"...Suave como el
peligro atravesaste un día
con tu mano imposible la frágil medianoche..."
"The decision"
Richard Franklin
Reseña biografica
Poeta,
narrador y ensayista español nacido en Madrid en 1948.
Hijo del poeta
Leopoldo Panero y hermano de Juan Luis Panero, también poeta, mostró desde
muy pequeño
su interés por la poesia. A los dieciséis años, fascinado por la izquierda
radical, ingresó al entonces prohibido
Partido Comunista, cuya militancia le valió su primera estancia
en prisión.
Inició su carrera como poeta de la mano del maestro Pere
Gimferrer; sin embargo, su vida fue trastornada
por el alcoholismo, la depresión y dos intentos de suicidio antes de cumplir
los veintiún años. La esquizofrenia
lo mantiene internado por voluntad propia en un pabellón psiquiátrico, donde
mantiene vivo su interés
por la literatura.
Autor de una importante obra, es considerado como uno de los poetas más
importantes de España. Su primer libro,
«Por el camino de Swan» en 1968, fue el inicio de una cadena de
publicaciones, entre las que vale la pena destacar
«Así se fundó Carnaby Street» 1970, «En Teoría» 1973, «Narciso
en el acorde último de las flautas» 1979,
«Dioscuros» 1982, «Poemas del manicomio de Mondragón» 1987 y «Heroína y
otros poemas» 1992. ©
20.000 Leguas de viaje submarino
A Claudio Rodríguez...
A Francisco
A mi
madre
Amanecer sobre la tumba
Ars magna
Blancanieves se
despide de los siete enanos
Canción para una discoteca
Cuando cansado desde el
lecho...
Dedicatoria
Deseo de ser piel roja
Diario de un seductor
El baccarrá de la noche...
El circo
El enmascarado
El lamento del vampiro
El loco al que llaman Rey
El noi del sucre
El último espejo
Eve
Glosa a un epitafio
Hay restos de mi figura y ladra un
perro...
Hembra...
Himno a
Satán
Infierno y paraíso
La alucinación
de una mano, o la esperanza póstuma y absurda
en la caridad
de la noche
La canción del Croupier
del Mississipi
La canción del indio Crow
La maldad nace
de la supresión hipócrita del gozo
La poesia destruye al hombre...
Marqués de Sade
Mutis
Necrofilia
No sentiste,
crisálida aun el peso del aire...
Nu(n)ca
Ora et labora
Página veinte
Para evitar a los ladrones
de bolsos
Paris sin el estereoscopio
Pavane pour un enfant défunt
Primer amor
Proyecto de un beso
Requiem
Sueño de una noche de verano
Un asesino en las calles
Un loco tocado de la
maldición del cielo
Unas
palabras para Peter Pan
Vaso
20.000 Leguas de viaje submarino
Como un hilo o aguja que casi no se
siente
como un débil cristal herido por el fuego
como un lago en
que ahora es dulce sumergirse
oh esta paz que de pronto cruza mis
dientes
este abrazo de las profundidades
luz lejana que me llega a
través de la inmensa lonja de
la
catedral desierta
quién pudiera quebrar estos barrotes como espigas
dejad me descansar en este silencioso rostro que nada
exige
dejadme esperar el iceberg que cruza callado el mar sin
luna
dejad que mi beso resbale sobre su cuerpo helado
cuando
alcance la orilla en que sólo la espera es posible
oh dejadme besar
este humo que se deshace
este mundo que me acoge sin preguntarme nada
este
mundo de titíes disecados
morir en brazos de la niebla
morir sí, aquí, donde todo es nieve o silencio
que mi pecho ardiente
expire tras de un beso a lo que
es
sólo aire
más allá el viento es una guitarra poderosa pero él no
nos llama
dejadme entonces besar este astro apagado traspasar el
espejo y llegar así adonde ni siquiera el suspiro es
posible
donde sólo unos labios inmóviles
ya no dicen o sueñan
y recorrer así este inmenso Museo de Cera
deteniéndome
por ejemplo en las plumas
recién nacidas
o en el instante en que la luz deslumbra a la
crisálida
y algo más tarde la luna y los susurros
y examinar
después los labios que fulgen
cuando dos cuerpos se unen formando una
estrella
y cerrar por fin los ojos cuando la mariposa próxima a
caer sobre la
tierra sorda quiere en vano volver sus alas hacia lo
verde
que ahora la desconoce
A Claudio Rodríguez
A Claudio Rodríguez, recordando el día en que, con un
cigarrillo temblándole en los labios, me dijo, en el Drugstore
de Fuencarral, «a esta gente hay que ganarla».
Aun cuando
tejí mi armadura de acero
el terror en mis ojos muertos.
Aun
cuando con mano blanca y nula
hice de silencio tus orines
y la
nieve cae aún sobre mi cuerpo
pese a ello se impone un silencio aún
más hondo
a los clavos que habían horadado mi cráneo:
aun cuando
sean huesos quizá lo que no tiembla
aun cuando el musgo concluye mi
pecho¹
el terror remueve las cuencas vacías.¹Este
poema puede leerse también con la siguiente variante:
Aun cuando
el musgo es certeza en mi pecho
"Teoría" 1973
A
FranciscoSuave como
el peligro atravesaste un día
con tu mano imposible la frágil
medianoche
y tu mano valía mi vida, y muchas vidas
y tus labios
casi mudos decían lo que era el pensamiento.
Pasé una noche a ti
pegado como a un árbol de vida
porque eras suave como el peligro,
como el peligro de vivir de nuevo.
"Last night together" 1980
A mi madre
(reivindicación de una hermosura)Escucha en
las noches cómo se rasga la seda
y cae sin ruido la taza de té al
suelo
como una magia
tú que sólo palabras dulces tienes para los
muertos
y un manojo de flores llevas en la mano
para esperar a la
Muerte
que cae de su corcel, herida
por un caballero que la apresa
con sus labios brillantes
y llora por las noches pensando que le
amabas,
y dice sal al jardín y contempla cómo caen las estrellas
y
hablemos quedamente para que nadie nos escuche
ven, escúchame
hablemos de nuestros muebles
tengo una rosa tatuada en la mejilla y
un bastón con
empuñadura en forma de pato
y dicen que llueve por nosotros y que la
nieve es nuestra
y ahora que el poema expira
te digo como un niño,
ven
he construido una diadema
(sal al jardín y verás cómo la noche
nos envuelve)
"Poemas del manicomio de Mondragón" 1987
Amanecer sobre la tumba
En la playa de la noche
mostraba mis ojos a las sirenas
que
jugaban impunemente con mi pene
con el falo que en el lecho
maloliente
deshacen los sueños y cae la piedra
del pensamiento al
suelo.
