
Apuro sediento tu tierno gemido, tu intimidad que me embriaga y ardiente, la lengua del dulce deseo, pasión cuyo vino no sacia...
Ciencia de los cortesanos
de este siglo
Confusión y vicios de la corte
Engulle el poderoso rica sopa
Escribe a Lesbia ausente...
Pago que da el mundo a los
poetas
Respuesta a Filis
Vida bribona
Ciencia de los cortesanos de este siglo
Bañarse con
harina la melena,
ir enseñando a todos la camisa,
espada que no asuste y que dé risa,
su anillo, su reloj y su
cadena;
hablar a todos con la faz serena,
besar los pies a misa doña
Luisa,
y asistir como cosa muy precisa
al pésame, al placer y
enhorabuena;
estar enamorado de sí mismo,
mascullar una arieta en
italiano,
y bailar en francés tuerto o derecho;
con esto, y olvidar el
catecismo,
cátate hecho y derecho cortesano,
mas llevaráte el diablo dicho
y hecho.
Confusión y vicios de la corte
Mulas, médicos, sastres y letrados,
corriendo por las calles a
millones;
duques, lacayos, damas y soplones,
todos sin distinción
arrebujados;
gran chusma de hidalguillos tolerados,
cuyo examen lo hicieron
los doblones,
y un pegujal de diablos comadrones,
que les tientan
la onda a los casados;
arrendadores mil por excelencia;
metidos a señores los piojosos;
todo vicio, con nombre de decencia;
es burdel de holgazanes y de ociosos,
donde hay libertad suma de
conciencia
para idiotas, malsínes y tramposos.
Engulle el poderoso rica sopa...
Engulle el poderoso rica sopa
cuando a mí me
contenta una zurrapa;
y siendo el mundo dilatado mapa
le parece a su vicio estrecha
copa.
Con bordada, sutil y blanda ropa
el barro humano diligente
tapa;
y a mí me envuelve miserable capa
y un negro camisón de ruda
estopa.
Ostenta a todos la gotosa tripa
y puede ser el que mejor me
sepa
a mí la sucia bota que a él su pipa.
De la humana miseria
huyendo trepa;
pero, por más que puja, anda y ahipa,
todos somos racimos de una cepa.
Escribe a Lesbia ausente...
Madrugo a la primera luz del día,
después de un leve sueño moderado,
y sólo tiene el sueño de pesado,
no dormir con tus ojos, Lesbia mía.
Me
sigue inseparable esta porfía,
de mi contemplación y tu cuidado,
en la casa, en el monte y en el prado,
y en la estación más cálida y
más fría;
en
la mesa contemplo tu semblante,
llega la noche y véote patente;
pues aunque el alma me reprenda amante,
¿cómo puede creer que estás ausente,
si no hay hora, minuto, ni hay
instante
que no te mire en ella muy presente?
Pago que da el mundo a los poetas
Dícese de Quevedo que fue claro
y que en algunas coplas está
obsceno;
Góngora puede ser que fuese bueno,
pero ya sus comentos
le hacen raro.
El Calderon, que nos lo venden caro,
sólo de lo amatorio fue muy
lleno
y nos dejó en la cómia un veneno
que nos hemos bebido sin
reparo.
La idea de Juan Pérez fue abatida,
de Solís intrincada, ¡infeliz
suerte!
¡Oh, ciencia pobre! ¡Facultad perdida!
¡Mundo borracho, que al varón más fuerte
después de ajarlo,
miserable, en vida,
predicas estas honras en su muerte!
Respuesta a Filis
Mísero, pobre, solo y abatido,
vivo en este infeliz yermo poblado,
y no siendo elección ser desdichado
de ser tan desdichado estoy
corrido:
no
sirve la razón ni le ha servido
a quien domina lo cruel del hado,
que es infeliz a veces el cuidado,
como glorioso a veces el descuido.
En
mandarme que viva alegremente
añades más tormentos a mis sustos,
pues no puedo ser, Filis, obediente.
¿Cómo podré esconderme a los disgustos
si es mártir cada cual del mal
que siente,
y nadie es arquitecto de sus gustos?
Vida bribona
En una cuna pobre fui metido,
entre bayetas burdas mal fajado,
donde salí robusto y bien
templado,
y el rústico pellejo muy curtido.
A la naturaleza le he
debido
más que el señor, el rico y potentado,
pues le hizo sin sosiego
delicado,
y a mí con desahogo bien fornido.
Él se cubre de seda, que
no abriga,
yo resisto con lana a la inclemencia;
él por comer se asusta y
se fatiga,
yo soy feliz, si halago a mi conciencia,
pues lleno a todas
horas la barriga,
fiado de que hay Dios y providencia.
Apuro sediento tu tierno gemido, tu intimidad que me embriaga y ardiente, la lengua del dulce deseo, pasión cuyo vino no sacia...