"...Porque en mí floreció tu
primavera;
porque tu otoño maduró mi espiga
que el invierno guarece y atempera..."
"Juanita"
Pietro
Annigoni
Reseña biografica
Poeta mexicano
nacido en 1904 y fallecido en 1974.
Realizó estudios de Derecho en
la Universidad Nacional de México, y posteriormente en la Facultad de
Filosofía
y Letras de la misma universidad, hizo sus estudios de Maestro en Lenguas.
Incursionó con éxito en múltiples ramas de la actividad intelectual como
cronista, ensayista, dramaturgo e historiador,
cultivando brillantemente la prosa ensayística y el teatro.
Su poesia
sorprende por la modernidad de sus recursos y sus temas y es fiel reflejo de
la frivolidad que el poeta
encontró en la historia reciente. ©
De "Veinte poemas" 1925:
Diluvio
El mar
Viaje
* * *
De "Nuevo amor" 1933:
Breve romance de la ausencia
Elegía
Glosa
incompleta en tres tiempos sobre un tema de amor
Nuevo amor:
1. La renovada muerte de la
noche
2. Tú, yo
mismo, seco como un viento derrotado
3. Este perfume
intenso de tu carne...
4. Junto a
tu cuerpo totalmente entregado al mío
5. Hoy no lució la
estrella de tus ojos
6. Al poema confío la
pena de perderte
Soneto
1955
* * *
De "Espejo" 1933:
Amor
Epifanía
El amigo ido
Florido
laude
La poesia
* * *Otros poemas:
El retorno
Esta flor en mis manos
Gracias, Señor
Mi vida es como un lago taciturno
No podemos abandonarnos X.V.
Piendo, mi amor, en ti todas las horas...
Tema de amor
De "Veinte poemas" 1925:
Diluvio
Espaciosa sala de baile
alma y cerebro
dos orquestas, dos,
baile de trajes,
las palabras iban entrando,
las vocales daban el brazo a las consonantes.
Señoritas acompañadas de caballeros
y tenían trajes de la Edad Media
y de muchísimo antes
y ladrillos cuneiformes
papiros, tablas,
gama, delta, ómicron,
peplos, vestes, togas, armaduras,
y las pieles bárbaras sobre las pieles ásperas
y el gran manto morado de la cuaresma
y el color de infierno de la vestidura de Dante
y todo el alfalfar Castellano,
las pelucas de muchas Julietas rubias
las cabezas de Iokanaanes y Marías Antonietas
sin corazón ni vientre
y el Príncipe Esplendor
vestido con briznas de brisa
y una princesa monosilábica
que no era ciertamente Madame Butterfly
y un negro elástico de goma
con ojos blancos como incrustaciones de marfil.
Danzaban todos en mí
cogidos de las manos frías
en un antiguo perfume apagado
tenían todos trajes diversos
y distintas fechas
y hablaban lenguas diferentes.
Y yo lloré inconsolablemente
porque en mi gran sala de baile
estaban todas las vidas
de todos los rumbos
bailando la danza de todos los siglos
y era, sin embargo, tan triste
esta mascarada!
Entonces prendí fuego a mi corazón
y las vocales y las consonantes
flamearon un segundo su penacho
y era lástima ver el turbante del gran Visir
tronar los rubíes como castañas
y aquellos preciosos trajes Watteau
y todo el estrado Queen Victoria
de damas con altos peinados.
También debo decir
que se incendiaron todas las monjas
B.C. y C.O.D.
y que muchos héroes esperaron
estoicamente la muerte
y otros bebían sus sortijas envenenadas.
Y duró mucho el incendio
mas vi al fin en mi corazón únicamente
el confeti de todas las cenizas
y al removerlo
encontré
una criatura sin nombre
enteramente, enteramente desnuda,
sin edad, muda, eterna,
y ¡oh! nunca, nunca sabrá que existen las parras
y las manzanas se han trasladado a California
y ella no sabrá nunca que hay trenes!
Se ha clausurado mi sala de baile
mi corazón no tiene ya la música de todas
las playas
de hoy más tendrá el silencio de todos los siglos.* * *
El mar
Post natal total inmersión
para la ahijada de Colón
con un tobillo en Patagonia
y un masajista en Nueva York.