"poesia" 1970 - 1985
Ars Magna
Qué es la magia, preguntas
en una habitación a oscuras.
Qué es la
nada, preguntas,
saliendo de la habitación.
Y qué es un hombre
saliendo de la nada
y volviendo solo a la habitación.
"poesia" 1970 - 1985
Blancanieves se despide de los siete enanos
Prometo escribiros, pañuelos que se pierden en el horizonte, risas que
palidecen, rostros que caen sin peso
sobre la hierba húmeda, donde las arañas tejen ahora sus azules telas.
En la casa del bosque crujen, de noche,
las viejas maderas, el viento agita raídos cortinajes, entra sólo la
luna a través de las grietas. Los espejos silenciosos,
ahora, qué grotescos, envenenados peines, manzanas, maleficios, qué olor
a cerrado, ahora, qué grotescos.
Os echaré de menos, nunca os olvidaré. Pañuelos que se pierden en el
horizonte. A lo lejos se oyen golpes secos,
uno tras otro los árboles se derrumban. Está en venta el jardín de los
cerezos.
"Así se fundó Carnaby Street" 1970
Canción para una discoteca
No tenemos fe
al otro lado de esta vida
sólo espera el rock and
roll
lo dice la calavera que hay entre mis manos
baila, baila el
rock and roll
para el rock el tiempo y la vida son una miseria
el
alcohol y el haschisch no dicen nada de la vida
sexo, drogas y rock
and roll
el sol no brilla por el hombre,
lo mismo que el sexo y
las drogas;
la muerte es la cuna del rock and roll.
Baila hasta
que la muerte te llame
y diga suavemente entra
entra en el reino
del rock and roll.
"poesia" 1970 - 1985
Cuando cansado desde el lecho...Cuando
cansado desde el lecho, me
levanto a mirarte,
Juvencio, y otra vez
el cansancio reencuentro
de nuevo pienso en Cieno que los ojos de
semen
sin cansarse cegaba; y cuando una vez solo
miro
vacía la cama
como siempre lo estuvo
recuedo
el látigo aun, con la última fuerza.De
Dioscuro
Dedicatoria
Más allá de donde
aún se esconde la vida, queda
un reino, queda
cultivar
como un rey su agonía,
hacer florecer como un reino
la
sucia flor de la agonía:
yo que todo lo prostituí, aún puedo
prostituir mi muerte y hacer
de mi cadáver el último poema.
De "Last River Together" 1980
Deseo de ser piel roja
La llanura infinita y el cielo su reflejo.
Deseo de ser piel roja.
A las ciudades sin aire llega a veces sin ruido
el relincho de un
onagro o el trotar de un bisonte.
Deseo de ser piel roja.
Sitting
Bull ha muerto: no hay tambores
que anuncien su llegada a las Grandes
Praderas.
Deseo de ser piel roja.
El caballo de hierro cruza ahora
sin miedo
desiertos abrasados de silencio. Deseo
de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto y no hay tambores
para hacerlo volver desde el
reino de las sombras.
Deseo de ser piel roja.
Cruzó un último
jinete la infinita
llanura, dejó tras de sí vana
polvareda, que
luego se deshizo en el viento.
Deseo de ser piel roja.
En la
Reservación no anida
serpiente cascabel, sino abandono.
DESEO DE
SER PIEL ROJA.
(Sitting Bull ha muerto, los tambores
lo gritan sin
esperar respuesta. )
Diario de un seductorNo es tu
sexo lo que en tu sexo busco
sino ensuciar tu alma:
desflorar
con todo el barro de la vida
lo que aún no ha vivido.
"El que no ve" 1980
El circo
Dos atletas saltan de un lado a otro de mi alma
lanzando gritos y
bromeando acerca de la vida:
y no sé sus nombres. Y en mi alma vacía
escucho siempre
cómo se balancean los trapecios. Dos
atletas saltan de un lado a otro de mi alma
contentos de que esté
tan vacía.
Y oigo
oigo en el espacio sonidos
una y otra vez el
chirriar de los trapecios
una y otra vez.
Una mujer sin rostro
canta de pie sobre mi alma,
una mujer sin rostro sobre mi alma en el
suelo,
mi alma, mi alma: y repito esa palabra
no sé si como un
niño llamando a su madre a la luz,
en confusos sonidos y con llantos,
o bien simplemente
para hacer ver que no tiene sentido.
Mi alma.
Mi alma
es como tierra dura que pisotean sin verla
caballos y
carrozas y pies, y seres
que no existen y de cuyos ojos
mana mi
sangre hoy, ayer, mañana. Seres
sin cabeza cantarán sobre mi tumba
una canción incomprensible.
Y se repartirán los huesos de mi alma.
Mi alma.
Mi hermano muerto fuma un cigarrillo junto a mí.
"poesia"
1970 - 1985
El enmascarado
Oh, dónde estás Hombre Enmascarado
en qué galaxia tu nombre ha
encallado
lucha, lucha contra el mal
porque la felicidad del
hombre es la guerra
Hombre Enmascarado qué amenaza
se cierne sobre
tus espaldas
mientras los hombres ríen de ti
oh, pobre Enmascarado
de ti se ríen los hombres
qué culpa tiene el pigmeo, el elefante y el
tigre
de que Occidente sea cruel
y sobre la cruz disparen
en la
selva.
"poesia" 1970 - 1985
El lamento del vampiroVosotros,
todos vosotros, toda
esa carne que en la calle
se apila, sois
para mí alimento,
todos esos ojos
cubiertos de legañas, como de
quien no acaba
jamás de despertar, como
mirando sin ver o bien
sólo por sed
de la absurda sanción de otra mirada,
todos vosotros
sois para mí alimento, y el espanto
profundo de tener como espejo
único esos ojos de vidrio, esa niebla
en que se cruzan los muertos,
ese
es el precio que pago por mis alimentos.
"Last night together" 1980
El loco al que llaman rey
Bufón soy y mimo al hombre en esta escalera cerrada
con peces muertos
en sus peldaños
y una sirena ahogada en mi mano que enseño
mudo a
los viandantes pidiendo
como el poeta limosna
mano de la asfixia
que acaricia tu mano
en el umbral que me une al hombre
que pasa a
la distancia de un corcel
y cándido sella el pacto
sin saber que
naufraga en la página virgen
en el vértice de la línea, en la nada
cuel de la rosa demacrada donde
no estoy yo ni está el hombre.
"Poemas del manicomio de Mondragón"
El noi del sucre
Tengo un idiota dentro de mí, que llora,
que llora y que no sabe, y
mira
sólo la luz, la luz que no sabe.
Tengo al niño, al niño bobo,
como parado
en Dios, en un dios que no sabe
sino amar y llorar,
llorar por las noches
por los niños, por los niños de falo
dulce,
y suave de tocar, como la noche.
