"...Para ti sólo hay tiempo,
no hay palabras.
Y el tiempo es infinito ahora que te amo..."
"Mujer
pequeña"
Fernando
Botero
Reseña biografica
Poeta
colombiana nacida en Manizales en 1922.
Catedrática y periodista, ha
dedicado su vida a la literatura, sobresaliendo también como crítica
literaria.
De los libros que ha publicado hasta la fecha merecen
destacarse:«Sombra del amor», «Palabras de la Ausencia,
«Mis propias palabras», «Tiempo de vivir», «Campanario de lluvia», y «Los
poemas de Enero». ©
Agresiones
Al final del camino
Atardecer del sábado
Breve poema del encuentro
Campanario de lluvia
Clave mínima
El nombre de antes
Esta tarde
Exilio
Huella
Letras de arena
Lluvia de agosto
Luz de septiembre
Luz de tu presencia
Más que nunca
Para ti no hay palabras
Poema del amanecer
Raíz eterna
Siempre
¿Sola?
Tarde, flores y río
Tiempo definido
Todavía
Ultima llama
Yo te amo
AgresionesDefenderé
tu rostro
y tu nombre
de los años que se amontonan
como piedras
rotas.Defenderé
tu voz,
tus palabras,
de estos largos silencios
que pesan
sobre mis labios.Defenderé
tu luz
de esta sombra!
Al final del caminoSólo pido
tu rostro para el sueño.
Tu nombre dibujado
en los telones del
recuerdo.Me iré con
ellos lejos,
a la ciudad tranquila de los lirios,
de las campanas
y de las violetas.El tiempo
será largo como un río
y seguirá copiando el mismo cielo
eternamente.Y
eternamente clara, casi viva
tu sombra estará cerca.
Atardecer del sábado
Ha llovido en mis manos,
áspero sol, tu lenta quemadura,
tu fuego
repetido.
Ahora son más altas
las montañas azules,
más altas y
se alejan en perfiles
de cristal y de humo.
Los rumores del día
se pierden en la tarde.
La noche será larga.
A la orilla del sueño
veré pasar las horas,
silenciosas y cálidas.
Mañana
vendrán a
saludarme
los ladridos alegres
de mi perro.
Le diré que se
calle,
que es domingo.
No hay que ir al trabajo
ni al colegio.
Despertará la niña
cantando. Nos iremos
los tres. Hoy es domingo
y sale la familia de paseo.
y se me habrá olvidado
por la noche
la tristeza.
Breve poema del encuentroMe detengo
a la orilla de la tarde
y busco las palabras olvidadas.
Los
antiguos colores de la tierra,
la huella luminosa de los árboles.Estás
aquí. Sonríes a mi lado
bajo la rama azul que se deshace
en un
pequeño cielo caminante.
Otra rama -de oro- está en mi mano.Hablo
contigo como siempre. Cálidas,
amorosas, las sílabas desgranan
un
lento surtidor de agua tranquila
sobre el silencio de la piedra
blanca.
Campanario de lluvia Te buscaba
en la sombra. Lentamente surgía
tu mirada lejana, leve flor de
horizontes.
Era clara, serena....Con amor la sentía
transitar el
camino de mis ojos insomnes.No fue un
eco ni un sueño. Fue la brisa en al árbol
que me trajo tu acento con
perfume de savia
y creció por mis venas y se fue deslizando
con
temblor de caricias al llegar a mis manos.Nada
más....en la torre desgranó la campana
un rosario de tiempo claro,
fino y distante.
Como niebla de aroma se quedó entre mis labios
la
dulzura imposible de una frase: te amo.
Clave mínimaDéjame tu
recuerdo, el de esta hora.
No importa que te vayas.
Déjame este
recuerdo
de la última hora del alba.Estaba
azul el monte esa mañana
azul. Eras hermoso
y yo te amaba.
El nombre de antesNo es
fácil escribir
el nombre de antes.
Es como volver a un traje
antiguo,
unas flores, un libro,
un espejo, amarillos por los años.
Con aquel otro nombre
era como tener entre las manos
toda la luz
del aire.
Ahora vuelvo
a mi nombre de antes.
Mi nombre de
ceniza,
el que anduvo conmigo por el tiempo
y por las soledades.
Ahora estoy frente a mí, frente a mi nombre,
con la fría y terrible
sensación de regreso
que conocen los náufragos.
Pero escucho una
risa y unos alegres pasos.
Todo no se ha perdido.
Aquí estoy otra
vez, frente a la vida,
con el nombre de antes.
Esta tardeEsta tarde
todos miran la lluvia.Aquí hay
un árbol
y unas columnas blancas.