(Su apendicitis
abrió el canal de Panamá.)
Caballeriza para el mar continentófago
doncellez del agua playera
frente a la Luna llena.
Cangrejos y tortugas
para los ejemplares moralistas;
langostas para los gastrónomos.
Santa Elena de Poseidón
y garage de las sirenas.
¡Hígado de bacalao
calamares de su tinta!
Ejemplo de Biología
en que los peces grandes
no tienen más que bostezar
y dejar que los chicos vengan a sí.
(Al muy prepotente Guillermo el segundo
en la vieja guerra torpedo alemán.)
¡Oh mar, cuando no había
este lamentable progreso
y eran entre tus dedos los asirios
viruta de carpintería
y la cólera griega
te hacía fustigar con alfileres!
En tu piel la llaga romana
termocauterizó Cartago.
¡Cirugía de Arquímedes!
Baños, baños
por la Física y a los romanos.
Europa, raptada de toros,
buscaba caminos.
Tierra insuficiente
problemas para Galileo,
Newton, los Fisiócratas
y los agraristas.
¿No te estremeces al recuerdo
de las tres carabelas magas
que patinaron mudamente
la arena azul de tu desierto?
Nao de China
cofre de sándalo
hoy tus perfumes
son de Guerlain o de Coty
y el té es Lipton's.
Mar, viejecito, ya no juegas
a los naufragios con Eolo
desde que hay aire líquido
Agua y Aire Gratis.
Las velas
hoy son banderas de colores
y los transatlánticos
planchan tu superficie
y separan a fuerza tus cabellos.
Los buzos
te ponen inyecciones intravenosas
y los submarinos
hurtan el privilegio de Jonás.
Hasta el sol
se ha vuelto capataz de tu trabajo
y todo el día derrite
tu vergüenza y tu agotamiento.
Las gaviotas contrabandistas
son espías o son aeroplanos
y si el buque se hunde
-sin que tú intervengas-
todo el mundo se salva en andaderas...
¡Oh mar, ya que no puedes
hacer un sindicato de océanos
ni usar la huelga general,
arma los batallones de tus peces espadas,
vierte veneno en el salmón
y que tus peces sierras
incomuniquen los cables
y regálale a Nueva York
un tiburón de Troya
lleno de tus incógnitas venganzas!
Haz un diluvio Universal
que sepulte al monte Ararat,
y que tus sardinas futuras
coman cerebros fósiles
y corazones paleontológicos.
* * *
ViajeLos
nopales nos sacan la lengua
pero los maizales por estaturas
con su copetito mal rapado
y su cuaderno debajo del brazo
nos saludan con sus mangas rotas.
Los magueyes hacen gimnasia sueca
de quinientos en fondo
y el sol -policía secreto-
(tira la piedra y esconde la mano)
denuncia nuestra fuga ridícula
en la linterna mágica del prado.
A la noche nos vengaremos
encendiendo nuestros faroles
y echando por tierra los bosques.
Alguno que otro árbol
quiere dar clase de filología.
Las nubes inspectoras de monumentos
sacuden las maquetas de los montes.
¿Quién quiere jugar tenis con nopales y tunas
sobre la red de los telégrafos?
Tomaremos más tarde un baño ruso,
en el jacal perdido de la sierra
nos bastará un duchazo de arco iris
nos secaremos con algún stratus.
De "Veinte poemas" 1925
De
"Nuevo amor" 1933
Breve romance de la ausencia
Único amor, ya tan mío
que va sazonando el Tiempo:
¡qué bien nos sabe la ausencia
cuando
nos estorba el cuerpo!
Mis manos te han
olvidado
pero mis ojos te vieron
y cuando es amargo el mundo
para mirarte los cierro.
No quiero encontrarte
nunca,
que estás conmigo y no quiero
que despedace tu vida
lo
que fabrica mi sueño.
Como un día me la diste
viva tu imagen poseo,
que a diario lavan mis ojos
con lágrimas tu
recuerdo.
Otro se fue, que no tú,
amor que clama el silencio
si mis brazos y tu boca
con las
palabras partieron.
