Reseña biografica
Poeta y ensayista norteamericano nacido en Hailey, Idaho, en 1885.
A la edad de doce años ingresó a Cheltenham, una escuela militar donde
estudió griego y latín. Luego ingresó a la Universidad de Pennsylvania para
aprender otras lenguas, y a partir de 1906 se estableció en Europa,
principalmente en Italia e Inglaterra, desde donde promovió dos grandes
movimientos de vanguardia: el imaginismo y el vorticismo.
A finales de la segunda guerra mundial fue acusado de alta traición y
detenido por los aliados en Italia, y en 1946, tras ser declarado paranoico,
fue internado en un sanatorio mental en Washington.
De su obra poética merecen destacarse "Personae" en 1926, una
recopilación de poemas breves, y "Cantos" en 1970, considerada como
una de las epopeyas en lengua inglesa más importantes del siglo XIX, y a la
que dedicó cuarenta y cinco años de su vida.
Como crítico contribuyó a la renovación de la poesia y apoyó entre otros,
a T.S. Eliot y James Joyce.
Murió en Venecia en 1972. ©
Poemas de Ezra Pound:
A Dives
Abanico para su Majestad la Emperatriz
Alba
Cantar XLV
Cantar CXX
Causa
El desván
El encuentro
El jardín
En una estación del metro
Encargo
Erat Hora
Francesca
Imagen D'Orleans
La mujer del
mercader del río: una carta
La
tumba de Akr Caar
La zambullida
Meditatio
N.Y.
Portrait d'une femme
Un pacto
Zapatillas negras: Belloti
A Dives
¿Quién soy yo para
condenarte, oh Dives,
yo que estoy tan amargado
por la pobreza
como lo estás tú por la inútil riqueza?
Versión de Javier
Calvo
Abanico para su
Majestad la Emperatriz
Oh, abanico de seda
blanca,
pálido como la escarcha
en un tallo de hierba,
a ti también te dejan de lado.
Versión de Javier
Calvo
Alba
Fresca como las pálidas
hojas húmedas
de los lirios del valle
al alba yace ella junto a mí.
Cantar XLV
Con usura
Con usura no tiene el hombre casa de buena piedra
Con bien cortados bloques y dispuestos
de modo que el diseño lo
cobije,
con usura no hay paraíso pintado para el hombre en los muros de su
iglesia
harpes et lutz (arpas y laúdes)
o lugar donde la virgen reciba
el mensaje
y su halo se proyecte por la grieta,
con usura
no se ve el
hombre Gonzaga,
ni a su gente ni a sus concubinas
no se pinta un cuadro para que
perdure ni para tenerlo en casa
sino para venderlo y pronto
con usura,
pecado contra la
naturaleza,
es tu pan para siempre harapiento,
seco como papel, sin trigo de
montaña,
sin la fuerte harina.
Con usura se hincha la línea
con usura
nada está en su sitio (no hay límites precisos)
y nadie encuentra un lugar para su casa.
El picapedrero es
apartado de la piedra
el tejedor es apartado del telar
con usura
no llega lana al
mercado
no vale nada la oveja con usura.
Usura es un parásito
mella
la aguja en manos de la doncella
y paraliza el talento del que hila. Pietro Lombardo
no vino por
usura
Duccio no vino por usura
ni Pier della Francesca; no por usura
Zuan Bellini
ni se pintó "La Calunnia”
No vino por usura Angélico; no vino
Ambrogio Praedis,
no hubo iglesia de piedra con la firma: Adamo me fecit.
No por
usura St. Trophime
no por usura St. Hilaire.
Usura oxida el cincel
Oxida la
obra y al artesano
Corroe el hilo en el telar
Nadie hubiese aprendido a poner oro
en su diseño;
Y el azur tiene una llaga con usura;
se queda sin bordar la
tela.
No encuentra el esmeralda un Memling
Usura mata al niño en el
útero
No deja que el joven corteje
Ha llevado la sequedad hasta la
cama, y yace
entre la joven novia y su marido
Contra naturam
Ellos
trajeron putas a Eleusis
Sientan cadáveres a su banquete
por mandato de usura.