Tengo a un idiota de pie sobre una
plaza
mirando y dejándose mirar, dejándose
violar por el alud de
las miradas de otros, y
llorando, llorando frágilmente por la luz.
Tengo a un niño solo entre muchos,
as
a beaten dog beneath the hail, bajo la lluvia, bajo
el
terror de la lluvia que llora, y llora,
hoy por todos, mientras
el
sol se oculta para dejar matar, y viene
a la noche de todos el niño
asesino
a llorar de no se sabe por qué, de no saber hacerlo
de no
saber sino tan sólo ahora
por qué y cómo matar, bajo la lluvia
entera,
con el rostro perdido y el cabello demente
hambrientos,
llenos de sed, de ganas
de aire, de soplar globos como antes era, fue
la vida un día antes
de que allí en la alcoba de
los padres
perdiéramos la luz.
"Last night together" 1980
El último espejo
Inspirado en una pesadilla que tuvo por nombre
«Marava Domínguez Torán»
Todo aquel que atraviesa el
corredor del Miedo
llega fatalmente al Último Espejo
donde una
mujer abrazada a tu esqueleto nos muestra
cara a cara el infierno de
los ojos sellados
de los ojos cerrados para siempre como en una
máscara
de muerta representando en el más allá el teatro último:
así miré yo a los ojos que borraron mi alma
así he mirado yo un día
que no existe en el Último Espejo
"Teoría" 1973
El baccarrá de la noche
¿Quién me engaña en la noche, y aúlla
pidiéndome que salga, que salga
a la calle y camine,
y corra, y atraviese las calles como perro
rabioso
las calles desiertas en que es siempre de noche,
buscando
locamente el baccarrá en la noche?
¿Quién despierta, qué hembra mortal o pájaro para decirme
que aún
vivo, que aún deseo, que tengo
todavía que imprimir una última
dirección a mis ojos
para buscar el baccarrá en la noche?
¿Qué uñas escarban mi vejez, y qué mano que no perdona
tortura mi
muñeca, conduciéndome
como a un lugar seguro, al baccarrá en la
noche?
¿Qué mano de madre, qué oración susurran
luna tras luna los
labios de la luna
gritando en medio de la calle a solas
descubriéndome en la acera, denunciando a todos
mi testamento
secreto, mi pavor y mi miedo
sin descanso de encontrarme, no sé si
hoy quizás,
tal vez mañana, jugando
ya para siempre al baccarrá en la noche?"Last
River together"
Eve(Vida y
mujer en hebreo, y en inglés, víspera)
A Mercedes, por el hilo que la une al secreto
Porque hiciste mi gesto eterno supe
que eras la muerte: porque
ella sólo podía
amarme si no había
hombres
para mí, vivos:
sólo ella podía
amarme:
y supe también que tú eras
la muerte, y que me amabas.
El
rostro de la Humanidad era
para mí el de nadie: como para ella,
como para ti: eres negra y no quieres
nada de lo que vive y no sabe
hasta morir que te desea.
Y vi a través de ti, cómo surgían
y surgen
cabezas de la tierra helada:
cabezas,
yelmos, corazas, espadas
es el fruto que cosecha la tierra en este a
ño
que tanto recuerda al Último, al
siguiente,
y me amaste porque yo lo veía, porque
veía crecer ya en el huerto el fruto
monstruoso que incorporaba en sí
todo dolor
e injusticia y desastre
y me dijiste: «He aquí mi primer hijo
yo que nada sabía del ridículo gesto
de
nacer» y agregaste:
«Este reirá de todo,
y lo encenagará todo con
el veneno de su risa mortal:
cuando no haya nadie
que
recuerde cómo se reía, este reirá»
Y te
reíste de mí, como mi madre
al ver que yo había nacido de ella.
Tan inmenso
era el frío en las ciudades
que algunos sabían que no
era locura
ni es, creer que caerán sobre mí
o seré yo el que caiga al morir sobre tu cuerpo.
Pero en el frío crecían
seguían creciendo -la peor de las
alfombras de césped
los huesos y la carne de los soldados
que crecían sobre la tierra helada. Y me dijiste
«ellos no tendrán miedo, porque están
muertos, lo mismo que tú que me amas,
a mí que soy negra
como la vida e hice una piedra de tu gesto»
Y los muertos brotaban sobre la tierra húmeda
-cabezas, yelmos, corazas y espadas
porque la Muerte se había hecho vida.
Y pregunté
-te pregunté entonces-: «Será mi
alma buen
alimento para perros?»
Y contestaste: «no esperes
que ella
sirva para otra cosa: aquella
fue creada
y pensada lo mismo que tu
cuerpo y huesos para
nutrición de los perros finales -lo mismo
que tu palabra. «Y ¿nada he de esperar?» «Nada»
Y vi como espadas y corazas y yelmos
surgían sobre el campo más
yermo.
Y me olvidé.
"Narciso en el acorde último de las flautas" 1979
Glosa a un epitafio
(carta al padre)
«And fish to catch regeneration»
Samuel Butler, Pescador de muertos.
Solos tú y yo, e
irremediablemente
unidos por la muerte: torturados aún por
fantasmas que dejamos con torpeza
arañarnos el cuerpo y luchar por
los despojos
del sudario, pero ambos muertos, y seguros
de nuestra
muerte; dejando al espectro proseguir en vano
con el turbio negocio
de los datos: mudo,
el cuerpo, ese impostor en el retrato, y los dos
siguiendo
ese otro juego del alma que ya a nada responde,
que
lucha con su sombra en el espejo-solos,
caídos frente a él y viendo
detrás del cristal la vida como lluvia, tras del cristal
asombrados
por los demás, por aquellos-Vous etes combien? que nos
sobreviven
y dicen conocernos, y nos llaman
por nuestro nombre
grotesco, ¡ah el sórdido, el
viscoso templo de lo humano!