Otro es éste, que no
yo,
mudo, conforme y eterno
como este amor, ya tan mío
que irá
conmigo muriendo.
* * *
Elegía
Los que tenemos unas manos que no nos pertenecen,
grotescas para
la caricia, inútiles para el taller o la azada,
largas y fláccidas
como una flor privada de simiente
o como un reptil que entrega su
veneno
porque no tiene nada más que ofrecer.
Los que tenemos una
mirada culpable y amarga
por donde mira la muerte no lograda del
mundo
y fulge una sonrisa que se congela frente a las estatuas
desnudas
porque no podrá nunca cerrarse sobre los anillos de oro
ni entregarse como una antorcha sobre los horizontes del tiempo
en
una noche cuya aurora es solamente este mediodía
que nos flagela la
carne por instantes arrancados a la eternidad.
Los que hemos
rodado por los siglos como una roca desprendida del Génesis
sobre la
hierba o entre la maleza en desenfrenada carrera
para no detenemos
nunca ni volver a ser lo que fuimos
mientras los hombres van
trabajosamente ascendiendo
y brotan otras manos de sus manos para
torcer el rumbo de los vientos
o para tiernamente enlazarse.
Los que vestimos cuerpos como trajes envejecidos
a quienes basta el
hurto o la limosna de una migaja que es
todo el pan y la única hostia
hemos llegado al litoral de los siglos
que pesan sobre
nuestros corazones angustiados,
y no veremos nunca con nuestros ojos
limpios
otro día que este día en que toda la música del universo
se cifra en una voz que no escucha nadie entre las palabras vacías
en
el sueño sin agua ni palabras en la lengua de la arcilla y del humo.
* * *
Glosa incompleta en tres tiempos sobre un tema de amor
I
Dentro de estos cuatro muros
pretendí ocultar mi dicha:
Pero el fruto, pero el aire
¿cómo me los guardaría?
Hora mejor que pospuse,
camino que no elegí,
voces que eran para mí,
destino que no
dispuse;
¡cómo os volvisteis oscuros!
¡qué amargo vuestro sabor
cuando nos encerró mi amor
dentro de estos cuatro muros!
Entre tu aurora y mi
ocaso
el tiempo desparecía
y era nuestra y era mía
sangre, labio,
vino y vaso.
En perdurar se encapricha
mi sombra junto a tu luz
y bajo
negro capuz
pretendí ocultar mi dicha.
Pero el fruto, pero el
aire,
pero el Tiempo que no fluya,
pero la presencia tuya
fuerte, joven, dulce, grande;
sangre tuya en vena mía,
lazos a instantes maduros,
dentro
de estos cuatro muros
¿cómo me los guardaría?
II
Porque a pesar de todas
las pieles de becerro
una camisa es casi tanto como una página
llorar desesperadamente porque ocurrió lo que era de esperar.
Si no tiene remedio,
al principio era el único fin de mi
existencia,
las profesiones no son mas que hábitos
y ya nada es
posible desde aquella noche apellidada.
No me conoció cuando aparté
la máscara de mi rostro
yo no pedía más que su rumor
pero me daba
su compañía.
Se quitaba la noche y la muerte y se moría
yo me
ahogaba en la alberca de su gimnasia
yo envejecí definitivamente a su
lado
y mis ojos se cerraron ante los suyos.
Quise marcar las
fechas de su corazón,
pero no sé ruso
y la sábana era una estepa.
III
¡Apenas si te reconozco!
Si tu labio en el mío es como el mío mismo,
si ya tu mano estéril no
oprime ni rechaza
y eres como el azogue que da mi propia luz.
¡Ay
de mí que amaba tu fuerza
si la fuerza está toda en mi!
¡Ay de mí
que esperé la muerte
y que te la dí!
* * *
Nuevo amor
Thy bosom is endeared with all hearts
Which I by lacking have supposed dead...
