Apuro sediento tu tierno gemido, tu intimidad que me embriaga y ardiente, la lengua del dulce deseo, pasión cuyo vino no sacia...
Reseña biografica
Poeta portugués nacido en Lisboa en 1524.
Estudió en la Escuela de Humanidades de Coimbra y frecuentó la corte de Juan
III revelando en ella su genio poético. Debió exiliarse en 1546 debido a una
aventura amorosa. En 1547 inició su carrera militar y en 1550 regresó a
Lisboa donde fue encarcelado por una reyerta callejera. Liberado tres años
después, se embarcó para la India, sobrevivió a un naufragio y regresó a
Lisboa en 1570.
El tema principal de su poesia es el conflicto entre el amor apasionado y
sensual y el ideal neoplatónico del amor espiritual. "Los Lusíadas"
es su principal obra poética. Es autor también de tres comedias:
"Anfitrión", "El rey Seleuco" en 1545 y
"Filodemo"
en el año 1555.
Falleció en 1580. ©
Poemas de Luis de Camões:
Al ver vuestra belleza, oh amor mío
...
Cuanto quiso Fortuna que
tuviera...
De cómo estoy me hallo tan
incierto...
Donde las armas tuve más a
mano...
El deseo a pedir viene que
os vea...
El vaso reluciente y
cristalino...
Esta-se a primavera
Jacob
Mudan los tiempos y las
voluntades...
Transforma-se o amador
Al ver vuestra belleza, oh amor mío ...
Al ver vuestra belleza, oh amor mío,
de mis ojos dulcísimo sustento,
tan elevado está mi pensamiento
que conozco ya el cielo en vuestro brío.
Y tanto de la tierra me desvío
que nada estimo en vuestro acatamiento,
y absorto al contemplar vuestro portento
enmudezco, mi bien, y desvarío.
Mirándonos, Señora, me
confundo,
pues todo el que contempla vuestro hechizo
decir no puede vuestras gracias bellas.
Porque hermosura tanta en
vos ve el mundo
que no le asombra el ver que quien os hizo
es el autor del cielo y las estrellas.
Versión de Alejandro
Araoz Fraser
Cuanto quiso Fortuna que tuviera...
"Enquanto quis Fortuna..."
Cuanto quiso Fortuna que tuviera
la esperanza de algún contentamiento
el regusto de un suave
pensamiento
hízome que sus frutos describiera.
Mas, recelando amor que descubriera
secretos que causaran
detrimento,
la mente oscureciome con tormento
para que sus engaños
no dijera,
Vosotros los que Amor mantiene afectos
a su voltario giro, cuando
en breve
libro viéredeis cosas tan extremas,
sabed que son verdades, no defectos;
y que tan solo si el Amor os
mueve
habreis la comprensión de mis poemas.
Versión de Carlos López Narváez
De cómo estoy me hallo tan incierto...
"Tanto
de meu estado..."
De cómo
estoy me hallo tan incierto
que en vivo ardor temblando estoy de
frío;
sin causa alternamente lloro y río;
abarco el orbe pero nada
advierto.
Es todo mi sentir un desconcierto;
un fuego el alma, la mirada un
río;
de pronto espero, al punto desconfío;
ora divago, de repente
acierto.
Estando en tierra al Cielo me levanto;
milenios son mis horas;
ningún .día
he podido vivir sólo una hora.
¿Pregúntasme el por qué de este quebranto?
Responderlo no sé...
Tal vez sería
sólo porque os miré, dulce Señora.
Versión de Carlos López Narváez
Donde las armas tuve más a mano...
"Tomou-me vossa vista..."
Donde las armas tuve más a mano
cautivo me tomó vuestra mirada:
que de buscar defensa a la emboscada
de vuestros ojos, el empeño es vano.
Para triunfo más pleno y soberano,
ver esperásteis mi razón
armada;
inútil fue, pues cosa es demostrada:
contra el del Cielo
no hay poder humano.
Pero, magüer os haya garantido
vuestro destino excelso esta
victoria,
reparad que bien poco os ha servido:
Si en verdad Vos me hallasteis preparado,
Vos en vencerme a mí no
lleváis gloria:
la llevo yo por ser de Vos vencido.