Y sin embargo
solos los dos, y unidos por el frío
que apenas roza
brillante envoltura
solos los dos en esta pausa
eterna del tiempo
que nada sabe ni quiere, pero dura
como la piedra, solos los dos, y
amándonos
sobre el lecho de la pausa, como se aman
los muertos
«amó», dijiste, autorizado por la muerte
porque sabías
de ti como de una tercera persona
bebió dijiste, porque Dios estaba
(Pound dixit)
en tu vaso de whiski
amo bebió, dijiste, pero ahora
espera
¿espera? y en efecto la resurrección
desde un cristal
inválido te avisa
que con armas nuestra muerte florece
para ti que sólo
sabías de la muerte. Aquí
¿debajo o por encima?
de esta piedra
tú que doraste la sobrenatural dureza y el
dolor
sobrenatural de los edificios desnudos
¿en qué perspectiva
-dime- acoger la muerte?
en la mesa de disección
tú que danzaste
enloquecido en la plaza desierta
tropezando
hiriéndote las manos
en el trapecio del silencio
en pie contra las hojas muertas que
se
adherían a tu cuerpo, y contra la hiedra que tapaba
obsesivamente tu
boca hinchada de borracho,
danzas, danzaste
sin espacio, caído, pero
no quiero errar en la
mitología
de ese nombre del padre que a todos nos falta,
porque
somos tan sólo hermanos de una invasión de lo imposible
y tus pasos
repiten el eco de los míos en un largo
corredor donde
retrocedo infatigable, sin
jamás moverme
¡ah los hermanos, los hermanos invisibles
que florecen,
en el Terror! ¡Ah los hermanos, los hermanos que se
defienden
inútilmente de la luz del mundo con las manos,
que se
guardan del mundo por el Miedo, y cultivan en la
sombra
de su huerto nefasto la amenaza de lo eterno, en
el ruin
mundo de los vivos! ¡Ah los hermanos,
Y el ave,
el ave que vuela sobre el mundo en llamas, diciendo sólo
a los mortales que se agitan debajo, diciendo
sólo: ABISMO, ABISMO!
Abismo, sí, tibia guarida
de nuestro amor de hermanos, padre.
¡Pero tan solos!
¡Tan solos! Fantasmas que hace visible la hiedra
-como hiedramerlín como niñadecabezacortada como
mujermurciélago la
niña que ya es árbol-
crecen hojas
en la foto, y un florecer te arranca
de los labios
caníbales de nuestra madre Muerte, madre
de nuestro rezo
florecen
los muertos florecen
unidos acaso por el sudor helado
muerto de
muchas cabezas hambrientas de los vivos
te esperamos ave, ave nacida
de la cabeza que explotó al crepúsculo
ave dibujada en la piedra y
llena
de lo posible de la dulzura, de su sabor
ajeno que es más
que la vida, de su crueldad
que es más que la vida
¡ira
de la piedra, ira que a la realidad insulta,
que apalea
a la cabaña torpe de la mentira con verbos
que no son,
resplandecen, ira
suprema de lo mudo!
(te esperamos
en la delgada orilla de lo que cae, en el prado
nocturno que atraviesan lentos
los elefantes
percibís el frío
la
conspiración de las algas,
gelatina, escamas, mano
que sobresale de la tumba
manos que
surgen de la tierra como tallos
surcos arados por la muerte,
cabezas de ahorcados que echan flor:
decapitados que dialogan
a la luz decreciente de las velas,
¡oh quién nos traerá la rima
la música, el sonido que rompa la
campana
de la asfixia, y el cristal borroso
de lo posible, la
música del beso!
De ese beso, final, padre, en
que
desaparezcan
de un soplo nuestras sombras, para
asidos de ese
metro imposible y feroz, quedarnos
a salvo de los hombres para
siempre,
solos yo y tú mi amada
"Teoría" 1973
Hay restos de mi figura y ladra un perro...
Hay restos de mi figura y ladra un perro.
Me estremece el espejo:
la persona, la máscara
es ya máscara de nada.
Como un yelmo en la
noche antigua
una armadura sin nadie
así es mi yo un andrajo al
que viste un nombre.
Dime ahora, payo al que llaman España
si ha valido la pena
destruirme
bañando con tu inmundo esperma mi figura.
Tus Angeles
orinan sobre mí.
San Pedro y San Rafael
en una esquina comentan
mientras avanzo
borracho
sobre esa piedra, payo,
que llaman España.
De Piedra negra o del temblor
HembraHembra que
entre mis muslos callabas
de todos los favores que pude prometerte
te debo la locura."El
último hombre" 1984
Himno a Satán
«Ten piedad de mi larga miseria»Le
fleurs du mal
Charles Baudelaire
Tú que eres tan
sólo
una herida en la pared
y un rasguño en la frente
que
induce suavemente a la muerte:
tú ayudas a los débiles
mejor que
los cristianos
tú vienes de las estrellas
y odias esta tierra
donde moribundos descalzos
se dan la mano día tras día
buscando
entre la mierda
la razón de su vida;
yo
que nací del excremento
te amo
y amo
posar sobre tus manos delicadas mis heces.
Tu símbolo es el ciervo
y el mío la luna:
que caiga la lluvia sobre
nuestras faces
uniéndonos en un abrazo
silencioso y cruel en que
como el
suicidio, sueño
sin Angeles ni mujeres
desnudo de todo
salvo de
tu nombre
de
tus besos en mi ano
y tus caricias en mi cabeza calva
rociaremos
con vino, orina y sangre
las iglesias
regalo de los magos
y debajo del crucifijo
aullaremos.
"Poemas del manicomio de Mondragón"
Infierno y paraíso
«allá estará también la castañera
de ocho pares,
y el humo de los
céntimos, y el vaho en los bolsillos»
Leopoldo Panero "Escrito a cada instante"
Pero no sólo los mendigos, padre, van al paraíso
van también aquellos que aun más asco dan
también estos mendigos del
ser que acezan
a la puerta del manicomio
esas caricaturas humanas,
tal como esta
que Alicia se piensa en el
jardín no
humano de las flores
y quisiera destruir el
universo
porque si hay algún monstruo, éste
es la desgracia
y la única injusticia que
existe es la injusticia evidente
y si hay
alguna moral, ésta es la moral del desastre.
"Guarida de un animal"
La
alucinación de una mano, o la esperanza póstuma y absurda
en la caridad de la noche
A Isa-belle Bonet
«Todo el bienestar del mundo
lo encuentro en Suleika
cuando la achucho un poco
me siento digno de mí mismo;
si me dejara -perdería los ojos.»
(Goethe,
Diván oriental-occidental)
Una mujer se acercó a mí y en sus ojos
vi todos mis amores
derruidos
y me asombró que alguien amase aún el cadáver,
alguien
como esa mujer cuyo susurro
repetía en la noche el eco de todos mis
amores aplastados
y me asombró que alguien lamiese en las costras
todavía
tercamente la sustancia que fue oro,
aquello que el tiempo
purificó en nada.
Y la vi como
quien ve sin creerla
en el desierto la sombra de un agua,
la amé sin atreverme a
creerlo.
Y
la ofrecí entonces mi cerebro desnudo,
obsceno como un sapo, obsceno como la
vida,
como la paz que para nada sirve
animándola a que día tras día lo tocase
suavemente con su lengua repitiendo
así una ceremonia cuyo sentido único
es que olvidarlo es sagrado.
"Narciso en el acorde último de las flautas" 1979
La canción del croupier del Mississipi
Canción pirata
Fumo mucho. Demasiado.
Fumo para frotar el
tiempo y a veces oigo la radio,
y oigo pasar la vida como quien pone
la radio.
