
Apuro sediento tu tierno gemido, tu intimidad que me embriaga y ardiente, la lengua del dulce deseo, pasión cuyo vino no sacia...
Reseña biografica
Poeta austriaco nacido en Heerlen, Holanda, en 1931.
Hijo de un agricultor austríaco, tuvo una infancia marcada por la pobreza y la enfermedad,
superada gracias a los cuidados de su abuelo materno quien lo
condujo a cursar estudios secundarios en Salzburgo,
donde más tarde estudió violín, canto y musicología.
A partir de 1957 inició su fulgurante carrera literaria como narrador, poeta y dramaturgo,
situándose como uno de los mayores escritores contemporáneos.
Su obra poética consta de importantes publicaciones contenidas
en los siguientes títulos: "Así en la Tierra como en el Infierno"
en 1957, "In hora mortis" en 1958, "Bajo el
hierro de la luna" en 1958,
"Ave Virgilio" en 1959-60 y "Los locos. Los reclusos"
en 1962.
Obtuvo importantes galardones literarios, entre los que se destacan
el Premio Nacional Austriaco de Literatura en 1968, el
Premio Literario Internacional Mondell en 1983 y el Premio
Médicis en el año de 1988.
Falleció a la edad de cincuenta y ocho años en la ciudad de Gmunden,
el 12 de febrero de 1989. ©
Poemas de Thomas Bernhard:
De "Ave Virgilio" 1959-1960
Poemas de Ave Virgilio
I. Los invitados a la boda
Novia:
Novio:
II. Mañana de invierno
No es que sea incapaz de pronunciar tu nombre
En el
trigal:
Hostal Freumbichler
Cuatro
veces, cinco, cada vez con más insistencia:III. Duelo
Canto
primero:
Canto segundo:
Canto tercero:
Canto cuarto:
Canto quinto:
Escenarios de Verona:
IV. Tu muerte no es mi muerte
V: Octubre
En
el montón de escombros nada significa
Coral:
VI. Quién en esta ciudad
¿Quién en esta ciudad es
la mañana...
Otros
textos:
De "En
las alturas":
[...]los infelices: los miserables: no es un cuento de hadas...
[...]cuando uno corre un trecho, sin cuidarse del corazón...De "El
Doctor Glas" (fragmentos)
Poemas de "Ave Virgilio"
Versión de Miguel Sáenz
De "Ave Virgilio" 1959-1960
Ediciones Península, Barcelona 1988
"Ave
Virgilio fue escrito en los años 59 y 60 en Inglaterra, sobre todo en
Oxford, y en Sicilia, sobre todo
en Taormina. Me olvidé de él durante veinte años. Hubiera podido
destruirlo con otros poemas que volví
a encontrar de la época de mis treinta, pero la razón de publicarlo
ahora es que ese poema condensa, mejor
que ningún otro, el estado de ánimo en que me encontraba a finales de
los cincuenta y principios de los sesenta.
En aquella época, después de terminar en el Mozarteum, me ocupaban sobre
todo, además de mis estudios de
teatro, las obras de Eliot (The Waste Land) , Pound, Eluard, y también
César Vallejo y los españoles Rafael
Alberti y Jorge Guillén."
Thomas Bernhard 1981
I. Los invitados a la boda
Novia:
Nada más
que rostros muertos
y detrás
nada más que profesiones muertas
tiempo muerto y morir muerto
prados muertos, campos muertos
granjas muertas, vacas muertas
cerdos muertos, arroyos muertos
y en los arroyos
peces muertos
oraciones muertas, mujeres muertas
ciudades muertas, inviernos muertos
y detrás
saberes muertos y lamentos muertos
otoño muerto y primavera muerta
la locura muerta de mi alma muerta...
Novio:
Qué muertos son ésos sin mar,
qué preguntas, qué respuestas,
qué gentes...
Qué niños son ésos sin primavera,
qué discursos son ésos sin contenido,
qué situaciones sin salida son ésas, dime
qué perros desesperados son ésos...
Qué copos de nieve son ésos sin ojos,
qué tradiciones son .ésas,
qué palabras son ésas que no consuelan,
qué frío es ése...
Qué
mañanas son ésas sin cielo,
qué hombres son ésos sin mujeres,
qué mujeres son ésas sin hombres,
qué vacas son ésas sin leche,
qué iglesias son ésas sin sacerdotes...