1. La renovada
muerte de la noche
en la que ya no nos queda sino la breve luz de la
conciencia
y tendernos al lado de los libros
de donde las palabras
escaparon sin fuga, crucificadas en mi mano,
y en esta cripta de
familia
en la que existe en cada espejo y en cada sitio la evidencia del
crimen
y en cuyos roperos dejamos la crisálida de los adioses irremediables
con que hemos de embalsamar el futuro
y en los ahorcados que
penden de cada lámpara
y en el veneno de cada vaso que apuramos
y en esa silla
eléctrica en que hemos abandonado nuestros disfraces
para ocultarnos bajo los solitarios sudarios
mi corazón ya no
sabe sino marcar el paso
y dar vueltas como un tigre de circo
inmediato a una libertad
inasible.
Todos hemos ido llegando a nuestras tumbas
a buena hora, a la
hora debida,
en ambulancias de cómodo precio
o bien de suicidio natural y
premeditado.
Y yo no puedo seguir trazando un escenario perfecto
en que la
luna habría de jugar un papel importante
porque en estos momentos
hay trenes por encima de toda la tierra
que lanzan unos dolorosos suspiros
y que parten
y la luna no
tiene nada que ver
con las breves luciérnagas que nos vigilan
desde un azul cercano
y desconocido
lleno de estrellas poliglotas e innumerables.
2. Tú, yo
mismo, seco como un viento derrotado
que no pudo sino muy brevemente
sostener en sus brazos
una hoja que arrancó de los árboles
¿cómo será posible que nada te
conmueva
que no haya lluvia que te estruje ni sol que rinda tu fatiga?
Ser una transparencia sin objeto
sobre los lagos limpios de tus miradas
oh tempestad, diluvio de
hace ya mucho tiempo.
Si desde entonces busco tu imagen que era solamente mía
si en
mis manos estériles ahogué la última gota de tu sangre y mi lágrima
y si fue desde entonces indiferente el mundo e infinito el desierto
y cada nueva noche musgo para el recuerdo de tu abrazo
¿cómo en
el nuevo día tendré sino tu aliento,
sino tus brazos impalpables entre los míos?
Lloro como una madre
que ha reemplazado al hijo único muerto.
Lloro como la tierra que ha sentido dos veces germinar el fruto
perfecto y mismo.
Lloro porque eres tú para mi duelo
y ya te
pertenezco en el pasado.
3. Este perfume
intenso de tu carne no es nada más que el mundo que desplazan
y mueven los globos azules de tus ojos
y la tierra y los ríos azules de las venas que aprisionan tus
brazos.
Hay todas las redondas naranjas en tu beso de angustia
sacrificado al borde de un huerto en que la vida se suspendió
por todos los siglos de la mía.
Qué remoto era el aire infinito que
llenó nuestros pechos.
Te arranqué de la tierra por las raíces ebrias de tus manos
y te
he bebido todo, !oh fruto perfecto y delicioso!
Ya siempre cuando el sol palpe mi carne
he de sentir el rudo
contacto de la tuya
nacida de la frescura de una alba inesperada,
nutrida en la
caricia de tus ríos claros y puros como tu abrazo,
vuelta dulce en el viento que en las tardes
viene de las
montañas a tu aliento,
madurada en el sol de tus dieciocho años,
cálida para mí que la
esperaba.
4. Junto a tu cuerpo totalmente entregado al mío
junto a tus hombros
tersos de que nacen las rutas de tu abrazo,
de que nacen tu voz y tus miradas, claras y remotas,
sentí de
pronto el infinito vacío de su ausencia.
Si todos estos años que me
falta
como una planta trepadora que se coge del viento
he sentido que
llega o que regresa en cada contacto
y ávidamente rasgo todos los
días un mensaje que nada contiene sino una fecha
y su nombre se
agranda y vibra cada vez más profundamente
porque su voz no era más que para mí oído,
porque cegó miso ojos cuando apartó los suyos
y mi alma es como
un gran templo deshabitado.
Pero este cuerpo tuyo es un dios extraño
forjado en mis
recuerdos, reflejo de mí mismo,
suave de mi tersura, grande por mis deseos,
máscara,
estatua que he erigido a su memoria.
5. Hoy no lució la
estrella de tus ojos.
Náufrago de mí mismo, húmedo del brazo de las
ondas,
llego a la arena de tu cuerpo
en que mi propia voz nombra mi nombre,
en que todo es dorado y
azul como un día nuevo
y como las espigas herméticas, perfectas y calladas.