Fumo mucho. En el cenicero hay
ideas y poemas y voces
de amigos que no tengo. Y tengo
la boca llena de sangre,
y sangre
que sale de las grietas de mi cráneo
y toda mi alma sabe a sangre,
sangre fresca no sé si de cerdo o de hombre que soy,
en toda mi alma
acuchillada por mujeres y niños
que se mueven ingenuos, torpes, en
esta vida que ya sé.
Me palpo el pecho de pronto, nervioso,
y no
siento un corazón. No hay,
no existe en nadie esa cosa que llaman
corazón
sino quizá en el alcohol, en esa
sangre que yo bebo y que
es la sangre de Cristo,
la única sangre en este mundo que no existe
que es como el mal programado, o
como fábrica de vida o un sastre
que ha olvidado quién es y sigue viviendo, o
quizá el reloj y las
horas pasan.
Me palpo, nervioso, los ojos y los pies y el dedo gordo
de la mano lo meto en el ojo, y estoy sucio
y mi vida oliendo.
Y
sueño que he vivido y que me llamo de algún modo
y que este cuento es
cierto, este
absurdo que delatan mis ojos,
este delirio en
Veracruz, y que este
país es cierto este lugar parecido al Infierno,
que llaman España, he oído
a los muertos que el Infierno
es mejor
que esto y se parece más.
Me digo que soy Pessoa, como Pessoa era
Álvaro de Campos,
me digo que estar borracho es no estarlo
toda la
vida, es
estar borracho de vida y no de muerte,
es una sangre
distinta de esa otra
espesa que se cuela por los tejados y por las
paredes
y los agujeros de la vida.
Y es que no hay otra comunión
ni otro espasmo que este del vino
y ningún otro sexo ni mujer
que
el vaso de alcohol besándome los labios
que este vaso de alcohol que
llevo en el
cerebro, en los pies, en la sangre.
que este vaso de
vino oscuro o blanco,
de ginebra o de ron o lo que sea
- ginebra y
cerveza, por ejemplo -
que es como la infancia, y no es
huida, ni
evasión, ni sueño
sino la única vida real y todo lo posible
y
agarro de nuevo la copa como el cuello de la vida y cuento
a algún
ser que es probable que esté
ahí la vida de los dioses
y unos días
soy Caín, y otros
un jugador de poker que bebe whisky perfectamente y
otros
un cazador de dotes que por otra parte he sido
pero lo mío
es como en
"Dulce pájaro de juventud"
un cazador de dotes hermoso y
alcohólico, y otros días,
un asesino tímido y psicótico, y otros
alguien que ha muerto quién sabe hace cuánto,
en qué ciudad, entre
marineros ebrios. Algunos me
recuerdan, dicen
con la copa en la
mano, hablando mucho,
hablando para poder existir de que
no hay
nada mejor que decirse
a sí mismo una proposición de Wittgenstein
mientras sube
la marea del vino en la sangre y el alma.
O bien
alguien perdido en las galerías del espejo
buscando a su Novia. Y
otras veces
soy Abel que tiene un plan perfecto
para rescatar la
vida y restaurar a los hombres
y también a veces lloro por no ser un
esclavo
negro en el sur, llorando
entre las plantaciones!
Es
tan bella la ruina, tan profunda
sé todos sus colores y es
como
una sinfonía la música del acabamiento,
como música que tocan en el
más allá,
y ya no tengo sangre en las venas, sino alcohol,
tengo
sangre en los ojos de borracho
y el alma invadida de sangre como de
una vomitona,
y vomito el alma por las mañanas,
después de pasar
toda la noche jurando
frente a una muñeca de goma que existe Dios.
Escribir en España no es llorar, es beber,
es beber la rabia del que
no se resigna
a morir en las esquinas, es beber y mal
decir,
blasfemar contra España
contra este país sin dioses pero con
estatuas de dioses, es
beber en la iglesia con música de órgano
es
caerse borracho en los recitales y manchas de vino
tinto y sangre
"Le livre des masques" de Rémy de Gourmont
caerse húmedo
babeante y tonto y
derrumbarse como un árbol ante los farolillos
de esta verbena cultural. Escribir en España es tener
hasta el borde
en la sangre este alcohol de locura que ya
no justifica nada ni
nadie, ninguna sombra
de las que allí había al principio.
Y decir
al morir, cuando tenga
ya en la boca y cabeza la baba del suicidio
gritarle a las sombras, a las tantas que hay y fantasmas
en este
paraíso para espectros
y también a los ciervos que he visto en el
bosque,
y a los pájaros y a los lobos en la calle y
acechando en
las esquinas
"poesia" 1970 - 1985
La canción del indio Crow
Qué larga es la ribera de la noche,
qué larga es.
No hay
animales ya ni estrellas
y el matorral de los recuerdos
la vida es una línea recta,
qué larga es la ribera de la noche
qué larga es.
El mar, al lado, tan oscuro
ya ni la luna quiere verme
y allá en el pozo sepultada
la
miel aquella de esos labios
que de algo como amor me hablaron,
luego en silencio se quedaron:
qué larga es la ribera de la noche,
qué larga es.
Flotan cabellos en el agua
de una mujer que no
existió
y en la cabeza hay unas letras
la A, la V más dos Os:
qué larga es la
ribera de la noche
qué larga es.
Tal vez sea un oso lo que anda
con una
pierna y luego otra,
las huellas son como de oso,
no de yo.
Qué larga es la ribera de la noche,
qué larga es.
No se terminará nunca la playa
con esa sombra que recorre
ese desierto tal un péndulo:
qué larga es la ribera de la noche,
qué larga es.
Cómo saber si ya estoy muerto
o si aún vivo como dicen
si allá en la playa sólo hay playa
atrás, delante sólo hay playa
cómo saber si yo soy indio
si yo soy Crow o yo soy Cuervo,
si ni la
Luna quiere verme
y Padre Sol nunca aparece:
qué larga es la
ribera de la noche,
qué larga es.
No es que esté solo, es que no existo
es que no hay nadie en
esta playa
y ya ni yo aun me acompaño
son estos
ojos cual dos cuevas
y en mi cabeza sopla el viento:
será la muerte como un vino?
habrá mujeres en la tumba?
Qué larga es la
ribera de la noche,
qué larga es.
De El que no ve
La maldad
nace de la supresión hipócrita del gozo
Una cucaracha recorre el jardín húmedo
de mi chambre y circula por
entre las botellas
vacías:
la miro a los ojos y veo tus dos ojos
azules, madre mía.
Y cantas, cantas por las noches parecida a la
locura,
velas
con tu maldición para que no me caiga dormido,
para que no me olvide
y esté despierto para siempre frente a tus
dos ojos
azules, madre mía.
