penélope
Carta al tiempo
Estimado señor:
Esta
carta la escribo en mi cumpleaños.
Recibí su regalo. No me gusta.
Siempre y siempre lo mismo.
Cuando niña, impaciente lo esperaba;
me vestía de fiesta
y salía a la calle a pregonarlo.
No sea usted
tenaz.
Todavía lo veo
jugando ajedrez con el abuelo.
Al
principio eran sueltas sus visitas;
se volvieron muy pronto
cotidianas
y la voz del abuelo
fue perdiendo su brillo.
Y usted
insistía
y no respetaba la humildad
de su carácter dulce
y sus
zapatos.
Después me cortejaba.
Era yo adolescente
y usted con
ese rostro que no cambia.
Amigo de mi padre
para ganarme a mí.
Pobrecito el abuelo.
En su lecho de muerte
estaba usted presente,
esperando el final.
Un aire insospechado
flotaba entre los muebles
Parecían más blancas las paredes.
Y había alguien más,
usted le
hacía señas.
El le cerró los ojos al abuelo
y se detuvo un rato a
contemplarme
Le prohíbo que vuelva.
Cada vez que los veo
me
recorre las vértebras el frío.
No me persiga más,
se lo suplico.
Hace años que amo a otro
y ya no me interesan sus ofrendas.
¿Por
qué me espera siempre en las vitrinas,
en la boca del sueño,
bajo
el cielo indeciso del domingo?
Sabe a cuarto cerrado su saludo.
Lo
he visto con los niños.
Reconocí su traje:
el mismo tweed de
entonces
cuando era yo estudiante
y usted amigo de mi padre.
Su
ridículo traje de entretiempo.
No vuelva,
le repito.
No se
detenga más en mi jardín.
Se asustarán los niños
y las hojas se
caen:
las he visto.
¿De qué sirve todo esto?
Se va a reír un
rato
con esa risa eterna
y seguirá saliéndome al encuentro.
Los
niños,
mi rostro,
las hojas,
todo extraviado en sus pupilas.
Ganará sin remedio.
Al comenzar mi carta lo sabía.
Círculos
Otrocírculo
amor
quehemoscumplido
¿seráesteelúltimo
encerrarse?
¿Cómo será el encuentro?
¿Cómo será el
encuentro?
Descarnados los dos
sin tu mirada
sin mis labios
posándose en los tuyos.
Partículas de luz quizá seremos
que se
atraen
se buscan
se amalgaman.
Conjura
Desde tu ausencia
llamo
de tu exilio
desde este viento
sur
que te convoca
y se asemeja a ti.
Creí pasar mi tiempo...
Creí pasar mi tiempo
amando
y siendo amada
comienzo a darme cuenta
que lo
pasé despedazando
mientras era a mi vez
des
pe
da
za
da.
Dame tu mano
"Hoy me gusta la vida mucho menos
pero siempre me gusta vivir"...
César Vallejo
Dame tu mano
amor
no dejes que me hunda
en la tristeza
Ya mi cuerpo aprendió
el
dolor de tu ausencia
y a pesar de los golpes
quiere seguir
viviendo.
No te alejes
amor
encuéntrame en el sueño
defiende tu memoria
mi memoria
de ti
que no quiero extraviar.
Somos la voz
y el eco
el
espejo
y el rostro
dame tu mano
espera
debo ajustar mi
cuerpo
hasta alcanzarte.
Deshoras
A veces
pienso en ti
en lo que pudo ser
en tu ternura presa
en las deshoras.
Desahogo fugaz
Soy una chispa
en la tierra
un desahogo fugaz
del corazón que nos piensa.
Día de lluvia
Nunca más esta lluvia
ni esa mancha de luz
en el peñasco
ni el borde
de esa
nube
ni tu inmóvil sonrisa
fugitiva.
Nunca más este instante
que ya me dice adiós
desde tus ojos.
El muro de las sonrisas
Cuando el amor se aja
se marchita
se te vuelve amarillo
no hay remedio
sólo te queda
la sonrisa.
Cuando te sientes sola
entre sus brazos
y tu piel
es frontera
y no te brota el llanto
sólo te queda
la sonrisa.
Cuando te sientes sola
entre sus brazos
y tu piel es frontera
y
no te brota el llanto
sólo te queda
la sonrisa.
Cuando el canto
se oxida
y el paisaje
y todo lo vivido
es un espectro
tu
único refugio
es la sonrisa:
ese muro cerrado
impenetrable
sin ayeres
sin hoy
y sin mañanas
donde todos los sueños
se
hacen trizas.