En ti mi
soledad se reconcilia
para pensar en ti. Toda ha mudado
el sereno calor de tus miradas
en fervorosa madurez mi vida.
Alga y espumas frágiles, mis
besos
cifran el universo en tus pestañas
-playa de desnudez, tierra alcanzada
que devuelve en miradas tus
estrellas.
¿A qué la flor perdida
que marchitó tu espera, que dispersó
el destino?
Mi ofrenda es toda tuya en la simiente
que secaron los rayos de
tus soles.
6. Al poema
confío la pena de perderte.
He de lavar mis ojos de los azules
tuyos,
faros que prolongaron mi naufragio.
He de coger mi vida desecha
entre tus manos,
leve girón de niebla
que el viento entre sus
alas efímeras dispersa.
Vuelva la noche a mí, muda y eterna,
del diálogo privada de soñarte,
indiferente a un día
que ha
de hallarnos ajenos y distantes.
* * *
Soneto
Este fácil soneto cotidiano
que mis insomnios nutre y desvanece,
sin objeto ni dádiva se ofrece
al nocturno sopor del sueño vano.
¡Inanimado lápiz que en mi mano
mis odios graba o mis ensueños
mece!
En tus concisas líneas aparece
la vida fácil, el camino
llano.
Extinguiré la luz. Y amanecida,
el diamante de ayer será al
leerte
una hoguera en cenizas consumida.
Y he de concluir, soneto, y contenerte
como destila el jugo de la
vida
la perfección serena de la muerte.
* * *
1955
Un año más sus pasos
apresura;
un año más nos une y nos separa;
un año más su término
declara
y un año más sus límites augura.
Un año más diluye su
amargura;
un año más sus dones nos depara;
un año más, que con
justicia avara
meció una cuna, abrió una sepultura.
¡Oh! dulce amigo, cuya
mano clara
en cifra de cariño y de ternura
la mía tantas veces
estrechara!
Un año más el vínculo
asegura
de su noble amistad, alta y preclara.
¡Dios se lo otorgue
lleno de ventura!
De "Nuevo amor" 1933
De "Espejo" 1933:
Amor
Amar es este tímido
silencio
cerca de ti, sin que lo sepas,
y recordar tu voz cuando te
marchas
y sentir el calor de tu saludo.
Amar es aguardarte
como si fueras parte del ocaso,
ni antes ni después, para que estemos solos
entre los juegos y
los cuentos
sobre la tierra seca.
Amar es percibir,
cuando te ausentas,
tu perfume en el aire que respiro,
y contemplar la estrella en
que te alejas
cuando cierro la puerta de la noche.
* * *
Epifanía
Un domingo
Epifanía no volvió más a la casa.
Yo sorprendí
conversaciones
en que contaban que un hombre se la había robado
y luego,
interrogando a las criadas,
averigüé que se la había llevado a un cuarto.
No supe nunca
dónde estaba ese cuarto
pero lo imaginé, frío, sin muebles,
con el piso de tierra húmeda
y una sola puerta a la calle.
Cuando yo pensaba en ese cuarto
no veía a nadie en él.
Epifanía volvió una tarde
y yo la
perseguí por el jardín
rogándole que me dijera qué le había hecho el
hombre
porque mi cuarto estaba vació
como una caja sin sorpresas.
Epifanía reía y corría
y al fin abrió la puerta
y dejó que
la calle entrara en el jardín.
* * *
El amigo ido
Me escribe Napoleón:
"El Colegio es muy grande,
nos levantamos muy temprano,
hablamos únicamente en inglés,
te mando un retrato del edificio..."
Ya no robaremos juntos dulces
de las alacenas, ni
escaparemos
hacia el río para ahogarnos a medias
y pescar sandías
sangrientas.
Ya voy a presentar sexto año;
después, según las
probabilidades,
aprenderé todo lo que se deba,
seré médico,
tendré
ambiciones, barba, pantalón largo...
Pero si tengo un hijo
haré que nadie nunca le enseñe nada.
Quiero que sea tan perezoso y feliz
como a mí no me dejaron mis padres
ni a mis padres mis abuelos
ni a mis abuelos Dios.