"poesia" 1970 - 1985
La poesia destruye al hombre...La poesia
destruye al hombre
mientras los monos saltan de rama en rama
buscándose en vano a sí mismos
en el sacrílego bosque de la vida
las palabras destruyen al hombre
¡y las mujeres devoran cráneos con
tanta hambre
de vida!
Sólo es hermoso el pájaro cuando muere
destruido por la poesia.
"El último hombre" 1984
Marqués de Sade
Murió en Sicilia, a la edad de veintisiete años¹
un nombre y la
apariencia de un cuerpo
(sin alma en el cuerpo moría en juego rojo
espuma por la boca, húmedos sonidos
y una calavera presa entre las
sábanas
el tema punzante resistiendo a la palabra
y expresado como
silencio, como vacío en el texto
hinchazones, crepúsculos sobre la
cama
mientras se desvanece el falo en una embriaguez de plomo.
¹«Murió en Sicilia a la edad de veintisiete años», Cavafis
"Teoría" 1973
MutisEra más
romántico quizá cuando
arañaba la piedra
y decía por ejemplo,
cantando
desde la sombra a las sombras,
asombrado de mi propio
silencio,
por ejemplo: "hay
que arar el invierno
y hay surcos,
y hombres en la nieve"
Hoy las arañas me hacen cálidas señas desde
las esquinas de mi cuarto, y la luz titubea,
y empiezo a dudar que
sea cierta
la inmensa tragedia
de la literatura.
"El que no ve" 1980Necrofilia
(prosa)
El acto del amor es lo más parecido
a un asesinato.
En la
cama, en su terror gozoso, se trata de borrar
el alma del que está,
hombre o mujer,
debajo.
Por eso no
miramos.
Eyacular es ensuciar el cuerpo
y penetrar es humillar con
la
verga la
erección de otro yo.
Borrar o ser borrados, tando
da, pero
en un instante, irse
dejarlo
una vez más
entre sus
labios.
"poesia" 1970 - 1985
No sentiste, crisálida aun el peso del aire...
No sentiste crisálida aun el peso del aire
en tu cuerpo aun sin
límites no hubo deseos alas
en tu cuerpo aun sin límites ciega luz no sentiste
oh diamante
aun intacto el peso del aire.
A lo lejos azules las montañas qué esperan
Por dónde van las
águilas. Cruzan sombras la nieve
Canta el viento en los álamos los
arroyos susurran
Las luciérnagas brillan en las noches serenas
Olor denso a resina crepitan las hogueras
Con antorchas acosan y dan
muerte a los lobos
En combate de luces derrotada la nieve
Nada
turba el jazmín al aire florecido
Y sus rubias cabezas sobre la hierba húmeda
Son sus ojos
azules un volcán apagado
En el viento naufragan sus cabellos de oro
De sus muslos inmóviles tanta luz que deserta
Cómo duele en la sombra desear cuerpos muertos.
La mies
amarillea caen a tierra los frutos
Ellos vuelven cansados y no hay
luz en sus ojos
Pero los huesos brillan y dividen la noche
Hueste
antigua que danza alrededor del fuego
La hora es del regreso y no hay
luz en sus ojos
Salpicaduras al borde del camino cabellos aplastados
La hora es del regreso tened cuidado aguardan.
Las luciérnagas brillan en las noches serenas
Canta el viento
en los huesos como en álamos secos
entra en el pecho silba y ríe en
las mandíbulas
entre las ramas flota de un ruiseñor el canto
y
como un río el viento acaricia sus cuencas
A lo lejos azules las montañas qué esperan
Una antorcha en la
mano de mármol una llama de gas
bajo el arco vacila
Y sus nombres apenas quiebran la luz el aire
Sepultará la tierra tan débiles cenizas
volarán sobre ellas
golondrinas y cuervos
sobre ellas rebaños pasarán hacia el Sur
se
alzará sobre ellas el sueño de pastores
y desnuda la tierra morirá
con la nieve
La hora es del regreso en sus labios asoman
olvidadas
canciones rostros contra el poniente
Qué voló de sus labios al cielo y sus ojos azules
qué lava
derramaron en qué ocultas laderas
En sus ojos azules se posaba la
escarcha
antaño fue el deseo siempre arrancada venda
oh qué fuego
voló de sus labios al cielo
aquellos labios rojos que otros nunca
olvidaron.
Pero el viento deshace las últimas nieblas
Otros creen que es el
frío en las manos caídas
Olvidan que la llama tan sólo se apaga en
sus ojos
que después no es el frío, es aun menos que el frío.
Nu(n)ca
Vi
cuatro mujeres luchando por los senos de un muerto,
vi cuatro mujeres
luchando solas, más tarde,
por la posesión del soplo
y disputando con sus uñas feroces por el
Abel Garmín que
abandonaba feliz aquellos huesos.
Hay cuatro mujeres que robaron mi fetidez
sensible
y mi podredumbre en el cadáver que aún respiraba
lentamente dejando
salir de allí mi alma con su pedo.
Y esos cuatro seres aguardan ahora el resto
sanguinolento de mi espíritu
y habito para siempre en la carnicería
de sus bocas
y día a día
bajo del nido de sus nalgas
para saber entero en lo insensible del tiempo
cuál era el sentido que no aprendí del cielo
como
cae debajo la palabra nunca.
"Narciso en el acorde último de las flautas" 1979
Ora et labora
Señor, largo tiempo llevo tus restos en el cuello y aún
en mi boca sola, y me arrodillo ante las tardes
y en rezo me evaporo,
como si fuera mi casa la ceniza.
Es
como si no existo, como si el rezo
pidiera a los dioses la limosna de mi nombre
ante la tarde entera.
Nunca supe lo que el cielo era:
quizá la tarde, tal vez
amar más que ninguno
a mi madre, la ceniza.
¡Oh espía!
De mi aparta tu ojo, hice un voto
haz secreta mi muerte.
Página veinte
Esperando todos los días para que venga el cierzo
para que venga
el ciervo
azul como el poema, como el gamo
que corre fugitivo
sobre el poema
y que sea la nada mi último poema
baba de los
labios para que el hombre muera
azul sobre la página
"
victorieusment fuit le suicide beau" Mallarmé lo dijo
oh belleza
húmeda del suicidio
única rosa, única flor
rosa cúbica de la página
para que el
hombre descubra
que no es un hombre.
"Los señores del alma" 2002
Para evitar a los ladrones de
bolsos
Cuca
está hueca. Sí, ¿no sabías? Le quitaron la matriz, los ovarios, todo.
