"...Fue hacer un gesto absurdo con la mano
mientras pasaba, amor antiguo, ella..."
"Arabesque"
Gary Banfield
Reseña biografica
Poeta español nacido en
Arcos de la Frontera, Cádiz en 1929.
Estudió la carrera de Comercio en
Jerez y luego se licenció en Derecho en la Universidad de Sevilla. Dirigió
la
colección Alcavarán en colaboración con su hermano Carlos, con la que
obtuvo numerosos premios.
Es miembro de las Reales Academias de Málaga,
Córdoba, Cádiz y Jerez de la Frontera.
Una de sus grandes pasiones es el arte flamenco, en especial El Cante,
siendo autor de numerosas coplas y ensayos
que lo han convertido en ganador por cinco veces del
Premio Nacional de Flamenco.
Ha obtenido numerosos premios entre
los que se destacan:
Nacional de poesia, Juan de Mena, Joan Maragall,
Virgen del Carmen y Ciudad de Melillla.
De su obra poética se
destacan: «Amor a la palabra» en 1957, «La semilla» en 1959, «Los días
íntimos» en 1962,
«Perfil del cante» en 1965, «Canción mía» en 1965 y «Los Angeles del vino»
escrito en colaboración con su hermano
Carlos. ©
Antiguo amor
Balada de la adelfa
Balada del anillo
Canción de amor para el camino
Canción donde el poeta intenta hacer el retrato de la esposa
Canción para tu silencio
Corazón
Del verdadero amor
Dialoguillo entre el amor y
el amado
El poeta vive la víspera
de su boda
El retrato de su esposa
El tiempo no existe
En el sur
Hoy camino hacia el alba
La amada
Vuelta al
amor
Antiguo amor
Hoy en la calle sola,
cayendo a plomo el sol en las veletas,
comprendí que la vida
a veces
abre heridas que no cierra.
Venía de lo suyo.
Yo iba
a lo mío por la misma acera.
Pero hacía tantos años,
tantos recuerdos
que dejé de verla,
que fue verla y sentirme
como alfileres dentro de
las venas,
como una mano que oprimiera el cuello
y me pusiera la
saliva seca.
Fue subirme a la boca
una palabra tonta, una cualquiera,
fue hacer un gesto absurdo con la mano
mientras pasaba, amor antiguo, ella.
No fue buscarla. No.
No
fue decirla, ni quererla.
Venía de lo suyo
y cruzó por lo mío, viva,
muerta.
Balada de la Adelfa
NO me esperes
-te dije-
junto a la adelfa,
que la adelfa es amarga
y eres doncella.
(La tarde era de verde
como fruta que empieza.)
Espérame
-te dije-
allí donde no sea
turbia la luz, ni el aire,
ni el agua de la acequia.
(La tarde era naranja
como una fruta nueva.)
Pero tú me esperaste
-muchacha-
donde era
amarga la dulzura
de tu boca entreabierta.
(La tarde era amarilla
como una fruta seca.)
Balada del anillo
TÚ, por la primavera;
yo, amor, para el verano.
Tú, cuando los jardines;
yo, cuando los sembrados.
Yo siempre prometiendo,
tú siempre preguntando,
que si en el pueblo alegre,
que si en el campo,
que si a la orilla, orilla,
cantándonos
los álamos...
Te pondré la alianza
de
oro, por mayo,
en el dedo tercero
-corazón-
de tu mano.
Canción de amor para el camino
¿Lo pisado es lo perdido,
lo por pisar el encuentro?
En saber por
dónde vamos
consiste, amor, nuestro juego.
Tierra de donde venimos,
por donde fuimos viniendo,
por donde
vamos, camino
de donde no volveremos.
Caminando escuchamos
los propios ecos.
Nada ni nadie somos
al
detenemos.
Si la vida es camino,
caminaremos.
Yo, conmigo y contigo.
Tú,
con mis sueños.
Canción donde el poeta intenta hacer el retrato de la esposa
UN hermoso cabello
que
con mi mano aliso;
frente tras la que pienso,
mirada en que me miro;
boca de la que bebo
agua
de gozos íntimos;
oído para el requiebro,
cuello hacia donde giro;
hombro sobre el que sueño
pecho con mi latido;
brazo en el que me enredo,
mano con que acaricio;
vientre donde me siembro
y renuevo y revivo;
urna de mi universo
manantial de mí mismo;
pierna en que me sostengo,
pie para mi camino.