Epílogo
...existenlosbarrotes
nosrodean
tambiénexisteelcatre
ysusángulosduros
yelpoemarío
quenossostieneatodos
yestansustantivo
comoelcatre
elpoemaquetodosescribimos
conlágrimas
yuñas
ycarbón.
Eres recuerdo
No sé si
con tu muerte
has quedado a la zaga
¿eres recuerdo?
o has dado un salto
repentino
que yo tendré que hollar
hasta alcanzarte.
Ese beso de ayer...
Ese beso de ayer
me
abrió la puerta
y todos los recuerdos
que yo creí fantasmas
se levantaron
tercos
a morderme.
Estás vivo en mi pecho...
Estás vivo en mi pecho
y sólo yo te siento.
Eres el alquimista
que transforma en poesia
nuestro llanto.
Extraño huésped
Es extraño este huésped
este amor
cuanto más me despoja
más me colma.
Florecen los almendros...
Florecen
los almendros
en Mallorca
y no estás para verlos.
De mi balcón anoche
los vi fosforecer.
Te llamé por tu nombre,
conjuré tu fantasma,
te perfilé de
pétalos caídos
y una ráfaga de aire
te rasgo.
Fronteras
Fui la nube
y la lluvia
y el mar
y quiero ser la tarde
y la muralla
y tú.
Hoy es noche de sombras...
Hoy es noche de sombras
de recuerdos-espada
la soledad me tumba.
Nadie que aguarde mi
llegada
con un beso
y un ron
y mil preguntas.
La soledad
retumba.
Quiere estallar de rabia
el corazón
pero le brotan
alas.
Insomnio
Digo amor
y lacera mi cuerpo
el desamparo.
Instantes
Sólo éste ahora es mío
este momento
el pasado escapó
y no vislumbro el rostro
del futuro.
La mariposa
Ya la ceiba no existe
derrumbaron mi ceiba
se hicieron añicos los espejos
eché a secar mi Río
y se
escondió la luna.
Estoy vacía de deseos
mi espada
en su estuche de satén.
¿Por qué ahora
por qué
busca seducirme
la poesia?
Entró por la ventana
y se posó en mi mano
la miré con nostalgia
se entreabrieron
mis labios
y con un leve soplo
la alejé.
Lamentación de Ariadna
No te pierdas, Teseo
vuelve a mí.
La playa está desierta
tengo los pies sangrientos
de correr en tu busca
¿será que me engañaste
dejándome dormida en
esta isla?
Perdóname, Teseo
¿Recuerdas nuestro encuentro?
amor
eterno me juraste
y yo te di el ovillo
y volviste a la luz
después de haber
destruido
al minotauro.
¿Te secuestró algún dios
sintiéndose
celoso?
No me inspiran temor
ni Poseidón
ni Zeus
es de fuego
mi ira
y se alzará
desde estas aguas
hasta el cielo.
Vuelve,
vuelve, Teseo
no te pierdas
en los laberintos
de la muerte
anda suelto
el ovillo de mi amor
atrápalo, Teseo
vuelve a mí
soy tu tierra
tu luna
tu destino.
Clava en mí tus raíces.
Mi laberinto es circular...
Mi laberinto es circular
voy cavando en el aire
con los ojos
clavados
en la muerte
que me bebe
y me bebe
en cada vuelta.
Muero de a poco, amor...
Muero de a poco, amor
no es la muerte sorpresa
que deseaba
la que libera
y lanza
es la otra
la lenta
la que corta en pedazos
da estocadas
y de perfil se escurre.
No pienses en mañana...
No pienses en mañana
ni me hagas promesas
ni tú serás el mismo
ni yo estaré presente.
Vivamos juntos la cima de este amor
sin engaños
sin miedo
transparentes.
No preciso conceptos...
No preciso conceptos.
No más divagaciones
ni teólogos discursos
que anestesien mi
herida.
Tus palabras preciso,
la imagen de tu rostro
entre las
sábanas,
tu último estertor
en mis oídos.
No puede
No
puede conmigo
la tristeza
la arrastro hacia la vida
y se
evapora.
Nuestro amor
Es simple
nuestro amor
sin estallidos
como una de esas casas
con helechos
y
alguna que otra rana
intempestiva.
Otoño
Has entrado al otoño
me dijiste
y me sentí temblar
hoja encendida
que se
aferra a su tallo
que se obstina
que es párpado amarillo
y luz de vela
danza de vida
y muerte
claridad suspendida
en el eterno instante
del
presente.
Pequeña muerte
Fue una
pequeña muerte
tu partida.