Qué sueños son ésos sin muertos,
qué inviernos son ésos sin blanco,
qué tumbas son ésas, qué son...
qué gritos son ésos sin llantos...
A las tres de la mañana te despiertas...
enganchar de caballos,
rodar de toneles,
barren los restos del
piano destrozado...
Gruñidos de
cerdo...
sueño, sueño, sueño,
reírse, toser, vomitar, reírse,
una frase que ya
has oído
o leído en un libro... Cierran la puerta del
sótano,
dos caballos, siete
u ocho personas,
las voces de la otra orilla...
Zell... Calibán, el
posadero... Carcajadas...
Poco sitio, gritos, galopes ...
pronto estará el
trineo sobre el lago
helado,
pronto será sólo un
trazo sobre el lago,
pronto será sólo un
trazo negro en la
noche blanca...
* * * * *
II. Mañana de invierno
No es que
sea incapaz
de pronunciar tu nombre...
y aunque me lincharan en la plaza del pueblo,
me arrojaran a una fosa oscura
y escupieran en mi calavera
disputándose luego mi cola,
venerable padre,
acepta mis balbuceos,
di una palabra por mí,
pues ninguno de mis taberneros paternales
me regala un tonel,
ningún cerdo sus gruñidos...
Leyendas, invierno, superpoblaciones...
en el sueño las hojas salvajes de un lluvioso
otoño,
el temprano embrutecimiento de noches
apuradas,
relación de la nieve negra
con los jóvenes esposos...
Viento, aventar y verdad...
sobre la sombra del mundo.
la cama sin hacer,
los gritos de pájaros oscuros...
* * *
En el trigal:
Acaso no he pagado el precio de mi vida
antes de distinguir las tinieblas de las
tinieblas...
acaso no he evitado elogiar demasiado pronto la gloria
sombría de la noche...
Barcos, mis hermanos del horizonte,
habladme de mi madre...
...donde mi hermano estaba en la orilla,
donde mi hermana durmió a gusto
su engaño,
yo hablaba de verde manzana y de salvado de invierno,
rebuscaba en los bolsillos de mi
abrigo...
Difundía desde el púlpito salmos
absurdos,
sofocaba gritos de pájaros en el
sinsentrigo...
Dos mil años después de ti
descubrí yo las ciudades,
morí yo en la colina,
yo, cráneo calcinado del norte...
Recuerdo el relampaguear de todas las estrellas
que me dio el lenguaje de pueblos
extraños,
las letras de Virgilio, el hablar de mis
campesinos...
Dos mil años después de ti
estoy yo en el país, enfermizo,
ando en mis camas de diciembre...
* * *
Hostal Freumbichler
y luego:
¿Qué te
pertenece a ti de ese perder la vida
y cuál es en ese perder la vida mi parte?
No te soportaría sin saber,
tú o yo
o algún durmiente de mi nombre,
tú que me confundiste con otro,
que me despertaste en lugar de a otro,
tú que me excluiste de su vanidad,
tú que me inventaste, tú mi única
poesia...
* * *
Cuatro
veces, cinco, cada vez con más insistencia:
En esas casas bebí
mi cerveza...
en las conversaciones del aire,
en la frialdad de los pensamientos...
Ni uno solo de mis enterradores
me desenterró
mis tempranas desesperaciones...
Con el olor a quesería, el
sonido de los zuecos
soy, sin motivo,
el polvo de los huesos de
mis
endeudados vecinos...
Sigue, sigue en silencio,
apártate de sus
entierros...
los cansancios sin sentido,
las largas noches en el
molino de las recriminaciones...
sigue, sigue,
no necesitas ningún
juez...
sigue...
* * * * *
III. Duelo
Canto primero:
Se trata de purificar todos nuestros sentimientos,
sacados de los periódicos y de las callejas,
sacados de los conciertos
y de las vísperas,
se trata de purificar nuestro despertar,
se trata de todos los buenos propósitos
y en contra de todas las desesperaciones,
se trata de la yuxtaposición de dos
sinsentidos...
no se trata de esta ciudad ni de otras
ciudades,
no se trata de esta Tierra ni de otra
Tierra,
no se trata de mañana ni de
pasado mañana,
no se trata de todo lo que existe ni de lo que
no existe,
se trata sólo de nosotros dos...
* * *
Canto segundo:
Dónde diablos estás, si no estás
en estas espigas, en esta humillación,
si no estás cerca de mí, entonces en parte alguna
no oíste por qué dije que No,
no oíste mi oración fúnebre,
que nada tenía que ver con compasión,
sólo con nuestros difuntos padres...
