"Los Cuatros Filosofos De Ruben"
A Belisa
Aquí do silencioso...
Gazela XXI
Gazella XXX
Retrato de la
tristeza del Doctor Young
Si después de la muerte...
A
Belisa
Belisa, ¡cuán
hermoso
es ver de rubias mieses coronado
un terreno espacioso,
de arbustos rodeado
y flores olorosas esmaltado!
¡Cuán dulce el
arroyuelo,
que con curso apacible retorcido
riega al ameno suelo,
y halagando el oído
convida al sueño con su lento ruido!
¡Cuán gracioso
parece
el pájaro en el árbol ir saltando,
que en la rama se mece,
y que está requebrando
a su amada, canciones entonando!
¡cuán grato es
ver hinchadas
las velas de un convoy muy numeroso,
y que las
aceradas
proas al mar furioso
dividen con un surco prodigioso!
Pero más
lisonjero
que el campo, que el arroyo, más que el ave,
más que el
convoy ligero,
y a mi alma más suave,
es gozar de tu pecho, que
amar sabe,
y en tus brazos
preciosos
hallar todos los gustos reunidos;
esos gustos sabrosos,
y tan apetecidos,
que adormecen al punto los sentidos.
Aquí do silencioso ...
Aquí do
silencioso
corre el blando Guadiana cristalino
sin azotar ruidoso
las
piedras de camino,
o encanecen de espuma la ribera.
Tan manso, que creyera
cualquier que lo mirase
que, estancadas sus aguas, no se mueve,
o de su curso leve
la fija dirección equivocase:
aquí que la espesura
de los fresnos y arbustos enlazados
mantiene la frescura,
y ajenos meneados
al dulce soplo del calmoso viento,
nos
llaman al contento
del blando meditar, placer süave
que el alma melancólica y
sensible
tan sólo encontrar sabe
aquí en la soledad apetecible.
Ven, tierno Ypanco, ven, y tú, mi Anfriso,
fiel Anfriso, venid, venid, sin mora
al lado de Feniso,
que
agitado os implora.
Venid aquí y gocemos
la sabrosa amistad tranquilamente
y en
su seno clemente
el bullicio dejemos.
La sociedad los hombres olvidemos.
A la furiosa guerra siguió luego
la dura esclavitud. El inclemente
vencedor conservó la triste
vida
del mísero vencido,
y juzgando demente
le estaba concedida
facultad para habérsela extinguido.
Sumiólo en servidumbre
aborrecible
a que fuera la muerte preferible.
Vergonzosas cadenas
obras
de la injusticia más tirana
de vilipendio llenas,
cayeron a agobiar la especie humana.
Así do quiera que la vista tiendo,
sola la humana sociedad me
ofrece
un laberinto horrendo
de males que parece
sobrepujan, si
bien lo examinamos,
los bienes todos que en aquella hallamos.
Tan sólo el
egoísmo
a los hombres ocupa y los dirige,
la virtud, la justicia, el
patriotismo,
la santa y celestial beneficiencia,
sólo en muy pocos corazones
mora.
Sólo muy pocos la verdad adoran.
Y nadie en la violencia
de
la opresora esclavitud se atreve
a querer anunciarla,
y sólo puede en su interior llorarla.
Todo es esclavo, todo.
Las ciencias y las artes
gimen, sin libertad y despreciando
el saber verdadero en todas partes,
es tal vez como un crimen
condenado:
todo en cadenas mil está sumido
y aún el raciocinar ya
prohibido.
Así de nuestra vida
viéramos sin temor aproximarse
el
dulce fin; y cuando la homicida
Parca nos sorprendiera
en plácido deliquio
la muerte
apareciera.
Y diéramos los últimos alientos
cual en un sueño blando
a el
Amor y Amistad himnos cantando.
Gazela XXI
Nada podrá arrancar del alma mía
de mi joven gentil la imagen grata,
ni la memoria del ciprés
pomposo
de mi pecho jamás será borrada.
No lograrán el hado
enfurecido
ni la fortuna con rigor voltaria
que la miel de tus rojos labios
sea
de mi sediento corazón borrada.
Enredado en tu negra ondosa
crencha
está mi corazón desde la infancia;
hasta la muerte unión tan
agradable
no será deshecha, ni borrada.
Arrebatarme las pasiones
fieras
lo pueden todo con ardientes ansias;
sólo no pueden de mi amante
pecho
esta agradable llama ver borrada.
Mi violenta pasión con tal
impulso
ha sido impresa en lo interior del alma,
que aunque mi cuello
dividido sea
jamás esta impresión será borrada.
Si en sus amores mi alma
mostró exceso,
es preciso no obstante disculparla;
está enferma, la fiebre que
la agita
quisiera, ¡ay triste!, al punto ver borrada.
El que no
quiera como Hafiz mirarse
lleno de frenesí, de angustia amarga,
hasta la idea del hermoso
sexo
tenga del débil corazón borrada.
Gazela XXX
Llegó la rosa,
amigos;
vengan, vengan los juegos;
esto mismo aconsejan
los
venerandos viejos.
No hay tristeza
ahora en nadie,
pero, ¡ay!, que vuela el tiempo.
Pues bebamos con ansia
mas
que el tapiz manchemos.
Dulce el aura
es, da gozo;
mas yo apurar prefiero
el rojo vino al lado
de un semblante
halagüeño.
Venga la lira;
adversa
es la suerte a los buenos.
¿Para evitar su angustia
por qué
no enloquecemos?
¡Cómo brilla la
rosa!
Agua y vino, que el fuego
de amor, que me consume
quiero
apagar con ellos.
Hafiz, ruiseñor
eres.
¿Pues cómo tú al aspecto
de las rosas pudieras
mantenerte en
silencio?
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Retrato de la tristeza del Doctor Young
Sobre la negra
tumba recostado
está el anciano Young; contempla atento
bajo la losa todo su
contento,
porque nada la Muerte le ha dejado;
Con lágrimas su
rostro está bañado,
y temblando su cuerpo macilento;
sólo consta
de un ay su triste acento,
que resuena en el techo embovedado.
¡Supremo Ser
-exclama-, que, subido
sobre el cerco de las estrellas prodigioso,
ves con tedio al que gusta de esta vida!,
¿cuándo será mi
espíritu impelido
de tu potente diestra, y con reposo
hará junto
a tu trono su manida?
Si después de la muerte...
Si después de
la muerte, todavía
se encuentran nuestras voces dolorosas
y bajo
las heladas duras losas
abrasa al pecho el fuego que solía,
prosiga el eco
de la angustia mía;
y las verdes colinas que, envidiosas,
dividen
nuestras tumbas silenciosas
lo aumenten y repitan a porfía;
para que sea al
punto conducido
a Leyla en alas del piadoso viento
hiriendo con amor sus tierno
oído.
Así tendré al
morir ese contento,
que aunque me halle ya a polvo reducido,
se
goce Leyla con mi triste aliento.