Una muerte pequeña que me crece
cuando imagino
a veces que estás cerca
y me obstino en dar vueltas
por las
calles
y regreso a mi casa
con la lluvia
cayendo
y me asalta tu
voz
en la noche
sin horas.
Poema
¿Qué fue
de ese poema
que no pude atrapar
el que pasó rengueando
frente a mí
con las alitas rotas?
Por las noches...
Por las noches
en
sueños
más de un amigo muerto
resucita
al despertar
me pregunto
si ellos también
me han soñado.
Qué lástima
Qué lástima que duermas
y se interrumpa el diálogo
y no sientas mi beso
en tus ojos
cerrados.
Qué lástima tu infancia
así truncada,
ese tiempo sin tiempo
a medio abrir
por el que ya
empezaba
a vislumbrarte.
Mañana todo habrá
cambiado:
otra vez hablándonos
de lejos
desde nuestras esquivas
soledades.
Qué lástima
los
signos de mi amor,
mis apretados círculos
de miedo
que no sé si
entendiste.
Querencias
A Juan Gelman
Porque aprendí a
quererme
puedo sangrar
con tus heridas.
Quiero entrar a la muerte...
Quiero entrar a la
muerte
con los ojos abiertos
abiertos los oídos
sin máscaras
sin miedo
sabiendo y no sabiendo
enfrentarme serena
a otras
voces
a otros aires
a otros cauces
olvidar mis recuerdos
desprenderme
nacer de nuevo
intacta.
Quiero ser todo en el amor...
Quiero ser todo en el
amor
el amante
la amada
el vértigo
la brisa
el agua que
refleja
y esa nube blanca
vaporosa
indecisa
que nos cubre un
instante.
Realidad
En
este aposento
que soy yo
mi realidad
(la cotidiana
... realidad
(la cotidiana)
es un jadeo apenas
que se extingue.
Rito inccumplido
A mi madre
Dicen que la muerte es
solitaria
que nos morimos solos
aunque estemos rodeados de
aquellos que nos aman
pero tú me llamaste
y yo no estuve:
no te
cerré los ojos
no te besé la frente
no te ayudé a pasar
al otro
lado
estuve lejos
lejos de ti que me alumbraste
me nutriste
educaste mis alas.
No cumplí con el rito
estuve lejos
lejos
y ese es el sollozo que me arrebata en olas
en cúpulas
en grutas
y no puede salir
y me persigue en sueños
y me ahoga.
Perdóname/libérame
necesito aullar
batir tambores
un golpe en
la cerviz
un estallido
para arrancar de cuajo este sollozo
y no
invocarte más
en desolados
versos.
Saudade
Quisiera creer
que
te veré otra vez
que nuestro amor
florecerá de nuevo
quizá seas
un átomo de luz
quizá apenas existan tus cenizas
quizá vuelvas
y yo seré cenizas
un átomo de luz
o estaré lejana.
No volverá a
repetirse
nuestro amor.
Siempre hay un intruso
Una mirada a veces
un gesto entorpecido
una frase
un olor
el beso que al unirnos
nos separa.
Solos de nuevo
Solos de nuevo
solos
sin palabras
sin gestos
sin adornos
con un sabor a fruta
en nuestros cuerpos.
Sobrevivo
Sobrevivo.
Alegrovosamente
so
bre
vi
vo.
Soy espejo
Brilla el agua
en mi piel
y no la siento
corre a chorros el agua
por mi espalda
no la siento
me
froto con la toalla
me pellizco en un brazo
no me siento
comienzo a vestirme
a tropezones
de los rincones brotan
relámpagos de gritos
ojos
desorbitados
ratas que corren
dientes
aún no siento nada
me extravío
en las calles:
niños con caras sucias
pidiéndome limosna
muchachas
prostitutas
que no tienen quince años
todo es llaga en las calles
tanques que se aproximan
bayonetas alzadas
cuerpos que caen
llanto
por fin siento
mi brazo
dejé de ser fantasma
me duele
luego existo
vuelvo a
mirar la escena:
muchachos que corren
desangrados
mujeres con pánico
en
el rostro
esta vez duele menos
me pellizco de nuevo y ya no siento nada
simplemente reflejo
lo que pasa a mi lado
los tanques
no
son tanques
ni los gritos
son gritos
soy un espejo plano
en que nada
penetra
mi superficie
es dura
es brillante
es pulida
me
convertí en espejo
y estoy descarnada
apenas si conservo
una memoria vaga
del dolor.
Soy una gaviota...
Soy una gaviota
solitaria
con el ala tronchada
abro un surco en la arena.
También me gusta el amor...
También me gusta el amor
al que le cierran la puerta
el que entra por la ventana
volando sobre una cuerda.
