Reseña biografica
Poeta,
dramaturgo y novelista sueco nacido en Växjö, pequeña población
del sur de Suecia, en 1891.
Mostró desde pequeño su inclinación hacia la literatura, a pesar de que
nació
en una familia donde la religión primó sobre cualquier tipo de educación
cultural. Las continuas divergencias ideológicas con su familia, lo
obligaron a suspender los estudios de Arte y Literatura que había iniciado
dos años antes en la Universidad de Upsala. En 1913 viajó a Paris donde
recibió la influencia
de las nuevas tendencias, especialmente del expresionismo, y posteriormente
viajó por Dinamarca y varios países mediterráneos.
En 1916, desilusionado por sus crisis personales, por la guerra y por su
temor
a la muerte, publicó la colección de poemas,"Angustia", obra que
marcó el comienzo de la modernidad poética en Suecia.
"Canciones del corazón" en 1926, "El enano" en 1941, y
"Barrabás" en 1950, son otras de sus importantes obras. Fue miembro de
la Academia Sueca desde 1940 y obtuvo el Premio Nobel de
Literatura en 1951.
Falleció en 1974. ©
Poemas de Pär Lagerkvist:
Abandonado por el cielo de la mañana
y las estrellas...
Ahora suelta el sol su
rubia cabellera
El atardecer
El desconocido
La vida se me va...
Quién sabe a dónde...
Oración fúnebre
Abandonado por el cielo de la mañana y las estrellas...
Abandonado por el cielo de la mañana y las estrellas,
por la hierba
del verano y la fresca lluvia de la primavera,
por el manantial de
todos los mortales.
Abandonado.
Todos han huido, todos mis amigos,
el viento del verano, la
hierba cubierta de rocío en la
mañana,
el olor del bosque después de la lluvia, yo estoy
completamente solo,
todas las fuentes de vida han callado.
Abandonado, abandonado.
¡Por dónde va el camino hacia la oscuridad,
la misericordiosa, la blanda?
¡Dónde está la puerta de salida en el
muro del país de la
vida,
la puerta baja, donde uno se doblega?
Versión de Axel Von Greiff
Ahora suelta el sol
su rubia cabellera...
Ahora suelta el sol su
rubia cabellera
En la primera hora del amanecer
Y la extiende sobre la primavera de la tierra
Donde miles de flores resplandecen.
La moja pensativo con el rocío refrescante,
En los húmedos escondrijos de las flores,
La desprende con cuidado de las espinas de las rosas
Pero indeciso, distraído, como en el sueño.
El bosque y el prado la acarician
La dejan volar por el aire.
Ahora acaricia al niño en su cuna
Y a las ásperas mejillas de los ancianos.
Pero el pensamiento está lejos de todo;
¿Para que servirá esta alegría?
Sueña entre las estrellas milenarias
Que agrandan el enigma de la vida.
Suelta su pelo y lo extiende
En la hora feliz de la mañana:
Y sueña entre los mundos que se le precedieron
Y entre los nuevos que los anhelantes brillan.
Versión de L.S.
El atardecer
Es el
atardecer cuando uno se aleja,
a la caída del sol.
Es
entonces cuando se abandona todo.
El pensamiento recoge su tolda
de tela de araña
y el corazón olvida el porqué de su angustia.
El
caminante del desierto abandona su campamento,
que pronto
desaparecerá bajo la arena,
y continúa su viaje en la quietud de la
noche,
guiado por enigmáticas estrellas.
Versión de Axel Von Greiff
El desconocido
Un desconocido es mi amigo
uno a quien no conozco
Un desconocido
lejano, lejano
por él mi corazón está lleno de nostalgia
Porque el
no está cerca de mi
Quizá porque no existe?
Quién eres tú que
llenas mi corazón de tu ausencia
que llenas toda la tierra de tu
ausencia?
Versión de Carlos López Narváez
Oración
fúnebre
Estás muerta.
Puedo mirarte en paz con toda facilidad. Tu frente es
pequeña y redonda. Antes no la había visto. Eres torpe.
Ahora veo que eres torpe.
Tienes pequeños ojos guiñadores. Ahora los veo. Todo
es pequeño y mezquino en tu casa. Tus cabellos son
rebeldes, gruesos, groseros. Ahora lo veo. Tu labio pende
como el de una muchacha de cocina.
Ahora todo lo veo.
Estás muerta. Tú no eres nada.
Tú sólo eras una muchacha de cocina, una sucia. Una
que debía morir.
Pero yo te amaba. Eso era.
Ahora esto ha concluido. Ahora tú has muerto.
Me agradaba acariciar tus cabellos tanto, cuando ellos
eran vivos. Yo amaba todo lo que había de feo en tu
casa, tanto cuando esa fealdad era viviente.
Ahora esto ha concluido. Ahora tú has
muerto.
Yo acariciaba tu cabellera, aunque ella fuese gruesa,
grosera. Yo amaba tus pequeños ojos, cuando ellos
miraban delante de ellos en el mundo, la mañana.
Entonces yo amaba todo en tu casa.
Ahora esto ha concluido. Ahora tú has muerto.
Yo amaba tus grandes pies. Y tus manos agrietadas
las amaba también.
Ahora ellas están muertas. Ahora ya no existe nada.
Es preciso que continúe mi camino, que marche, que marche.
Tú, tú has muerto.
Ahora nada existe.
Ahora, tú, tú has muerto.
Ahora ya no existe nada en el mundo entero.
Versión de Angel Cruchaga