
Apuro sediento tu tierno gemido, tu intimidad que me embriaga y ardiente, la lengua del dulce deseo, pasión cuyo vino no sacia...
A la noche
Cantarcillo
Cuentan de un sabio, que un
día...
De "A secreto
agravio, secreta venganza"
De "Antes que todo es mi
dama"
De "La vida es sueño"
De "La vida es sueño" II
Éstas que fueron pompas y
alegría
Manjar de los fuertes
¿Ves esa rosa que tan
bella y pura...?
A la
noche
Esos rasgos de luz,
esas centellas
que cobran con amagos superiores
alimentos del sol en
resplandores
aquello viven que se duele de ellas.
Flores nocturnas son: aunque tan bellas,
efímeras padecen sus
ardores,
pues si un día es el siglo de las flores,
una noche es la
edad de las estrellas.
De esa, pues, primavera fugitiva,
ya nuestro mal, ya nuestro bien se
infiere;
registro es nuestro, o muera el sol o viva.
¿Qué duración habrá que el hombre espere,
o que mudanza habrá que no
reciba
de astro que cada noche nace y muere?
Cantarcillo
Ruiseñor que
volando vas,
cantando finezas, cantando favores,
¡oh, cuánta pena y envidia me das!
Pero no, que si hoy cantas amores,
tú tendrás celos y tú llorarás.
¡Qué alegre y desvanecido
cantas, dulce ruiseñor ,
las aventuras de tu amor
olvidado de tu olvido!
En ti, de ti entretenido
al ver cuán ufano estás,
¡oh, cuánta envidia me das
publicando tus favores!
Pero no, que si hoy cantas amores,
tú tendrás celos y tú lloraras.
Cuentan de un sabio, que un
día...
Cuentan de un sabio, que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que cogía.
«Habrá otro», entre sí decía,
«más pobre y triste que yo?»
Y cuando el rostro volvió,
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.
De "A secreto agravio, secreta
venganza"
Cuando
la fama en lenguas dilatada
vuestra rara hermosura encarecía,
por fe
os amaba yo, por fe os tenía,
Leonor, dentro del alma idolatrada.
Cuando
os mira, suspensa y elevada
el alma que os amaba y os quería,
culpa la
imagen de su fantasía
que sois vista mayor que imaginada.
Vos
sola a vos podéis acreditaros;
¡dichoso aquel que llega a
mereceros,
y más dichoso si acertó a estimaros!
Mas,
¿cómo ha de olvidaros ni ofenderos?
Que quien antes de veros pudo amaros,
mal os podrá olvidar después de veros.
De "Antes que todo es mi dama"
Viendo
el cabello, a quien la noche puso
en libertad, cuán suelto discurría,
con las nuevas pragmáticas del día
a reducirle Cintia se dispuso.
Poco
debió al cuidado, poco al uso,
del vulgo tal la hermosa monarquía;
pues no le dio más lustre que tenía,
después lo dócil, que antes lo
confuso.
La
blanca tez a quien la nieve pura
ya matizó de nácar a la aurora,
de
ningún artificio se asegura.
Y pues
nada el aliño la mejora,
aquella solamente es hermosura
que amanece
hermosura a cualquier hora.
De "La vida es sueño"
Sueña el rey que es
rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este
aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la
muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el
sueño de la muerte?
Sueña el rico en su
riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria
y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque
ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy
aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más
lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una
sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los
sueños, sueños son.
De "La
vida es sueño" II
¡Ay mísero de mí!
¡Ay infelice!
Apurar, cielos pretendo,
ya que me tratáis así,
qué
delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido;
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y
rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo
quisiera saber,
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
¿qué más os pude ofender.
para castigarme más?
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron
¿qué privilegios
tuvieron
que yo no gocé jamás?
Nace el ave, y con las galas
que le
dan belleza suma,
apenas es flor de pluma.
ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma;
y teniendo yo más alma
¿tengo menos
libertad?
Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas
-gracias al docto pincel-,
cuando
atrevido y cruel,
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto:
¿y yo, con mejor instinto,
tengo menos
libertad?
Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y
apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes
gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el
centro frío;
¿y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?
Nace el
arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la
piedad
que le da la majestad
del campo abierto a su huida;
y
teniendo yo más vida,
tengo menos libertad?
En llegando a esta pasión,
un volcán, un Etna hecho,
quisiera arrancar del pecho
pedazos del
corazón:
¿qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan süave,
exención tan principal,
que Dios le ha dado a un
cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?
Éstas que fueron pompas y alegría...
Éstas
que fueron pompas y alegría,
despertando al albor de la mañana,
a la
tarde serán lástima vana,
durmiendo en brazos de la noche fría.
Este
matiz que al cielo desafía,
iris listado de oro, nieve y grana,
será
escarmiento de la vida humana:
¡tanto se emprende en término de un día!
A
florecer las rosas madrugaron
y para envejecerse florecieron;
cuna y
sepulcro en un botón hallaron.
Tales
los hombres sus fortunas vieron:
en un día nacieron y expiraron;
que pasados los siglos, horas fueron.
Manjar de los fuertes
El género humano tiene
contra las fieras del mundo,
por más que horribles le cerquen,
su libertad afianzada,
como a sustentarse llegue
de aquel Pan y de aquel Vino,
de quien hoy es sombra éste...
Nadie desconfíe.
Nadie desespere.
Que con este Pan y este Vino
las llamas se apagan,
las fieras se vencen,
las penas se abrevian,
las culpas se absuelven.
¿Ves esa rosa que tan
bella y pura...?
¿Ves
esa rosa que tan bella y pura
amaneció a ser reina de las flores?
Pues
aunque armó de espinas sus colores,
defendida vivió, mas no segura.
A tu
deidad enigma sea no obscura,
dejándose vencer, porque no ignores
que
aunque armes tu hermosura de rigores,
no armarás de imposibles tu
hermosura.
Si esa
rosa gozarse no dejara,
en el botón donde nació muriera
y en él pompa
y fragancia malograra.
rinde,
pues, tu hermosura, y considera
cuánto fuera rigor que se ignorara
la
edad de tu florida primavera.
Apuro sediento tu tierno gemido, tu intimidad que me embriaga y ardiente, la lengua del dulce deseo, pasión cuyo vino no sacia...