Versión de Carlos López Narváez
El deseo a pedir viene que os vea...
"Pede
o desejo..."
El deseo a
pedir viene que os vea.
No sabe lo que pide; está ofuscado.
Tanto
mi amor, Señora, es afinado,
que no es dable saber lo que desea.
Cosa no
hay por mínima que sea
que no quiera tener perenne estado;
al
deseo no urge lo deseado,
para que nunca falle su tarea.
Mas, este puro afecto en mí no medra;
y como es ley para la ruda
piedra
buscar su centro por naturaleza,
lo mismo el pensamiento por la humana
parte que de mí toma, se
avillana
para incurrir, Señora, en tal flaqueza.
Versión de Carlos López Narváez
El vaso reluciente y cristalino...
El vaso reluciente y
cristalino,
de Angeles agua clara y olorosa,
de blanca seda ornado
y fresca rosa,
ligado con cabellos de oro fino,
bien claro parecía el
don divino
labrado por la mano artificiosa
de aquella blanca
ninfa, graciosa
más que el rubio lucero matutino.
Nel vaso vuestro cuerpo se afigura,>
raxado de los blancos miembros bellos,
y en el agua
vuestra ánima pura.
La seda es la blancura, y los cabellos,>
Son las prisiones y la
ligadura
con que mi libertad fue asida dellos
Versión de Rodrigo Noguera
Esta-se a primavera...
Se está la Primavera trasladando
a Vos, Señora, deleitosa, honesta,
y en vuestro porte a destellar se apresta,
nardos, lirios y rosas
dibujando.
Así, vuestra prestancia matizando,
Natura cuanto puede
manifiesta;
y el monte, el río, el prado, la floresta,
de Vos,
Señora, estanse enamorando.
Si agora non queredes que el que os ama
recoger pueda el fruto de
estas flores,
perderán toda gracia a vuestros ojos.
Lástima fuera, mi preciosa Dama,
que Amor sembrara en Vos tantos
primores
si vuestra privación los vuelve abrojos.
Versión de Carlos López Narváez
Jacob
"Mais
servira, se náo fóra
para tam largo amor tam curta a vida!"
Siete años
de pastor Jacob servía
al padre de Raquel, serrana bella;
no
pensaba en Labán, pensaba en ella,
ella era el premio que su afán
quería.
Los días, esperando un solo día
pasaba, contentándose con vella;
pero Labán, con pérfida querella,
en lugar de Raquelle daba a Lía.
Al ver Jacob que sin razón le niega
Labán artero aquella prenda
cara,
cual si no la tuviese merecida,
otros siete años a servir se entrega
diciendo: «¡Más sirviera, si
bastara
a tan larga pasión tan corta vida!»
Versión de José Joaquín Casas
Mudan los tiempos y las
voluntades...
"Mudan-se os tempas..."
Mudan los tiempos y las voluntades;
se muda el ser, se muda la confianza;
el mundo se compone de mudanza
tomando siempre nuevas calidades.
De continuo miramos novedades
diferentes en todo a la esperanza;
del mal queda la pena en la membranza;
y del bien, si hubo alguno,
las saudades.
Torna el tiempo a cubrir con verde manto
el valle en que la nieve
relucía:
igual en mí se torna lloro el canto.
Y, salvo este mudar de cada día,
mudanza, hay otra de mayor
espanto:
que no se muda ya como solía.
Versión de Carlos López Narváez
Transforma-se o amador
Transfórmase el que ama
en cosa amada
por obra y gracia de alta fantasía;
después el corazón ya nada ansía,
pues lleva en sí la parte
deseada.
Si en ella está mi alma transformada,
también sosiega el cuerpo
su porfía;
sólo en sí mismo descansar podría,
pues que a su vida el alma
está ligada.
Pero esta radiante semidiosa,
que como el atributo en el sujeto
con mi alma se funde y se conforma,
viste mi pensamiento en luz radiosa,
y el vivo y puro amor de
que es objeto,
cual la materia simple, busca forma.
Versión de Carlos
López Narváez
Apuro sediento tu tierno gemido, tu intimidad que me embriaga y ardiente, la lengua del dulce deseo, pasión cuyo vino no sacia...