Dónde diablos estás, para que pueda ir ahí
y adivinarte...
Pero mi muerte es más definitiva que tu muerte,
eso quiero decírtelo...
* * *
Canto tercero:
Invierno, me avergonzaba de mi lengua,
llamaba, llamaba,
sin eco era un árbol desecado
sin raíces...
preguntaba a los bosques,
me pudría con los guerreros descompuestos
hasta las sienes, ya no vivía
una vida al margen de la vida...
No mencionaba la palabra de Dios,
despertaba al batracio y a la
perdiz
al gordo faisán y a las hambrientas cornejas
con mi lamento...
* * *
Canto cuarto:
Palabras buscan palabras, emigran
de boca en boca...
... y en tus ciudades
y en tus tinieblas
y en tu palabra silenciosa...
nada...
llevan duelo, sostienen
las conversaciones de otras palabras
en libros abiertos sin palabras...
* * *
Canto quinto:
Contemplaba el mar sin ningún destino,
poseído por la idea de la inmortalidad,
por la silenciosa recaída en el desierto de la
juventud...
Dondequiera que llores
estaré yo...
exactamente ese día
mil años
y mil años después
y siempre
contigo
en tu llanto,
y muchos
te mueren
y muchos
que tú lloras
y siempre...
dondequiera que llores
estaré yo...
* * *
Escenarios de Verona:
Figuras
susurrantes te cubrieron
de tinieblas,
rompieron cadenas, donde tú estabas,
te azotaron
con azotes de pájaros...
Monumento de tedio en las colinas heladas,
los días se
levantan negros
y tú en tu hambre.
* * *
Al final de la tumba escuché
tu voz
en la protesta de la corneja,
con viles mentiras
te até
a las orillas del río...
* * *
¿Pues quién
escribió antes que yo
que nadie vivió antes que tú
y nadie
murió,
y nadie estuvo en mí,
quién escribió
antes que yo
que la primavera era invierno
y el invierno
primavera,
quién escribió
antes que yo:
ésos eran nuestros nombres:
un verde negro,
un rojo mate,
quién escribió
antes que yo
cómo entraba en las frías tumbas
el viento frío y la
muerte fría?
* * *
tú en tu sombra,
tú en tu despertar,
tú en tu tiempo,
tú en tu gloria,
tú en tu palabra,
¡tú!
* * *
Sobrevivir
a las órdenes de la noche,
tú
te refugias en los libros,
a mí me retiene la tierra
con sus
pensamientos.
De "El Doctor Glas"
Editorial Seix Barral, S.A. Barcelona, 1967
Título original de la obra: "Doktor Glas"
Traducción de Gabriel Ferrater
Fragmentos:
13 de
julio
Tengo días
grises y momentos negros. No soy feliz.
A pesar de todo, no conozco a nadie con quien quisiera cambiarme;
el corazón se me encoge al imaginar que yo pudiera ser tal o tal otro de
mis conocidos.
No, no quisiera ser ninguna otra persona.
En mi primera juventud sufrí mucho por el hecho de ser feo, y en mi
abrasador deseo
de ser guapo me tenía por un monstruo de fealdad. Ahora sé que mi
aspecto es
más o menos el de todo el mundo. Lo cual tampoco me pone muy contento.
No me hago grandes ilusiones sobre mí mismo, ni en la cáscara ni en las
entrañas.
Pero no quisiera ser otra persona.
Queremos ser amados, a falta de esto admirados, a falta de esto temidos,
a falta de esto
odiados y despreciados. Queremos suscitar en los demás alguna especie de
sentimiento.
El alma aborrece el vacío, y quiere tener contactos a cualquier precio.
* * *
14 de agosto
Quisiera tener un amigo en quien confiar. Un amigo con quien
aconsejarme.
Pero no tengo a nadie, y si tuviera a alguien -de todos modos hay
límites a lo que uno
puede exigir de los amigos.
Siempre he sido bastante solitario. He acarreado mi soledad por entre la
multitud,
como el caracol su casa. Para algunos, la soledad no es una
circunstancia en que
han ido a dar, sino un rasgo del carácter. Y mi soledad me ha enseñado
una gran verdad:
ocurra lo que ocurra, tanto si las cosas salen bien como si salen mal,
mi «castigo» será
siempre la prisión perpetua en incomunicación.