Donde va mi recuerdo
hay flores como espadas de amatista
y los
hombres caminan en silencio.
Aquí la lluvia lanza
cada vez más de
prisa
sus dedos transparentes
para ganar al sol la moneda del
tiempo.
Allá, donde tú olvidas,
no hay lluvia... sólo flores y un
mar verde.
ExilioMi patria
eran tus manos,
tu mirada,
el suave temblor de tus labios.Ya no
tengo tu hombro
para mi cabeza rendida.No tengo
nada.Veinte
años de exilio,
amor mío,
veinte años sin patria.
HuellaLa huella
de tu mano.
Apenas una gota
de rocío.
suave trazo
de luz
distante y pura
La huella
de tu mano.
Letras de arena
Háblame. Al fin y al
cabo
mis sueños están hechos de palabras.
Tus palabras.
Las que
nunca me has dicho y están vivas
con fuerza de memoria verdadera.
Vivas como en el fondo transparente
las estrellas marinas.
Como el
recuerdo tuyo que me sigue
y voy llevándolo.
Sin que lo aparte un
cielo distinto ni una ola,
ni siquiera la sombra de otro cuerpo.
Escucha....El mar enreda
sus dedos verdes en los arrecifes.
Es
como si tu voz estuviera buscándome
sin encontrarme y sin que yo la
encuentre.
Desde lejos
viene a azotarme el rostro tu silencio.
Lluvia de agostoOtra vez
tú me tiendes
tu lento cerco de diamantes.contigo
estaba escrito
el nombre del amor sobre la tierra.
contigo, lluvia
de la media noche,
tierna raíz de astros.Y caes
y me envuelves.
Eres música,
estás ciñéndome los pasos
y el
mundo se me pierde,
porque lo borras tú con la mano invisible
con
que cierras jazmines
y entreabres luciérnagas.
Luz de septiembreEn la luz
de septiembre
estoy buscándote.
Era una madrugada de campanas
que me ilumina todavía el alma.Todo el
amor del mundo
inundaba tus ojos.
Era un claro septiembre
de azahares.Tu mano,
firme y cálida,
en mi mano.
Tus labios en mi frente
¡y todo era
tan frágil!Como un
hilo de sol
entre la lluvia.
como el perfume
de una rosa blanca.Sobre mi
cobardía
y mi derrota
gira el mundo implacable.Te seguiré
buscando,
con el amor de siempre,
en mi septiembre
solitario.
Luz de tu presencia
¿Tú venías buscándome
desde playas y sierras?
¿Venías presintiéndome por todos los caminos?
¿Escuchabas mi voz en los ecos del viento
y tocabas mis manos en el
agua del río?
Me hallaste en una
tarde de soledad y música.
Suavemente llegabas con tu amor a mi vida.
Al fondo las montañas heridas por la lluvia
Y en medio de los muros
la lámpara encendida.
Yo entendí tu presencia
porque un fuego de angustia
destructor y quemante se apagó entre mis
venas.
Porque el agua invasora de una inmensa amargura
desplegó
hacia el olvido sus oscuras mareas.
Te di mi lejanía de
bruma y de silencio
-la tienes en tus manos como una flor de sombra-,
en cambio tú me has dado tu claridad sonora
que resucita muros en mis
ciudades rotas.
Más que nunca
Porque amarte es así de
dulce y hondo
como esta fiel serenidad del agua
que corre por la
acequia derramando
su amorosa ternura sobre el campo.
Te amo en este sitio de
campanas y árboles,
en esta brisa, en estos jazmines y estas dalias.
La vida y su belleza me llegan claramente
cuando pienso en tus ojos
bajo este cielo pálido.
Sobre la yerba limpia y
húmeda mis pisadas
no se oyen, no interrumpen el canto de los
pájaros.
Ya la niebla desciende con la luz de la tarde
y en tu
ausencia y mi angustia más que nunca te amo.
Para ti no hay palabrasPara ti no
hay palabras.
Hay sólo mudas páginas en blanco
y este lento caer
de las manos inútiles
que olvidaron y hallaron
letras
sueños
y árboles.Hubo
palabras antes.
Cuando el mar,
cuando el grito luminoso
de los
últimos faros.Para ti
sólo hay tiempo,
no hay palabras.
Y el tiempo es infinito
ahora
que te amo.
Poema del amanecerEs la hora
de las campanas,
cuando se cierran los abismos.Con la luz
de la madrugada
vuelven al mundo los caminos.Vuelve el
murmullo de los árboles,
el silencio de las espigas.Vuelven
las manos lentamente,
hacia las páginas del libro.Vuelve la
realidad perfecta
de tu presencia sin olvido.