Versión de Javier Calvo
Cantar CXX
He intentado escribir el Paraíso.
Que no os mováis.
Dejad hablar
al viento
ese es el Paraíso.
Que los dioses olviden
lo que he realizado.
A aquellos a
quienes amo,
perdonen
lo que he realizado.
Versión de Javier Calvo
Causa
Reúno estas palabras para
cuatro personas,
alguien más puede cazarlas al vuelo,
oh mundo, lo siento por ti,
no conoces a esas cuatro personas.
Versión de Javier
Calvo
El desván
Ven, apiadémonos de los que tienen más fortuna que nosotros.
Ven,
amiga, y recuerda
que los ricos tienen
mayordomos en vez de amigos,
y nosotros tenemos amigos en vez de
mayordomos.
Ven, apiadémonos de los casados y de los solteros.
La aurora entra con sus pies diminutos
como una dorada Pavlova,
y yo estoy cerca de mi deseo.
Nada hay en
la vida que sea mejor
que esta hora de limpia frescura,
la hora de despertarnos juntos.
Versión de Javier Calvo
El encuentro
Mientras ellos hablaban todo el tiempo de la nueva moral
ella me
exploraba con sus ojos.
y cuando me levanté para marcharme
sus
dedos fueron como el tejido
de una servilleta japonesa de papel.
Versión de Javier
Calvo
El
jardín
En robe de parade
Samain
Como un ovillo de hebras de seda estampado contra una pared
ella bordea la tapia de un sendero en los jardines de Kensington
y se va muriendo poco a poco
de una especie de anemia emocional.
Y por allí se pasea una chusma
de hijos de la miseria, inmundos, vigorosos, inextinguibles.
Ellos heredarán la tierra.
Ella es el final de la estirpe.
Su aburrimiento es exquisito y excesivo.
Le gustaría que alguien fuese a hablarle,
y casi tiene miedo de que yo
cometa esa indiscreción.
Versión de Javier
Calvo
En una estación del metro
La aparición de estos
rostros en la multitud;
Pétalos en una rama oscura y húmeda.
Versión de Marcelo
Covian
Encargo
Id, canciones mías, al
solitario y al insatisfecho,
id también al desquiciado, al esclavo de
las convenciones,
llevadles mi desprecio hacia sus opresores.
Id
como una ola gigante de agua fría,
llevad mi desprecio por los
opresores.
Hablad contra la opresión inconsciente,
hablad contra la tiranía
de los que no tienen imaginación,
hablad contra las ataduras,
id a
la burguesa que se está muriendo de tedio,
id a las mujeres de los
barrios residenciales,
id a las repugnantemente casadas,
id a
aquellas cuyo fracaso está oculto,
id a las emparejadas sin fortuna,
id a la esposa comprada,
id a la mujer comprometida.
Id a los que tienen una lujuria exquisita,
id a aquellos cuyos
deseos exquisitos son frustrados,
id como una plaga contra el
aburrimiento del mundo;
id con vuestro filo contra esto,
reforzad
los sutiles cordones,
traed confianza a las algas y tentáculos del
alma.
Id de manera amistosa,
id con palabras sinceras.
Ansiad el
hallazgo de males nuevos y de un nuevo bien,
oponeos a todas las
formas de opresión.
Id a quienes la mediana edad ha engordado,
a
los que han perdido el interés.
Id a los adolescentes a quienes les asfixia la familia...
¡Oh,
qué asqueroso resulta
ver tres generaciones reunidas bajo un mismo
techo!
Es como un árbol viejo con retoños
y con algunas ramas
podridas y cayéndose.
Salid y desafiad la opinión,
Id contra este cautiverio vegetal de
la sangre.
Id contra todas las clases de manos muertas.
Versión de Javier
Calvo
Erat
Hora
"Gracias, venga lo que viniere" y volviéndose,
como un rayo de sol sobre flores colgantes
ensombrece cuando el viento las alza a un lado.
Me dejó. No, venga lo que viniere
Hubo una hora iluminada por el sol, y los más altos dioses
no pueden jactarse de nada mejor
que de haber contemplado a su paso esa hora.
Francesca
Saliste de la noche
Con flores en las manos.