* * *
Quién fue
el que dijo: «La vida es corta, pero las horas son largas».
Tenía que ser un matemático como Pascal, pero me parece que fue Fénelon.
Lástima que no fui yo.
* * *
4 de
setiembre.
Los días vienen y se van, y uno es igual que otro.
Y la inmoralidad sigue prosperando, a lo que veo. Hoy, para variar la
monotonía,
ha sido un hombre el que ha venido a pedirme que sacara de apuro a su
amiguita.
Hablaba de viejos recuerdos y del profesor Snuffe del Ladugaardsland.
Estuve incorruptible. Recité en su honor el juramento hipocrático. Le
impresionó tanto
que me ofreció doscientas coronas por adelantado y otras tantas post
facto, junto
con su inquebrantable amistad para toda la vida.
Resultaba casi conmovedor: no parecía ser rico.
Lo eché.
* * *
7 de
septiembre.
De
tiniebla en tiniebla.
Vida, no te comprend0. A veces siento un mareo en el alma, cuchicheos y
avisos y murmullos de que
me he extraviado. Lo he sentido hace un rato. Entonces he examinado el
expediente de mi proceso:
las hojas de diario mediante las cuales interrogo mis dos voces
interiores, la que quería y la que no quería.
Las he leído y releído, y no puedo menos de creer que la voz a la que
finalmente obedecí era la que tenía razón,
y la otra la que sonaba a hueco. La otra voz era tal vez la más
prudente, pero de escucharla habría perdido
todo respeto por mí mismo.
Y sin embargo... sin embargo...
He empezado a soñar en el pastor. Era de prever, claro, pero justamente
por esto me sorprende.
Creí que podría librarme de esa prueba, precisamente porque la tenía
prevista.
Comprendo
que al rey Herodes le disgustaran esos profetas que andan por ahí
resucitando los muertos.
Los tenía en gran estima por lo demás, pero reprobaba esa rama de sus
actividades...
Vida, no
te comprendo. Pero no digo que sea culpa tuya. En que yo sea un hijo
desnaturalizado me parece
más verosímil que el que tú seas una madre indigna.
Y al fin empieza a despuntar en mí cierto presentimiento: que lo
planeado no era que el hombre
comprenda la vida. Todo ese frenesí de explicar y comprender, toda esa
persecución de la verdad,
es tal vez un extravío. Bendecimos el sol porque nos separa de él la
distancia precisa que nos lo hace útil.
Unos pocos millones de millas más cerca o más lejos, y nos asaríamos o
helaríamos. ¿Y si con la verdad
pasara como con el sol?
El viejo mito finlandés dice: el que ve la cara del dios tiene que
morir.
Y Edipo. Resolvió el enigma de la esfinge y fue el más desgraciado de
los hombres.
¡No resuelvas enigmas! ¡No preguntes! ¡No pienses! El pensamiento es un
ácido que corroe.
Al principio crees que sólo va a corroer lo que está podrido y enfermo y
que es mejor amputar.
Pero el pensamiento piensa de otro modo: corroe ciegamente. Empieza por
la presa que le arrojas de mejor grado,
pero no creas que con ella se sacia. No para hasta devorar tu última y
más querida reserva.
Tal vez yo no hubiera debido pensar tanto; tal vez hubiera hecho mejor
prosiguiendo mis estudios.
«Las ciencias son útiles porque impiden que los hombres piensen». Un
hombre de ciencia lo dijo.
Más me hubiera valido tal vez vivir la vida, como dicen, o dar gusto al
gusano, como dicen también.
Mejor ir a esquiar y jugar al fútbol, hacer una vida sana y alegre, con
mujeres y niños. Mejor casarme y echar niños
al mundo, mejor hacer lo debido. Cosas así son agarres y soportes. Tal
vez ha sido también una tontería el no haberme
arrojado a la política y presentado a elecciones. También la patria nos
necesita. Bueno, para eso tal vez quede tiempo todavía ...
Primer mandamiento: no comprenderás demasiado.
Pero el que comprende este mandamiento, ése ya ha comprendido demasiado.
Me mareo, todo da vueltas a mi alrededor.
De tiniebla en tiniebla.
Editorial Seix Barral, S.A. Barcelona, 1967
Título original de la obra: "Doktor Glas"
Traducción de Gabriel Ferrater
Apuro sediento tu tierno gemido, tu intimidad que me embriaga y ardiente, la lengua del dulce deseo, pasión cuyo vino no sacia...