Raíz eterna
Tú eres más que un
rostro,
más que un hermoso cuerpo.
Eres aquel murmullo del
río entre la lluvia,
aquella forma vaga del monte tras la niebla.
Profundamente asidos al
trémulo paisaje
del sitio de la vida donde habita el recuerdo.
Tú eres más que un
nombre.
Más que un paso en la tierra.
Te cerca un bosque
denso, de misteriosos árboles.
con pájaros errantes y canciones sin
término.
Te guarda entre sus
ramas de música, te encierra
lejos de la ceniza destructora del
tiempo.
En ti el amor humano,
de raíces eternas,
me ha entregado su clave profunda y verdadera.
Siempre
Siempre regresas.
Para ti no hay tiempo
ni tiene oscuros límites la tierra.
Siempre vuelves.
Y siempre
estoy aquí, esperando tus manos,
llenándome de sueños como de lluvia
un árbol.
No hay nada diferente. Todo es igual y puro
cuando
vuelves.
No han pasado los días ni he sufrido. Estoy sola,
con el
corazón limpio como una fuente nueva.
Tengo otra vez palabras y
caminos
y contigo regresan las brisa y las estrellas.
Regresan las
campanas y los pájaros,
me devuelves la música, el murmullo
de los
ríos lejanos,
la claridad del monte,
la perfecta verdad de que te
amo.
¿Sola?Tus ojos
vinieron a mirarme
en esta hora
oscura y áspera.
Yo me creía
sola
pero estabas aquí.
El amor
le arrancó tu mirada
a la muerte.
Tarde, flores y ríoAmor
mío...
Ruedan estas palabras
en mitad del estruendo
del agua.
Amor mío...
como antes
deja caer sus flores amarillas
el árbol,
nuestro árbol.Por la
orilla del río
camino lentamente,
buscándote.
Estás aquí. Lo sé.
He venido con la certeza de encontrarte
en
la huella de la luz
sobre la piedra,
en la canción lejana,
en
la torre encendida
de la tarde.Amor mío
distante.
Tiempo definido
Está bien que la vida
de vez en cuando
nos despoje de todo.
En la oscuridad los ojos aprenden
a ver
más claramente.
Cuando la soledad es el vacío intenso
del cuerpo y de las manos,
hay caminos abiertos hacia lo más
profundo
y hacia lo más distante.
En el silencio las amadas voces
renuevan dulcemente sus palabras
y los muros custodian el rumor
infinito
de los ausentes pasos.
Los labios que antes fueran
sitio de
amor en las calladas tardes
aprenden la grandeza
de la canción rebelde y angustiada.
Hay un viento en suspenso
sobre los altos árboles,
un repique de lluvia
sobre ruinas oscuras y humeantes,
un gesto en cada rostro
que
dice de amargura y vencimiento.
Sigue un lento caer de
horas inútiles,
desprendidas del tiempo,
y más allá de todo lo que formaba
el
círculo pequeñito del mundo,
"aquel mundo cerrado, con sus vagas
estrellas
y su bruma de sueño",
despierta inmensamente la herida voz del
hombre
poblador de la tierra.
Antes estaban lejos, casi desconocidos,
el combate y el trueno.
Ahora corre la sangre por los cauces
iguales
del odio y la esperanza,
sin que nada detenga la invasora
corriente
de las fuerzas eternas.
TodavíaTodavía
la frágil quemadura de una lágrima
borra la luz del árbol.Todavía
cerca del corazón se detiene la vida
cuando te nombra alguien.Todavía
rueda el mundo al vacío
desprendido y errante.Todavía
no encuentro las palabras
para decir la ausencia de tus manos.todavía
te amo.
Última llamaPor qué
lloras?Porque
anoche a mi lámpara
la apagó un viento amargo.Qué buscas
en la sombra?
La sombra de unas manos,
unas manos desnudas que se
alzan
contra vientos de fuego
y los enlazan
y retuercen sus
uñas malhirientes.
Unas manos que nacen
en el cauce del río de la
infancia
y crecen en los árboles
y vuelan con el ala de los
pájaros.Quién
apagó tu lámpara?No
importa.
Hoy he vuelto a encenderla
con la última llama.
Yo te amo
La sombra. Y el camino
interminable.
El vacío que imita la forma de tus brazos.
El
monótono ruido de la lluvia en el aire.
Con la espiga y la
estrella,
con la piedra y el árbol,
con todo lo que guarda la
verdad de la tierra
esta noche te amo.
Por lo que vive y
canta.
Por los campos arados.
Por la mano de un niño, por su
llanto,
por su eterno milagro.
Te amo porque amas el
sueño del futuro
y tiendes al espacio tu nombre como un arco.