Vas a salir ahora del tumulto del mundo,
De la babel de lenguas
que te nombra.
Yo que te vi rodeada de hechos primordiales,
Monté en cólera
cuando te mencionaron
En oscuros callejones.
¡Cómo me gustaría que una ola fresca
cubriera mi mente
Que el mundo se trocara en hoja seca,
O en un vilano al viento,
Para que yo pudiera encontrarte de nuevo
Sola!
Imagen de D' Orleans
Esos jóvenes que cabalgan por la calle
en la rutilante estación que
empieza
clavan las espuelas sin razón alguna,
haciendo saltar a
sus corceles.
Y al paso que van,
las pezuñas herradas de sus caballos
hacen
saltar chispas de los adoquines de la calle
en la rutilante estación
que empieza.
Versión de Javier
Calvo
La mujer del mercader del río: una carta
Cuando yo
todavía llevaba el pelo cortado sobre la frente
jugaba en el portal
delantero, recogiendo flores.
Tú viniste con zancos de madera jugando
a los caballos,
caminaste junto a mi asiento, jugando con ciruelas
azules
y seguimos viviendo en el pueblo de Chokan:
dos niños, sin
aversión ni sospecha.
Con catorce años me casé con vos, mi señor.
Nunca me reía porque
era tímida.
Bajaba la cabeza y miraba a la pared.
Aunque me
llamaran mil veces, nunca volvía la cabeza.
Con quince años dejé de fruncir el ceño,
deseaba que mi polvo se
mezclara con el tuyo
para siempre y para siempre y para siempre.
¿Para qué seguir vigilando?
Te fuiste
cuando yo tenía dieciseis años,
te fuiste a la lejana Ku-to-yen,
junto al río de los remolinos,
y has estado fuera cinco meses.
Los
monos hacen un ruido muy triste por ahí arriba.
Cuando te fuiste
arrastrabas los pies.
En el portal ahora ha crecido el musgo, musgos
distintos,
¡demasiado profundos para limpiarlos!
Los hojas caen
pronto este otoño, por culpa del viento.
Las mariposas emparejadas ya
amarillean en el agosto
sobre la hierba del jardín del oeste;
me
duelen. Me hago vieja.
Si has de venir por los vados del río Kiang,
por favor, házmelo saber de antemano
y yo saldré a recibirte,
iré hasta Cho-fu-sa.
Por Rihaku
Versión de Javier Calvo
La tumba de Akr Caar
"Yo soy tu alma, Nikoptis. He velado
Estos cinco milenios y tus ojos muertos
No se movieron ni nunca han respondido a mi deseo,
Y tus miembros ligeros, que atravesé en llamas,
No han ardido conmigo ni con azafranada cosa alguna.
Mira, la hierba leve se levantó para hacer tu almohada
Y te besó con una miríada de lenguas vegetales;
Mas tú no me besaste.
De tanto leerlo gasté el oro de la pared
Y fatigué mi pensamiento en los signos.
Y no hay nada nuevo en este sitio.
He sido amable. Mira, he dejado los cántaros sellados
Por si despertabas y murmurabas por tu vino.
Y he mantenido suaves las túnicas sobre tu cuerpo.
¡Oh despreocupado! ¡Cómo podría olvidar!
-Hasta el río hace tanto tiempo,
¿El río? Eras menos que joven
Y tres almas vinieron sobre Ti
Y yo vine.
Y volé sobre ti, las hice huir;
He sido íntima contigo, te he conocido.
¿Acaso no he tocado tus palmas y las puntas de tus dedos?
¿Acaso no me he deslizado a través tuyo hasta los talones?
¿Cómo entré? ¿Acaso no soy yo tú y Tú?
Y ningún sol viene a socorrerme en este lugar
Y estoy desgarrada contra la oscuridad tenebrosa;
Y ninguna luz me golpea y no dices
Palabra, día tras día.
¡Oh! podría salir, a pesar de las marcas
Y toda su hábil labor sobre la puerta,
Salir a través de los campos de verde cristal...
Mas hay
quietud aquí.
No me voy.""
Versión
de Marcelo Covian
La zambullida
Querría bañarme en extrañeza:
estas comodidades amontonadas encima de mí,
me asfixian!