Canción para tu silencio
¡Qué paz de noche plena,
amada mía!
Hago como que sueño. El agua suena
en mi melancolía.
Tú devanas despacio lana rosa.
Hago como que leo.
Por dentro de
este verso vas, esposa.
En tu silencio creo.
Tu canción del Peer Gynt de Grieg, de fondo;
con mis palabras lucho.
La música te instala en lo más hondo
y hago como que escucho.
Sigue el son de la lluvia en los cristales
por tu silencio vivo.
Duermen los hijos. Lo compruebas. Sales.
Hago como que escribo.
Te sientas otra vez. Te siento junto.
Permaneces callada.
Hago
como que aspiro y no pregunto...
Y tú eres el aire, amada.
Corazón
Abierto tengo el corazón a todo
lo que sea palabra verdadera;
hombre que llegue a mí de otra manera
lo encontrará cerrado a piedra y
lodo.
Mi corazón es llano y sin recodo,
y tan por dentro humano y tan por
fuera,
que aunque de ausencia y desamor muriera
no quisiera que fuera
de otro modo.
Quien palabras le llueva de ternura,
quien en su tierra siempre
honrado grano
comerá el pan de la amistad segura.
Que abierto está en la palma de mi mano
como una roja fruta ya
madura,
pura para la boca del hermano.
Del verdadero amor
Hoy traspasé el umbral de mi ventura.
Estabas toda tú desnuda, digo
vestida de candor.
-Ven. Te esperaba.
Hoy la mañana proclamó tu nombre
y de dorada, se me
fue poniendo
del color verdemar, claro y antiguo,
de tus ojos
abiertos.
Y me miré en tus ojos
-¡qué claridad de viña al mediodía!-
y te
besé los ojos
y me mojé los labios
del agua rosa-niña de los tuyos.
Nunca pude entender que amarse fuera
quedarse quieto al borde de unos
ojos,
asomarse a otra vida y contemplarse
vivido desde lo hondo y para
siempre.
Las dobles caracolas de mi oído
guardaron el eco de tu mar, ¡qué
dicha
tener conmigo tu reír, tu canto,
tu palabra de amor, claro
murmullo!
Toda la casa olía a tu perfume.
Tus dos manos palomas por mi vida.
Mi dolor, mi alegría, todo en orden.
Ser sólo corazón es lo que importan.
Dialoguillo entre el amor y el amado
-¿Cómo reparto mi
tiempo,
cómo comparto el amor?
-De luna a luna conmigo
contigo de sol a sol.
-También existen los otros...
-Sólo existimos tú y yo.
-Somos tres: tú, yo
y los otros.
-Somos dos.
-¡Uno!... ¿Tú?
-No
-¿Yo?
-Ninguno
( Y fue en silencio el amor. )
El
poeta vive la víspera de su boda
Me tiembla marzo por la
sangre. El viento
bate cristales por mi duermevela.
Se me enreda en
las manos todo. siento
que una ronda de arcAngeles me cela.
Que una ronda de arcAngeles
la guarda
para que venga a mí de gracia plena.
todavía no viene.
¡Cuánto tarda!
¡Oh noche larga de la luna llena!
¡Oh noche larga en que la
luna acuna
-bamba de plata- mi soñante empeño!
(Miro caer las horas
una a una
apoyado en el hombro de mi sueño.)
Apoyado en el hombro de su
vida,
¡qué bien ya para siempre peregrino!
Peregrino de amor. ¿Por qué
escondida
senda se va la cima de un destino?
Senda. Cima. destino. Tres
palabras.
A las cimas se va sólo subiendo.
Al amador, Amor, puertas le
abras
cuando venga en llamar. Va amaneciendo.
Hoy vengo yo a llamar.
-¿Quién es?... -¿Quién
soy?
un hombre solo y hasta todavía
que
viene y que se va que vengo y soy
en busca de una sola compañía.
Buscando estoy la paz en la
mañana...
No venid, mis amigos, no... Dejadme.
Bien me sé que es
costumbre, cosa vana,
lo sé, pero hoy no puedo. Perdonadme.
Hoy no puedo. De veras.
Otro día
me dáis la despedida y los abrazos.
( ¡Cómo me pesa, Dios,
esta alegría
de levantar un mundo con mis brazos! )
Norte y sur de mi vida:
cuna y losa,
principio y fin. El mundo está bien hecho.