Quizá por eso él la llama Hiroshima
Mon Amour. Sí mujer, y ella se cree que no se ha enterado nadie. Y en
realidad todo el mundo finge ignorarlo, no sólo,
naturalmente, ante ella. Sí, sí, yo creo que lo saben, que sí mujer,
cómo no lo van a saber. Fíjate qué importancia
le da a la cosa. No, no, a mí la matriz no me la quitaron, pero sin
embargo yo misma se lo conté atodo el mundo
como la cosa más natural. No, cómo iba a llevar un vestido malva. Y qué
obsesión que si la miran, que si la tocan.
Y nadie la mira, ¡cómo la van a mirar! y nadie la toca. Qué cosas
tienes. Sí, sí, pues dice fíjate que si por un momento
se olvida de correr bien los visillos, y se ha quitado las medias, ¿ qué
otra cosa iba a decir, la pobre?
En seguida ¡plaf! los curiosos, como les llama ella, se asoman a la
ventana de enfrente, del patio. Los curiosos.
Algo así como los ovnis, los curiosos.
Paris sin el estereoscopiorecuerdas
el que vivía antes en el piso de arriba y echó a su hija de casa y se
oían los gritos y luego él tiró
sus muñecas al patio porque ella todavía conservaba sus muñecas y allí
estuvieron entre toda aquella basura
y las miramos que no se movían y ya no se oían los gritos hasta que se
hizo de noche y luego el portero
debió de recogerlas a la mañana siguiente algunas sin brazos las
estuvimos mirando toda la tarde mientras
iban perdiendo forma hasta que oscureció y no pudimos verlas y luego
cuando me desperté a medianoche
pensé «ya no queda nadie para vigilarlas»
"Así se fundó Carnaby Street" 1970
Pavane pour un enfant défunt
A mi tía Margot
Se diría que está aún en la balaustra del
balcón
mirando a nadie, llorando,
Se diría que eres aún visto como
siempre
que eres aún en la tierra un niño difunto.
Se diría, se
arriesga
el poema por alguien
como un disparo de pistola,
en la
noche, en la noche sembrada
de ojos desiertos, los ojos solos
de
monstruos. Todos nosotros somos
niños muertos, clavados en la
balaustra como por encanto,
como sólo saben esperar los muertos.
Se diría que has muerto y eres alguien por fin,
un retrato en la
pared de los muertos,
un retrato de cumpleaños con velas para los
muertos.
Pero a nadie le importan los niños, los muertos,
a nadie
los niños que viajan solos por el país de los muertos,
y para qué, te
dices, abrir los ojos al país de los ciegos,
abrir los ojos hoy,
mañana, para siempre. Era mejor Oeste, tierras
vírgenes,
héroes en los ojos
de un cine desesperado, y los dioses que matan a
los
hombres feroces,
los dioses más feroces que los hombres
los dioses
crueles de la infancia, los dioses
de la inocente crueldad, pensabas
que se alimentan de ciegos
y de quienes mendigan su ser en una
picaresca sórdida,
si hombres hay, homicida. Pero aventura no hay, lo
sabes,
más que por alguien, para alguien, como un poema,
como el
riesgo de un vuelo en el aire sin tránsito. Y es por ello
por lo que
no hay infancia en el país desierto. Por ello también
por lo que
nadie podría jamás sospechar que conservas esa
belleza demente de la
infancia, ese furor contra lo útil de tu cuerpo,
y esa mudez en los
ojos, esa belleza
sólo vendible al cielo del suicidio, sólo a esos
ojos: esa existencia.
Pero la vida sigue como el puente de Eliot,
como un puente de muertos o un flujo
de sombras que se cogen
de la
mano ciega en el lodo para saber que están muertos y viven.
Esa vida de la que hablan
en el infierno, entre sí los muertos, los
alucinados, los absurdos,
los orgullosos sonámbulos disputando con
sangre
una certeza alucinante; es un fuerte dios pardo.
Una basta
tragedia que hacen
por navidades, los viejecitos, los difuntos,
con personas de olvido, con máscaras y ritos de otros tiempos,
rótulos de neón y fuegos fatuos: así obra desde entonces,
desde
entonces, esa raza
misteriosa que pasa a tu lado sin mirarte o
mirarse,
desde entonces, desde el día primero
en que te asomaste
con pánico a su delirio. Desde que viven, quizá,
desde que no hay
tiempo sino destino y trazo
de vida invulnerable a la decisión de una
mirada fuerte.
Quien es visto o quien cae en ese río sordo
es lo
mismo, es un muerto
que se levanta día tras día para
mendigar la
mirada.
Porque todos llevamos dentro un niño muerto, llorando,
que
espera también esta mañana, esta tarde como siempre
festejar con los
Otros, los invisibles, los lejanos
algún día por fin su cumpleaños.
"Narciso en el acorde último de las flautas" 1979
Primer amor
...ora
sei rimasta sola...
Riki Gianco_mikidel Prete
Esta sonrisa que me llega como el
poniente
que se aplasta contra mi carne que hasta entonces sentía
sólo calor o frío
esta música quemada o mariposa débil como el aire
que
quisiera tan sólo un alfiler para evitar
su caída
ahora
cuando el reloj avanza sin horizonte o luna sin
viento sin
bandera
esta tristeza o frío
no llames a mi puerta deja que el viento se lleve tus
labios
este cadáver que todavía guarda el calor de nuestros
besos
dejadme contemplar el mundo en una lágrima
Ven despacio
hacia mí luna de dientes caídos
Dejadme entrar en la cueva submarina
atrás quedan las formas que se suceden sin dejar huella
todo lo que
pasa y se deshace dejando tan sólo un humo
blanco
atrás quedan los sueños que hoy son sólo hielo o piedra
agua dulce como un beso desde el otro lado del horizonte
Pájaros pálidos en jaulas de oro.
Proyecto de un beso
Te mataré mañana cuando
la luna salga
y el primer somormujo me diga su palabra.
Te mataré mañana
poco antes del alba
cuando estés en el lecho, perdida entre los sueños
y será como
cópula o semen en los labios
como beso o abrazo, o como acción de gracias.
Te mataré
mañana cuando la luna salga
y el primer somormujo me diga su palabra
y en el pico me traiga
la orden de tu muerte
que será como beso o como acción de gracias
o como una oración
porque el día no salga.
Te mataré mañana cuando la luna salga
y ladre el tercer perro en
la hora novena
en el décimo árbol sin hojas ya ni savia
que nadie sabe ya por
qué está en pie en la tierra.
Te mataré mañana cuando caiga la hoja
decimotercera al suelo
de miseria
y serás tú una hoja o algún tordo pálido
que vuelve en el
secreto remoto de la tarde.
Te mataré mañana, y pedirás perdón
por esa carne obscena, por
ese sexo oscuro
que va a tener por falo el brillo de este hierro
que va a tener
por beso el sepulcro, el olvido.
Te mataré mañana cuando la luna salga
y verás cómo eres de
bella cuando muerta
toda llena de flores, y los brazos cruzados
y los labios
cerrados como cuando rezabas
o cuando me implorabas otra vez la palabra.