Tiempo de
amor
Sólo cuando me amas
se me
cae esta máscara pulida
y mi sonrisa es mía
y la luna la luna
y estos
mismos árboles
de ahora
este cielo
esta luz
presencias que se abren
hasta el vértigo
y acaban de nacer
y son eternos
y tus ojos también
nacen con ellos
tu mirada
tus labios que al nombrarme
me descubren.
Sólo cuando te amo
sé que no acabo en mí
que es tránsito la vida
y que
la muerte es tránsito
y el tiempo un carbúnculo encendido
sin ayeres
gastados
sin futuro.
Tu muerte
Tu muerte te congela
estás inmóvil
mi vida en cambio
fluye
y me acerca veloz
hacia el
encuentro.
Ven conmigo
Ven conmigo
subamos al
volcán
para llegar al cráter
hay que romper la niebla
allí adentro
en el cráter
burbujea la historia:
Atlacatl
Alvarado
Morazán
y Martí
y todo ese gran pueblo
que hoy apuesta.
Desciende por las nubes
hacia el juego de verdes
que cintila:
los amantes
la
ceiba
el cafetal
mira los zopilotes
esperando el festín.
«Yo estuve
mucho rato
en el chorro del río.»
explica la mujer
«un niño de cinco
años
me pedía salir.
Cuando llegó el ejército
haciendo la
barbarie
nosotros tratamos de arrancar.
Fue el catorce de mayo
cuando
empezamos a correr.
Tres hijos me mataron
en la huida
al hombre mío
se lo
llevaron amarrado.»
Por ellos llora la mujer
llora en silencio
con su hijo menor
entre los brazos.
«Cuando llegaron los soldados
yo me hacía la muerta
tenía miedo que mi cipote
empezara a
llorar
y lo mataran.»
Consuela en susurros
a su niño
lo arrulla
con su llanto
arranca hojas de un árbol
y le dice:
«mira hacia el sol
por esta hoja»
y el niño sonríe
y ella se cubre el rostro de hojas
para que
él no llore
para que vea el mundo
a través de las hojas y no llore
mientras pasan los guardias
rastreando.
Cayó herida
entre dos peñas
junto al río
Sumpul
allí quedó botada
con el niño que quiere
salir del agua
y con el
suyo.
Las hormigas le suben
por las piernas
se tapa las piernas
con más hojas
y su niño sonríe
y el otro callado
la
contempla
ha visto a los guardias
y no se atreve a hablar
a preguntar.
La mujer junto al río esperaba la muerte
no la vieron los
guardias
y pasaron de largo
los niños no lloraron
fue la Virgen del
Carmen
se repite en silencio
un zopilote arriba
hace círculos
lentos
lo mira la mujer
y lo miran los niños
el zopilote baja
y
no los ve
es la Virgen del Carmen
repite la mujer
el zopilote vuela
frente a ellos
con su carga de cohetes y los niños lo miran
y sonríen
da dos vueltas
y empieza a subir
me ha salvado la Virgen
exclama la mujer
y se cubre la herida
con más hojas
se ha vuelto transparente
se confunde su cuerpo con la tierra
y las hojas
es la tierra
es el agua
es el planeta
la madre tierra
húmeda
rezumando ternura
la madre tierra herida
mira esa grieta honda
que se le abre
la herida está sangrando
lanza lava el volcán
una lava
rabiosa
amasada con sangre
se ha convertido en lava
nuestra historia
en pueblo incandescente
que se confunde con la tierra
en
guerrilleros invisibles
que bajan en cascadas
transparentes
los guardias
no los
ven
ni los ven los pilotos
que calculan los muertos
ni el
estratega yanqui
que confía en sus zopilotes
artillados
ni los cinco
cadáveres
de lentes ahumados
que gobiernan.
Son ciegos a la lava
al pueblo incandescente
a los guerrilleros disfrazados
de ancianos centinelas
y de
niños correo
de responsables de tugurios
de seguridad
de curas
conductores
de cuadros clandestinos
de pordioseros sucios
sentados en
las gradas
de la iglesia
que vigilan la guardia.
La mujer de Sumpul
está allí con sus niños
uno duerme en sus brazos
y el otro camina.
Cuénteme lo que
vio
le dice el periodista.
«Yo estuve mucho rato
en el chorro
del río.»
Vuelo interrumpido
Soñé que era un ala
desperté
con el tirón
de mis raíces.
Yo sin ti
Yo sin ti
pero contigo
llevando a cuestas
tu muerte.
Mi soledad y la tuya
que
ya han cerrado
su escape.