* * *
Florido laude
Lo menos que yo puedo
para darte las gracias porque existes
es conocer tu nombre y
repetirlo.
Si brotas de la tierra,
hostil de espinas, ávida de cielo,
en vigoroso impulso
y ofreces
un capullo a la caricia
leve del viento y cálida del día,
sé que
abrirás a la mañana bruja
tu perfección efímera en la Rosa.
Conozco tu perfume y tu
destino,
piel de doncella, hostia múltiple;
tu breve día, tu don.
Miro el momento
en que brindas tu lecho nupcial a las abejas;
o el
colibrí se pinta en tus colores
y desmayas tus pétalos de seda,
conchas del mar del aire en que naufraga
tu vida breve y tu perfume
rosa.
Yo repito tu nombre
cuando veo,
ave suntuosa y vegetal, tu nido
anclado en aquel árbol
que te nutre.
Las plumas de tus pétalos, Orquídea;
el silencio en
que cantan tus colores.
Y te busco en la
sombra;
bajo el ala del árbol que te oculta,
en los ramos redondos
en que entonas a coro tus azules, Hortensia.
Pero también te admiro
y te saludo
y repito tu nombre proletario
cuando tiendes,
Mastuerzo,
tus frágiles sombrillas, tus trémulas sombrillas
disciplinadas y redondas,
en que tiembla el rocío,
y atreves la sencilla
ofrenda de tus
conos amarillos
a la mano del niño que te inmola.
Y a ti, Cortina humilde
que abres el sol y cierras a la noche
tus sueños de trocarte en
Bugambilia;
y a ti, que en el violento
grito de tu amarillo
ostentas en colores, Mercadela,
el perfume negado a tu pobreza.
Y contemplo tu
rostro, Margarita,
tu cuello almidonado e impecable,
tu uniforme
escolar para la fiesta,
tu faz redonda, ingenua.
Saludo a tus hermanas
mayores en las Cinnias
que aprendieron ya el arte de maquillarse;
que copiaron su labio pintado a la Petunia
mientras tiende su beso
y asoma su coqueta esbeltez entre las turbas
del Cielo raso que la
rapta.
Miro cómo el Acanto
lanza la espiga erecta de tus torres
y cómo los Delfinios
yerguen,
música azul, sus campanarios.
¿Qué licor impalpable
brindan, alto
Alcatraz, tus copas blancas?
¿Qué cielo multiplicas, Agapanto,
cuando rindes la nuez de tu universo
desde el brazo tendido de tu
tallo?
Te miro, Platanillo,
cresta airosa de un gallo de alas verdes;
tan lleno de familia
que
no has podido ser una Gladiola,
y te resignas a tu sino
del
pariente más pobre de esa rica
dueña de tiendas, celofán y rasos.
Cerca está la Retama;
sus largos alfileres
capturan mariposas menudas y amarillas.
El
polen de sus alas prisioneras
cuelgan en uvas minúsculas la Mimosa
vecina.
Lo menos que yo puedo
para darte las gracias porque existes
oh, flor, milagro múltiple
es conocer tu nombre y repetirlo.
Danza el Geranio
inmóvil sus enaguas gitanas
en tiesto humilde.
Cuando llegue el
invierno;
cuando duerman las Dalias su gestación de piedra;
cuando
nieven los Lirios su cándido capullo;
cuando la Nochebuena despliegue
sus estrellas,
vestirán las azaleas trajes de bailarina
faldas de
leves tules y lánguidos pistilos.
Serán tu aristocracia, Geranio, las
Azaleas.
Yo te miro trepar, flor eminente;
Gloria o Jazmín, o Plúmbago,
que entregas
tu fino ramo pálido al viandante;
te miro Bugambilia,
anidar la morada de los hombres
cual si
los invitaras a ser pájaros;
te miro, Llamarada,
ungir de sol el muro y las ventanas;
y si un perfume de niñez me
invade
y condensa la tarde en su dulzura,
sé que tú has de estar cerca,
Madreselva.