Te mataré mañana
cuando la luna salga,
y al salir de aquel cielo que dicen las leyendas
pedirás ya
mañana por mí y mi salvación.
Te mataré mañana cuando la luna salga
cuando veas a un Angel
armado de una daga
desnudo y en silencio frente a tu cama pálida.
Te mataré
mañana y verás que eyaculas
cuando pase aquel frío por entre tus dos piernas.
Te mataré
mañana cuando la luna salga
te mataré mañana y amaré tu fantasma
y correré a tu tumba las
noches en que ardan
de nuevo en ese falo tembloroso que tengo
los ensueños del sexo,
los misterios del semen
y será así tu lápida para mí el primer lecho
para soñar con
dioses, y árboles, y madres
para jugar también con los dados de noche.
Te mataré mañana
cuando la luna salga
y el primer somormujo me diga su palabra."El
último hombre" 1984
RequiemYo soy un
hombre muerto al que llaman Pertur.
En la cena de los hombres quién
sabe si mi nombre
algo aún será: ceniza en la mesa
o alimento para
el vino.
Los bárbaros no miran a los ojos cuando hablan.
Como una
mujer al fondo del recuerdo
yo soy un hombre muerto al que llaman
Pertur."El
último hombre" 1984
Sueño de una noche de verano
Los hombres del Viet son tan hermosos cuando mueren.
El agua del
río, lamiendo sus piernas, hacía más sexual
su ruina.
Luego vinieron las Grandes Lluvias, buscando
la vagina hambrienta de
la selva, y todo lo
borraron.
Quedó sólo en los labios la sed e la batalla, para
nada,
como baba que cae de la boca sin cerebro.
Hoy
que en el lecho sin árboles ni hojas
con tu lengua deshojas el
árbol de mi sexo
y cae toda la noche el semen como lluvia
y cae
toda la noche el semen como lluvia, dime
besando suavemente el túnel
de mi ano
cueva de la anaconda que aún me marca
los ritmos de la
vida, qué era, qué es
qué es un cadáver."El
último hombre"
Un asesino en las calles
No mataré ya más, porque los hombres sólo
son números y letras de mi
agenda
e intervalos sin habla, descarga de los ojos
de vez en vez,
cuando el sepulcro se abre
perdonando otra vez el pecado de la vida.
No mataré ya más las borrosas figuras
que esclavas de lo absurdo avanzan por la calle
agarradas al tiempo como a oscura certeza
sin salida o respuesta, como para la risa
tan sólo de los dioses, o
la lágrima seca
de un sentido que no
hay, y de unos ojos muertos
que el
desierto atraviesan sin demandar ya nada
sin pedir ya más muertos ni
más cruces al cielo
que aquello, oh Dios lo sabe, aquella sangre era
para jugar tan sólo.
"El que no ve"
Un loco tocado de la
maldición del cielo
Un loco tocado de la maldición del cielo
canta humillado en una
esquina
sus canciones hablan de Angeles y cosas
que cuestan la
vida al ojo humano
la vida se pudre a sus pies como una rosa
y ya
cerca de la tumba, pasa junto a él
una princesa.
"Poemas del manicomio de Mondragón"
Unas palabras para Peter Pan
"No puedo ya ir contigo, Peter. He olvidado volar, y...
Wendy se levantó y encendió la luz: él
lanzó un grito de dolor... »
James Matthew Barrie, Peter Pan.Pero
conoceremos otras primaveras, cruzarán el cielo otros nombres -Jane,
Margaret-. El desvío en la ruta, la visita
a la Isla-Que-No-Existe, está previsto en el itinerario. Cruzarán el
cielo otros nombres hasta ser llamados, uno tras otro,
por la voz de la señora Darling (el barco pirata naufraga, Campanilla
cae al suelo sin un grito, los Niños Extraviados
vuelven el rostro a sus esposas o toman sus carteras de piel bajo el
brazo, Billy el Tatuado saluda cortésmente, el señor
Darling invita a todos ellos a tomar el té a las cinco). Las pieles de
animales, el polvo mágico que necesitaba de la complicidad
de un pensamiento, es puesto tras de la pizarra, en una habitación para
ellos destinada en el n° 14 de una calle de Londres,
en una habitación cuya luz ahora nadie enciende. Usted lleva razón,
señor Darling, Peter Pan no existe, pero sí Wendy, Jane,
Margaret y los Niños Extraviados. No hay nada detrás del espejo,
tranquilícese, señor Darling, todo estaba previsto, todos ellos
acudirán puntualmente a las cinco, nadie faltará a la mesa. Campanilla
necesita a Wendy, las Sirenas a Jane, los Piratas a Margaret.
Peter Pan no existe. «Peter Pan, ¿no lo sabías? Mi nombre es Wendy
Darling». El río dejó hace tiempo la verde llanura,
pero sigue su curso. Conocer el Sur, las Islas, nos ayudará, nos servirá
de algo al fin y al cabo, durante el resto de la semana.
Wendy, Wendy Darling. Deje ya de retorcerse el bigote, señor Darling,
Peter Pan no es más que un nombre, un nombre más
para pronunciar a solas, con voz queda, en la habitación a oscuras. Deje
ya de retorcerse el bigote, todo quedará en unas lágrimas,
en un sollozo apagado por la noche: todo está en orden, tranquilícese,
señor Darling.
"Así se fundó Carnaby Street" 1970
Vaso
Wakefield, quien por una broma
se perdió a si mismo.Hablamos
para nada, con palabras que caen
y son viejas ya hoy, en la boca que
sabe
que no hay nada en los ojos sino algo que cae
flores que se
deshacen y pudren en la tumba
y canciones que avanzan por la sombra,
tam-
baleantes mejor que un borracho
y caen en las aceras con el
cráneo partido
y quizá entonces cante y diga algo el cerebro
ni
grito ni silencio sino algún canto cierto
y estar aquí los dos, al
amparo del Verbo
sin hablar nada ya, con las bocas cosidas
las dos
al grito de aquel muerto
mientras caen las estatuas y de aquellas
iglesias
el revoque es la lluvia fina pero segura
sobre ese suelo
inmenso que bendicen cenizas
y caen también las cruces, y los nombres
se borran
de amores que decían, y de hombres que no hubo
y de
pronto, en el bar, tan solos, sí tan solos,
me asomo al pozo y veo,
en la copa un rostro
grotesco de algún monstruo
que ni morir ya
quiere, que es una cosa sólo
que se mira y no ve, como un hombre
perdido
para siempre al fondo de los hombres
extranjero en el
mundo, un extraño en su cuerpo
una interrogación tan sólo que se mira
sin duda
con certeza, perdida al fondo de ese vaso.
"El que no ve" 1980