Vida del
hombre: amor, espina, rosa
y una alondra que cante por el pecho.
El tiempo no existe
«Si vienes por ejemplo a las cuatro...,
comenzaré a ser feliz desde las tres.»
Saint-Exupery
El tiempo no existe
cuando estás conmigo.
Tan sólo lo cuento,
lo peso y lo mido,
tan sólo lo sufre
mi carne y
mi espíritu,
lo bendigo sólo
no sé o lo maldigo,
cuando estás
viniendo
o cuando te has ido.
el mundo no existe
cuando estoy
contigo.
En el sur
En el sur,
todo es del
tiempo;
quiero decir que no cuenta,
que le echemos tiempo al tiempo;
que no vemos las manilas
de ese gran reloj del tiempo;
quiero decir
que parece
que hay un poco más de tiempo
que en las otras tres
esquinas
de la rosa de los tiempos.
Hoy camino hacia el alba. Sueño.
Vivo...
Hoy
camino hacia el alba. Sueño. Vivo
lo por vivir, revivo lo vivido.
Hoy
soy el humo manso de las casas
el que me eleva el corazón. Hoy nace,
dentro de mí, el pueblo. ¡Qué milagro
soñar, guardar, sentir tanta
blancura,
tantas horas gemelas, calles, patios
de siempre, tanta oliva
de paz, tantos
recuerdos, tanta infancia mía ida!
Hoy es la brisa malva de sus campos
la que me orea el corazón. Hoy
crece
su tierra en mí. ¡Qué olor a malvavisco,
a romero, a tomillo y a
cantueso,
qué verde el ceñidor de sus chumberas,
qué lento andar
uncido el de los bueyes,
qué soledad lanar la del rebaño,
cuán dorada
su mies, cuán pleno el fruto
de sus racimos en agraz, sus huertos,
su
total granazón esperanzada!
Hoy es la sangre antigua de sus gentes
la que me puebla el corazón.
Hoy late
el pueblo en mí. ¡Oh, qué belleza honda
la de sus leñadores
con el alba,
la de su laboriosa artesanía,
la de su plaza con su
alegre rueda
de niñas en la tarde, sus muchachas
con la sonrisa en
flor; esposas, madres
aguardando la hora del regreso
tras la pura
clausura del visillo
y esos ancianos de la barba en nieve
trenzando el
hilo-pita o la tomiza
mientras baja la luna a su azotea!
Llevar un pueblo así entre la carne,
con su nube arrollada a la
cintura,
con palomas y flores, con campanas,
con ríos-venas y hacia un
mar de dicha,
con amigos y surcos y canciones,
es encalarse el alma y
decir: ¡Vivo!
Allí está el pueblo, aquéllas son sus torres.
Sobre mi corazón al
fin, crecido
bajo mi voz. Qué renovado gozo
irse acercando hacia su
piedra en vilo,
hacia su cal, hacia su nube... Pueblo
norte de un sur,
ya para siempre mío.
La amada
Aquí, bajo mi frente
poseída,
bajo el mar de mis ojos, naufragada,
bajo mi boca cálida,
abrazada,
aquí, bajo mi pecho, estremecida;
aquí te quiero, vida sobre
vida,
suspiro y risa y fuego y sed calmada,
aquí, entre mis dos
brazos, abrazada,
con tu cintura en flor, aquí, ceñida.
Aquí te me destrenzas, te
me llegas.
Y ahora que ya eres mía y puedo y quieres
te me proclamas
casta y te me entregas.
Aquí te me destruyes, te me
hieres,
te bebes mi vivir, te me doblegas
-tibia carne de amor- y te
me mueres.
Vuelta al amor
YA estoy de vuelta, amor,
viniendo estoy,
llegando más a ti cada rodada;
no vuelvo a lo dejado
la mirada,
siempre adelante remirando voy.
Hombre que sueña y que se
acerca soy,
hombre que viene por la madrugada,
que anhela y goza y
tiembla la llegada
muerto de ayer y redivivo de hoy.
no sé si de mis huertos, de
mis rosas,
si vengo de mi campo con espinas,
si del mundo, no sé, si
de mis cosas...
Sé que soy hombre que se
acerca al beso,
hombre que sueña pueblo con esquinas,
hombre que sueña
que se acerca... Eso.