Te admiro dura y rala, hostil y gloriosa,
seca y amarga y vívida
como la recia planta que decoras
cuando estallas tu rojo en la
Biznaga
que coronas minúscula de estrellas;
cuando del Nopalillo
que serpea
entre rocas de lava congelada,
brotas como una estrella
de alabastro
o sangras como herida de la piedra.
No me olvides, me
grita el Nomeolvides
que recoge virutas siderales
en el prado en
que juegan las Juanitas
y cuidan engolados Pensamientos;
en el
alegre prado
en que embisten la clara pirotecnia
de su organdí
corriente, los Perritos;
en que los Alhelíes,
ebrios de aroma,
pintan su sonrisa
roja, blanca y morada
y donde las Violetas,
como cuadra a su fama,
doblan el cuello y hurtan su modestia.
Y yo te miro, flor, tender el vuelo
y posarte en los árboles; te
miro
arder en la pasión del Flamboyán
que incendia el día de
Mérida.
Y cubrir con tu velo de crepúsculo triste
la Jacaranda de
Guadalajara
que inmola alfombras tenues a los pasos románticos.
Te
miro, Flor de mayo, Jacalasúchili,
redimir la pobreza de tus troncos
con una geometría perfumada y perfecta;
te miro, Cempasúchil,
flor
de los muertos y de los pobres,
enriquecer y resucitar a mi raza.
Y te aspiro, Gardenia,
Jazmín, huele de noche. Estrella de día;
Heliotropo, Azucena, Nardo;
porque eres forma, color y perfume;
porque eres, flor, la esencia de la vida,
la juventud del mundo, la
belleza del aire,
la música cifrada del orbe;
porque eres frágil,
breve, delicada.
y corres a la muerte que te inmola y consagra, y
eterniza.
Lo menos que yo puedo
para darle las gracias porque existes
para alabar a Dios que te ha creado,
¡oh, flor, milagro
múltiple!
es conocer tu nombre y repetirlo
en una letanía de
colores
y en una sinfonía de perfumes.
* * *
La poesia
Para escribir poemas,
para ser un poeta de vida apasionada y
romantica
cuyos libros están en las manos de todos
y de quien
hacen libros y publican retratos los periódicos,
es necesario decir
las cosas que leo,
esas del corazón, de la mujer y del paisaje,
del amor fracasado y de la vida dolorosa,
en versos perfectamente
medidos,
sin asonancias en el mismo verso,
con metáforas nuevas y
brillantes.
La música del verso embriaga
y si uno sabe referir rotundamente
su inspiración
arrancará las lágrimas del auditorio,
le comunicará
sus emociones recónditas
y será coronado en certámenes y concursos.
Yo puedo hacer versos perfectos,
medirlos y evitar sus
asonancias,
poemas que conmuevan a quien los lea
y que les hagan
exclamar: "¡Que niño tan inteligente!"
Yo les diré entonces
que los he escrito desde que tenía once
años:
No he de decirles nunca
que no he hecho sino darles la clase
que he aprendido
de todos los poetas.
Tendré una habilidad de histrión
para hacerles creer que me
conmueve lo que a ellos.
Pero en mi lecho, solo, dulcemente,
sin
recuerdos, sin voz,
siento que la poesia no ha salido de mí.
De "Espejo" 1933
Otros poemas:
El retorno
Vieja alameda triste en
que el árbol medita,
en que la nube azul contagia su quebranto
y
en que el rosal se inclina al viento que dormita:
te traigo mi dolor
y te ofrezco mi llanto.
He vuelto. Soy el
mismo. La misma sed que me aqueja
y embelesa mi oído idéntica
canción,
y soy aquel que ama el minuto que deja
un poco más de
llanto dentro del corazón.
He vuelto. A tu
silencio otoñal, he buscado
vanamente mis huellas entre todas las
huellas,
y mi ilusión es una hoja muerta de aquellas
que
estremecía el viento y que el sol ha dorado.
Y mientras quiero acaso
recomenzar la senda
y un mal irremediable consume los destellos
del sol, vieja alameda, y te guardo mi ofrenda,
tú contemplas mis
ojos y miras mis cabellos.
Esta flor en mis manos, repentina...