¡Me quemo, ardo en deseos de algo nuevo,
amigos nuevos, caras nuevas y lugares!
Oh, estar lejos de todo esto,
esto que es todo lo que quise...salvo lo nuevo.
¡Y tú, amor, la que mucho, la que más he deseado!
¿Acaso no me repugnan todas las paredes,
las calles, las piedras,
todo el barro, la bruma, toda la niebla,
todas las clases de tráfico?
A ti, yo te querría
fluyendo encima de mí como el agua,
¡oh, pero fuera de aquí!
Hierba y praderas y colinas y sol
¡oh, suficiente sol!
¡Lejos y a solas, en medio de gente extraña!
Versión de Javier Calvo
Meditatio
Cuando considero cuidadosamente los curiosos hábitos de los perros
Estoy obligado a concluir
Que el hombre es un animal superior.
Cuando considero los curiosos hábitos del hombre,
Le confieso, mi amigo, que me sorprendo.
Versión
de Marcelo Covian
Portrait d'une femme
Vuestra
mente y Usted son nuestro mar del Sargasso,
Londres ha soplado sobre Usted esta veintena de años
Y barcos brillantes le han dejado esto o aquello en pago:
Ideas, viejas habladurías, sobrantes de todas layas,
Extraños mástiles del conocimiento y grises mercancías de valor.
Grandes hombres la han buscado -extrañando a otra.
Usted siempre ha sido segundona. ¿Trágico?
No. Usted lo prefirió a la cosa usual:
Un hombre apagado, aburrido y galante,
Una mente normal -con un pensamiento menos, cada año.
Oh, Usted ha sido paciente, la he visto sentada
Por horas, en donde algo debería haber flotado.
Y ahora Usted paga. Sí, ricamente paga.
Usted es una persona de algún interés, uno se acerca
Y se lleva extrañas semillas:
Trofeos rescatados, alguna curiosa sugerencia;
Hechos que no llevan a ninguna parte; un cuento o dos,
Preñadas de mandrágoras, o con alguna otra cosa
Que podría ser útil y sin embargo nunca lo es,
Que jamás encaja en un rincón o muestra utilidad,
O se encuentra su hora sobre el tejar de los días:
El trabajo deslustrado, cursi, maravilloso, viejo;
ídolos y ámbar gris y los raros embutidos,
Éstas son vuestras riquezas, vuestro gran depósito; y sin embargo,
Por todo este tesoro hundido en cosas momentáneas,
Excéntricas maderas casi empapadas y material nuevo y brillante:
En el lento flotador de luz diferente y profunda:
¡No! ¡No hay nada! Al fin y al cabo,
Nada es suficientemente vuestro.
Y sin embargo es Usted.
Versión
de Marcelo Covian
N.Y.
¡Ciudad mía, mi amor, blanca mía! ¡ah, esbelta,
óyeme! Óyeme y un
alma te infundirá mi soplo.
Suavemente en el caramillo, ¡escúchame!
Ciudad mía, mi amada,
eras una doncella todavía sin pechos,
esbelta como un caramillo de plata.
¡Ahora óyeme, escúchame¡
y un
alma con mi soplo te daré.
Versión de Javier
Calvo
Un pacto
Yo hago un pacto contigo, Walt Whitman.
Ya te he detestado lo suficiente.
Llego a ti como un niño crecido
Que ha tenido un padre testarudo;
Ya tengo edad para hacer amigos.
Fuiste tú el que partió la nueva leña,
Ahora es el tiempo de tallar.
Nosotros tenemos la raíz y la savia:
Que haya intercambio entre nosotros.
Versión de Marcelo
Covian
Zapatillas negras: Bellotti
En la mesa de más allá,
tras haberse quitado las zapatillas de
ante,
con los pies enfundados en medias blancas
y cuidadosamente
posados sobre una servilleta,
ella conversa:
«Connaissez-vous Ostende?».
La gorjeante dama italiana en la
otra punta del restaurante
replica con cierta altivez,
pero yo
espero pacientemente
a ver cómo Celestine vuelve a ponerse las
zapatillas.
Se las pone con un gemido.
Versión de Javier Calvo