Esta flor en mis manos,
repentina
alba en mi noche estrellada
de mi sueño nacida
¿me
atreveré a tocarla?
¿mereceré siquiera profanar con mis ojos
la
luz que la revela?
El aire desolado de la espera vacía,
el aire en que no estaba
¡respiré tantos años!
El agua que era muerta y clara y muda,
el
agua quieta y dócil, resignada,
humedece su imagen luminosa.
A su
labio asomada
-¿por qué milagro?- el agua se quema en su homenaje.
Estatua derruida
en cenizas la brasa consumida
con la arcilla
de ayer formó su vida.
¿Qué sino a u fulgor puede mi noche
atesorar, atónita, el sueño
redivivo?
¿Qué voz hallar, qué grito,
qué jubiloso y asombrado
canto
saludará su aurora?
Tiendo hacia ti mis manos de mendigo.
Gracias, Señor, porque me diste un año (1961)
Gracias, Señor, porque me diste un año
en que abrir a tu luz mis ojos ciegos;
gracias porque la fragua de tus fuegos
templó en acero el corazón de estaño.
Gracias por la ventura y por el daño
por la espina y la flor; porque tus ruegos
redujeron mis pasos andariegos
a la dulce quietud de tu rebaño.
Porque en mí floreció tu primavera;
porque tu otoño maduró mi espiga
que el invierno guarece y atempera.
Y porque, entre tus dones, me bendiga
-compendio de tu amor- la duradera
felicidad de una sonrisa amiga.
Mi vida es como un lago
taciturno...
Mi vida es como un lago
taciturno.
Si una nube lejana me saluda,
si hay un ave que canta,
si una muda
y recóndita brisa
inmola el desaliento de las rosas,
si hay un rubor de sangre en la imprecisa
hora crepuscular,
yo me
conturbo y tiendo mi sonrisa.
¡Mi vida es como un
lago taciturno!
Yo he sabido formar, gota por gota,
mi fondo azul
de ver el Universo.
Cada nuevo rumor me dio su nota,
cada matiz
diverso
me dio su ritmo y me enseñó su verso.
Mi vida es como un
lago taciturno...
No podemos abandonarnos X.V.
No podemos
abandonarnos,
nos aburrimos mucho juntos,
tenemos la misma edad,
gustos
semejantes,
opiniones diversas por sistema.
Muchas horas, juntos,
apenas nos oíamos respirar
rumiando la misma paradoja
o a
veces nos arrebatábamos
la propia nota inexpresada
de la misma canción.
Ninguno de los dos,
empero,
aceptaría los dudosos honores
del proselitismo.
Pienso, mi amor, en ti todas las horas...
Pienso, mi amor, en
ti todas las horas
del insomnio tenaz en que me abraso;
quiero tus
ojos, busco tu regazo
y escucho tus palabras seductoras.
Digo tu nombre en sílabas sonoras,
oigo el marcial acento de tu
paso,
te abro mi pecho -y el falaz abrazo
humedece en mis ojos las
auroras.
Está mi lecho lánguido y sombrío
porque me faltas tú, sol de mi
antojo,
Angel por cuyo beso desvarío.
Miro la vida con mortal enojo,
y todo esto me pasa, dueño mío,
porque hace una semana que no cojo.
Tema de amor
Dentro de estos cuatro
muros
pretendí ocultar mi dicha:
Pero el fruto, pero el aire
¿cómo
me los guardaría?
Hora mejor que pospuse,
voces que eran para mí,
camino que
no elegí
destino que no dispuse;
!cómo os volvisteis oscuros!
!qué
amargo vuestro sabor
cuando nos encerró mi amor
dentro de estos cuatro muros!
Entre tu aurora y mi
ocaso
el Tiempo desaparecía
y era nuestra y era mía
sangre, labio,
vino y vaso.
En perdurar se
encapricha
mi sombra junto a tu luz
y bajo negro capuz
pretendí ocultar
mi dicha.
Pero el fruto, pero el
aire,
pero el Tiempo que no fluya,
pero la presencia tuya
fuerte,
joven, dulce, grande;
sangre tuya en vena mía,
lazos a instantes maduros,
dentro
de estos cuatro muros
cómo me los guardaría?